Bright Falls nuevamente se encuentra en el ojo de la tormenta, nuevamente extraños sucesos sobrenaturales invaden al pequeño pueblito que visitamos por última vez en el 2010. Han pasado 13 años desde que nos adentramos en la vida y obra de Alan Wake. También hace 13 años que sigue desaparecido, nadie sabe qué sucedió con él. Pero Saga Anderson, un agente del FBI, logra encontrarlo de pura casualidad mientras investiga la aparición, sin vida, de Nightingale en Cauldron Lake.
Con esta introducción de aproximadamente una hora, Alan Wake 2 no solo me puso los pelos de punta, sino que también demuestra como el excelente diseño sonoro y el increíble apartado gráfico lo convierten en una verdadera experiencia de terror Next Gen.
Cada paso que daba me ponía más tenso que el anterior, escuchar las voces de los enemigos sin saber dónde están, los flashes que unen a nuestros personajes con la Dark Presence, todo logra mantenerte tenso. Tan así, que más de una vez luego de terminar un capitulo me tenía que ir a hacer otra cosa porque me dolía todo el cuerpo, como si fuese yo quién estuviese viviendo todo esto.
Pero una nueva protagonista y un Bright Falls con una gran lavada de cara, no es lo único que nos presenta el nuevo título de Remedy (Control). También nos mostrará la nueva mecánica llamada Mind Place, una especie de abstracción con el mundo con las características particulares de ambos protagonistas.
Por ejemplo, el espacio de Saga funciona como el clásico cuarto del detective, en dónde posee toda la información de sus casos. Un pizarrón dónde iremos agregando las distintas pistas que vayamos encontrando a lo largo de la historia.
En algunas ocasiones nos servirán para ir avanzando con la trama, mientras que en otra simplemente nos sumarán información sobre el lore del juego. También tenemos revistas sobre las distintas armas que encontremos, que mediante ciertos puntos nos permitirán mejorarlas; el mapa de Bright Falls, donde podremos leer documentos, escuchar audios, ver publicidades; y, por último, un escritorio dónde armaremos los perfiles sobre los distintos personajes que nos iremos cruzando en el juego.
Luego tenemos el Mind Place de Alan, la vieja cabaña en la que quedó atrapado junto a un escritorio con su maquina de escribir, una radio y un pizarrón.
Este último es lo que más utilizaremos cada vez que juguemos con él, porque nos permitirá usar el poder de la escritura para cambiar ciertos aspectos del mapa, y así poder resolver distintos puzles o simplemente obtener más información sobre la narrativa. Es una mecánica que al principio me resultó copada, porque pensé que íbamos a poder tener mayor libertad sobre la misma, pero la realidad que no fue tan así. También podremos mejorar a nuestro personaje mediante un sistema de palabras que iremos encontrando a lo largo del mapa.
La segunda mecánica que suma Alan Wake 2, es la posibilidad de que nosotros decidamos con quién y cómo ir avanzando en la trama. A diferencia de Resident Evil 2 o The Last of Us: Parte II, donde se nos “obliga” a jugar de cierta manera para conocer la historia de nuestros personajes, acá somos nosotros quienes decidimos si queremos avanzar en la historia de Saga, en la historia de Alan, o si simplemente intercalar un capitulo con cada uno.
Porque si bien nuestros protagonistas están conectados, cada uno está tratando de comprender su historia. Con Saga Anderson descubriremos todos los recovecos de Bright Falls. Como qué tiene que ver el Culto del Árbol con la muerte de Nightingale, y con la aparición de Wake y el Dark Place.
Y con Alan recorreremos las profundidades del Dark Place, mientras intentamos descifrar qué paso con Alice, cómo llegamos a Bright Falls, y por qué no podemos escaparnos del Dark Presence.
Otra de las cosas que disfruté mucho de Alan Wake 2, y que me encantaría saber si esto lo vamos a ver en Control 2, es el universo compartido que creó Remedy. Vamos a ver muchas cuestiones relacionadas con el Federal Bureau of Control, FBC, cómo así también ver como en los distintos momentos del juego nos encontramos al queridísimo Ahti. Es más, el cambio de personajes entre Saga y Alan es justamente mediante el balde de agua del queridísimo conserje.
La versión que jugué fue la de PlayStation 5 y la verdad que corrió muy bien en todo momento. Usé siempre el modo calidad y la única vez que tuve un pequeño “tirón” es acomodando ítems. De lo más extraño, porque después me he enfrentado a varios enemigos a la vez y todo más que bien. A tal punto que jamás tuve que recurrir al modo rendimiento.
Bugs tuve uno solo, durante la introducción, que simplemente fue la desaparición temporal de Casey, el compañero del FBI de Saga e interpretado por Sam Lake, Director Creativo del estudio finlandés.

Quizás lo más flojo de la experiencia fue la falta de balance en la dificultad, muy sencilla en el Modo Historia y muy complicada en el Modo Normal. La diferencia es abismal, ya que en la dificultad base los enemigos son una esponja de balas, mientras que en el modo historia es un paseo. Un paseo terrorífico, pero un paseo al fin.
Por último, les recomiendo que lo jueguen con calma, revisando bien todo el mapa antes de continuar con una nueva intersección. Tanto Bright Falls como el Drak Place esconden muchos secretos y descubrirlos nos dará sus buenas recompensas. Además, sus puzzles suman a la narrativa de la historia.
De mi parte no me queda más que recomendarles que jueguen Alan Wake 2, porque realmente es una secuela encantadora.