Pasaron 200 días desde que Tom Nook me ofreció un pasaje de ida a una isla misteriosa, en la que podría empezar una nueva vida. Si hiciste la cuenta, vas a notar que se lanzó el 20 de marzo: el mismo día que se declaró el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio para toda la Argentina.
Me gustaría hacer un repaso sobre los updates que tuvo este juego, y también algo más importante: contarte cómo es la vida en la isla, que supo ser refugio en tiempos convulsionados. Porque claro, en mi análisis ya te conté cuáles eran mis impresiones sobre esta obra que ya es parte de mi corazón.
Al inicio del juego arrancamos con una deuda, y un celular con aplicaciones que nos regala Tom Nook. En este celular, podemos ver el catálogo de “recetas DIY”, la “capturapedia” y demás. Conseguir bayas (la moneda del juego) se vuelve más fácil a medida que pasan los días, y obtenemos más recursos. La deuda que al principio parecía impagable, hoy es un vuelto.
Para que no te acomodes mucho, este mapache no pierde el tiempo y sube la apuesta: ni bien saldemos la hipoteca inicial, ofrece un cuarto extra, y un sótano y un segundo piso con precios cada vez más altos… Sólo un pobre propietario buscando rentabilidad.
Desde el celular podremos consultar el catálogo de insectos y peces que vayamos atrapando. Esto es muy útil para tener en cuenta cuáles tenemos y cuáles no, y donarlos al museo local. El tema es que estas criaturas no están disponibles 24/7. Muchas tienen horarios específicos de captura, e incluso meses específicos. Así que si se te pasó septiembre y no llegaste a atrapar ESE pez… a esperar al año que viene.
Una vez que logramos esa captura, debemos ir hacia el museo para entregarla a Sócrates, un adorable búho que agita sus plumas de emoción cada vez que ve algo nuevo (a menos que sea un insecto).
Pero no estamos sólos en esta isla. Para acompañarnos, arrancamos con dos vecinos, y a medida que vayamos creciendo se añadirán nuevos hasta llegar a 8. Cada uno de estos animalitos tiene su propia personalidad y gustos. Pueden ser diurnos o nocturnos, disfrutar de helados o mirar al océano al atardecer. También amigarse o pelearse entre ellos por chismosos que son. Realmente me encariñe con varios, y me dolió un poquito cada vez que alguno me dijo “quiero irme a explorar otros horizontes”. Si hay voluntad, podemos llegar a cultivar una bella amistad con cada uno.
Por otra parte, cuando no te cae bien alguno de esos personajes puede tardar mucho tiempo en irse. En mi caso, arranqué mi isla con una rana violeta que me cayó mal de entrada. Hice de todo: la encerré en su casa, bloqueando el paso para moverse. La golpeaba en la cabeza con la red hasta que se puso roja del enojo. Le regalaba basura para fastidiarla, y entraba a su casa sin saludarla. Parecía determinada a quedarse en la isla para siempre, hasta que un día ¡Por fin! Decidió irse (NdE: esperemos que los vecinos reales de Sol hayan tenido suerte).
En cambio, el otro primer isleño sigue hasta el día de hoy: Porcinio, un cerdito obsesionado con sus músculos. Es tan adorable como descarado, siempre dispuesto a invitarte a una maratón. Además, disfruta mucho de lucir por toda la isla los vestidos floreados que le regalo. Totalmente desprejuiciado.
Por ahora, decidí que iba a dejarlos ir sólo cuando me regalaran una foto de ellos mismos: prueba irrefutable de que nos habíamos vuelto mejores amigos antes de partir.
Las relaciones entre vecinos genera una bella experiencia de juego, ya que son útiles para encontrar las recetas de objetos. Puede ser que ellos mismos construyan algo y te compartan el conocimiento, o te regalen un objeto o prenda.
La isla tiene, además, un gran elenco de personajes especiales que vienen a visitar cada tanto. Casi todos los días viene algún comerciante a la plaza principal. Como CJ, uno de mis favoritos. Un castor hiper fanático de la pesca que ofrece desafíos para mejorar nuestra performance. También hace figuras de peces, y compra tu pesca a mejor precio que los Nook. Cada mañana que lo veo merodear por la isla, dejo todo lo que estoy haciendo y trato de capturar la mayor cantidad de peces posible.
Otro es Kamilo, un camaleón punk obsesionado con los insectos. Habla mucho para mi gusto, pero creo que es un incomprendido. También crea figuras y paga muy bien por capturas.
Totakeke, es otro habitué de la casa. Con su primer concierto en la isla, cierra “oficialmente” la campaña y pasan los créditos (ese primer sábado que ofreció su espectáculo, se me cayó alguna lagrimita). Es un perrito blanco cantor, que actúa en la plaza los sábados por la tarde. Se puede pedir canciones por título, por estado de ánimo o dejar en sus manos qué canciones tocar. Y coleccionar sus simples, por supuesto.
Pero no termina ahí. La realidad es que cuanto más investigas y charlas con otres jugadores, hay miles de posibilidades. Completar misiones, llenar inventarios, crear eventos particulares, llegar a la isla 5 estrellas, perseguir la codiciada rosa azul… El único límite es tu imaginación.
Las caras nuevas
El primer evento fue el “Bunny Day”, o pascuas. Hasta ahora el más decepcionante, ya que había taaaaanto por recolectar que dificultaba otras funcionalidades. No Tom, no quiero otro huevo rosa ¡necesito una piedra! Pero incluso dentro de ese update, fueron aprendiendo y lograron regular el spawn de elementos de festividad.
En ese mismo update, conocimos al primer visitante regular de la isla: Gandulio, un perezoso jardinero que por unas cuantas bayas nos vendía semillas de flores y arbustos que no crecieran naturalmente en nuestra isla.
También conocimos a Ladino, un zorrito chanta que nos vende piezas de arte. Para encontrarlo hay que ir al lugar más recóndito de la Isla, tras las rocas y lejos de la visión policial de Nook, en su pequeño barco a vapor. En un sótano oscuro y con música exótica de fondo, Ladino ofrece sus productos. Hay que ser muy cuidadoso con él, ya que la procedencia de su mercancía puede ser dudosa.
Su llegada, además de aumentar las denuncias por estafa, permite la apertura de una nueva sala en el museo: El ala de arte. Allí se puede coleccionar cuadros y estatuas de varias épocas y culturas.
A partir del primero de junio pudimos asistir a un nuevo evento: La boda. Durante esta semana se podía visitar la isla de Cayo Fauno, de un perrito fotógrafo. Allí, podíamos sacar diferentes fotos de una adorable pareja de llamas para su aniversario y obtener objetos de decoración relacionados.
Recién en julio pudimos ver un update con una nueva funcionalidad: el de verano. Si bien en esta región del globo estábamos en pleno invierno y ascenso de casos positivos, en otras latitudes empezaba a apretar el calor. Por eso este update trae la novedad de ponerse un traje de baño y nadar alrededor de la isla. Gracias a esta nueva funcionalidad podíamos empezar a capturar animales de la profundidad marina tales como crustáceos, algas, etc. Y al bucear y encontrar nuevas criaturas, pudimos conocer a Pascal, una adorable nutria que, a cambio de nuestros hallazgos de vieiras, nos regalaba una pieza de sabiduría (para construir objetos de sirenas) o una perla.
Es en la segunda ola de este update que pudimos vivir uno de los eventos más lindos en lo que va de la isla. El festival de verano. Con yukatas y bengalas, se podía disfrutar los domingos por la tarde con fuegos artificiales iluminando la isla. Este evento permitió a Canela salir por primera vez de la oficina municipal, a recolectar pedidos para fuegos artificiales personalizados.
Además apareció Luna (o Alakama, en la horrible “traducción” al español), un personaje que nos permite soñar. El concepto es que Luna “graba” una versión específica de la isla en un sueño, que se puede compartir con otros usuaries. Si tenemos el código de un sueño, podemos pasear por otras islas ( en un momento específico), saludar a sus habitantes e inspirar decoraciones para tu propia isla. Esta funcionalidad es ideal para poder conocer otras islas sin necesidad de que su dueño esté presente, y sin peligro de robo o vandalismo para el anfitrión.
Esto es algo que me sigue sorprendiendo, ya que en general la comunidad de AC es muy amigable, pero se han reportado casos de usuaries que entran a otras islas a robar ítems y rompen flores. Hay gente que sólo quiere ver el mundo arder.
La vida en la isla
Si bien se trata de un juego con estética y ambiente naíf, es mucho más profundo de lo que se podría imaginar. Animal Crossing puede ser inmensamente catártico.
La isla es un lugar para respirar en momentos que te enteras que un amigue o familiar le dio positivo el test. O cuando alguien que querés, te cuenta que se quedó sin trabajo. He leído notas de personas que hacen un sector o toda su isla “en memoria” de algún ser querido que ha fallecido. Y fue cuando me cayó la ficha: noté que en un rincón de mi isla, hay una tumba, rodeada de árboles de cerezo y flores violetas. Perdón abuela, no había árboles de mandarinas.
La modalidad social, se volvió significativa en este contexto de aislamiento. Por ejemplo, en un canal de YouTube el presentador hace entrevistas visitando islas. Como una a Dany Trejo. Si, Machete tiene una isla en Animal Crossing.
Otras cosas que me dio este juego fue un lugar para tener citas con mi esposo. Puede parecer tonto, pero fue una posibilidad que ambos pudiéramos “salir” un rato a pasear por la isla, acostarnos en una reposera en la playa, nadar y bucear juntos, pasear por el museo viendo mariposas de colores.
Para quien tenga imaginación de crear espacios, es un hermoso lugar de encuentro. Gracias a la posibilidad de modificar el terreno, cambiar los cursos de agua y crear desniveles se pueden crear diferentes ambientes dentro de la isla.
Para nuestro aniversario de casados, que fue hace menos de un mes, dediqué muchas horas a reformar la isla preparando una sorpresa. Pedí ayuda a una amiga (que la tiene mucho más clara que yo) para que me consiga objetos y decorar la isla. Mi objetivo: regalarle a mi esposo unas mini vacaciones por Japón. Construí un barrio y callecitas japonesas, para que se sienta de viaje por un rato. Conseguí ropas de príncipe y fuegos artificiales. Puedo decir que fue todo un éxito.
Y ahora, ¿qué hacemos?
Hace menos de una semana se habilitó el update de otoño, con novedades de Halloween.
Este update trae un montón de items nuevos relacionados a esa festividad. La posibilidad de aprender pintura corporal y cambiar el color de piel y ojos por colores más “tenebrosos”, diferentes disfraces, y comprar caramelos. Que serán muy útiles para el festival del 31 de octubre, día en el que nos visitará Jack (o Soponcio) el espíritu de Halloween.
Hay que tener en cuenta que sólo se puede comprar un caramelo por día, así que están más restringidos que la venta de divisa extranjera.
Además, en el hemisferio sur tuvimos la suerte de que el update de otoño coincidiera con la semana de la flor de Cerezo, ya que por estas latitudes es, en realidad, primavera. En el futuro próximo tendremos la actualización de noviembre, que incluye un reno y un pavo, para los eventos de “Acción de Gracias” y Navidad respectivamente.
Para terminar
Animal Crossing : New Horizons no está ni cerca de terminar, cada estación añade nuevos items, eventos, modalidades y personajes que hacen imprescindible una visita a la isla. Y muchas cosas que son necesarias para cumplir misiones son estacionales, de modo que habrá que darle la vuelta al año para poder completarlas. Es un juego a largo plazo.
Tiene detalles que me siguen molestando, como la imposibilidad de construir más de un ítem a la vez, o dejar de decir rimas tontas cada vez que atrapo un pez. Pero son nimiedades comparados con la riqueza de este juego.
Finalmente, no importa si pasó un día o varias semanas de la última visita. Los vecinos de Animal Crossing siempre van a estar ahí, esperándote, para cuando necesites un mimito al alma.