Prólogo: “Simulador de Rappi, ahora en PC”
Como fanática fundamentalista completamente ciega a las críticas de los juegos del señor Kojima, el Death Stranding original fue una experiencia única y gratificante. Una mecánica de narrativa tan fuerte, que además involucró activamente en su historia el poder de la cooperación y la comunidad, me partió la cabeza al medio. Los fichines fueron colaborativos desde su origen. Tan solo hace unos días alguien me contaba que la única vez que pasó completo el House of the Dead fue cuando de pibito se unió a la partida de un flaco en un arcade. Ninguno de los dos se conocían, y sin embargo compartieron esa victoria eterna.
Sin ir más lejos, al probar la tan aclamada experiencia del Elden Ring, una de las cosas que más disfruté fueron los pequeños mensajes motivadores que algunos compañeros de aventura (o desgracia) dejaban al terminar peleas difíciles o derrotar jefes.
Death Stranding toma ese concepto y lo sube al máximo, y Death Stranding Director’s Cut agarra esa perilla, la rompe, y la reinventa. Tras su debut en PlayStation el año pasado, el 31 de marzo apareció en pantalla la esperada versión de PC, y si, me tomé mi tiempo para explorarla.
Pero no estamos aquí para hablar del argumento y gameplay de esta maravilla, ni de su mensaje solidario. Para eso existen dos artículos preciosos que acabo de dejar disponibles para su lectura y disfrute. Ahora vamos a hablar de las cosas que se pueden esperar, lo qué está bueno y no tan bueno cuando transitamos este viaje en la computadora.
Capítulo Uno: “Aspectos Técnicos”
Como aspecto principal vale la pena mencionar que el port está muy bien optimizado, pero no agrega nada a la versión de consola, excepto las colaboraciones con Half-Life y Cyberpunk que ya estaban presentes en la versión estándar. Contiene la historia expandida, los DLCs del original (cosméticos y de juego) e incluso el libro de arte. No considero esto un defecto ni mucho menos (ya les dije, Kojima es todo, amor y vida), pero es una anotación necesaria para mi siguiente declaración: No creo que haga falta o valga la pena comprarlo para los dos dispositivos, ya que las experiencias son increíblemente similares. Incluso al optar entre teclado o joystick, yo elegí seguir con el último.

Teniendo en cuenta el rendimiento, jugué en resolución 1080 y con gráficos en predeterminado y obtuve el mismo rendimiento que durante el original. Así que si están aprovechando de pasar de uno a otro, saben qué esperar en ese sentido. En ningún momento con esa configuración bajó de 60 fps, así que no se preocupen que hay Norman Reedus en cuero a todo detalle para rato. Como referencia para los Kojimans que estén leyendo esto, mi PC tiene un procesador AMD A10-7700K Radeon R7, 10 Compute Cores 4 C+6G, una placa de video AMD Radeon R9 380 Series y 16 GB de RAM.
Algo que sí me pareció un poco engorroso fue el método de importación de datos de partida desde el original al DC. Para hacerlo hay que tener el primero instalado en la PC desde la misma cuenta de Steam (si no, no funciona), seleccionar “cargar partida desde la versión anterior” y de ahí al arrancar uno tiene que encontrar un centro de distribución o base del mapa para realmente efectuar el pasaje de los datos.
Es un proceso bastante molesto, sobre todo si no tenías previamente instalado el juego estándar y tenés que volver a hacerlo para algo que toma dos segundos. En lo que terminé todo ese choclo podría haber visto UNA CINEMÁTICA CON MADS MIKKELSEN. Ni hablar de que la oportunidad de recuperar lo guardado se pierde al iniciar una partida nueva y reescribir lo anterior.

Por último quiero mencionar algunos detalles que me gustaron, como sus opciones de accesibilidad (tanto en dificultad como en posibilidad de agrandar el texto en pantalla, o su gran variedad de subtítulos), o el hecho de que cada artista de doblaje aparece en los créditos de su respectivo idioma. También noté que hay mucha menos colocación de productos. Díganle adiós a la lata de energizante que empieza con M. La producción no me deja decir el nombre (mentira, me hago la estrella).
Si fuera una terrible y sanguinaria emperadora romana mi veredicto final sería pulgar arriba. El Death Stranding Director’s Cut merece vivir, que suene la música de Hans Zimmer. Si ya lo tienen en consola porque son de esas personas dueñas del tesoro de la PS5 no es necesario adquirirlo, pero si jugaron al estándar y se están preguntando si vale la pena reencontrarse con este mundillo de Hideo, con este MUNDEO, podríamos decir, mi respuesta es SÍ, absolutamente, ponele play al video de 10 horas de “vos sabés que sí” de la entrevista de CFK con Gerardo Rozin.
Incluso si son nuevos en todo esto y quieren probar el juego, esta versión es muy recomendable. El port está excelente, la historia se amplía, hay nuevos cosméticos, formas de construcción, artilugios y mejoras que aumentan la posibilidades jugables y hacen, si se desea, la experiencia más sencilla. La música es un capítulo aparte. Escuchar esos temas mientras caminaba, hacía las entregas y exploraba, por más difícil que fuera, fue como encontrarme con esos amigazos que conservás desde el jardín de infantes. Te ves una vez al año, pero no pasa el tiempo.
Capítulo Dos: “La Cuerda y el Palo”
¿Qué significó para mí volver a este juego? Ahora que los nerds dejaron de leer, nos divertimos los intensos. O sea yo, que reflexiono todo. Y no tiene nada que ver con una tendencia a sobre pensar cada una de las cosas que consumo o una ansiedad tardíamente diagnosticada (o tal vez sí). La realidad es que disfruto del proceso de empatizar con el autor de una obra tan fantástica. Me pasó con Metal Gear, me pasa con este.
En ambas versiones, la aventura inicia con una frase que habla de “la cuerda y el palo” como las herramientas más antiguas de la humanidad. Una sirve para alejar y otra para conectar. Hideo Kojima viene adelantando los principios de su obra desde su anuncio. Es un fichín para usar la soga, no para matarte a garrotazos. Incluso hasta el día de hoy publica en sus redes sociales mensajes anti guerra con visuales del DS. El mensaje comunitario es clarísimo.
Pero estos juegos siempre suelen ir más allá. Es común que desborden a la metáfora inicial. La saga Metal Gear y su crítica a la sociedad militarizada, al concepto de servicio y a la guerra de unos pocos enviando a morir a unos muchos también escondía un profundo comentario sobre la soledad, la angustia, la salud mental y la masculinidad.
Death Stranding no sólo nos dice que la única manera de sobrevivir es conectando con otros, sino que invita a una reflexión aguda sobre la forma en que nos vamos conformando como seres sociales. Compara a las comunidades que forman lazos, con aquellas que se aíslan, sin perder oportunidad de tirarle un palito a Estados Unidos en el camino. Una sociedad que se cierra, que no entabla relaciones, nunca prospera. La cuerda siempre es mejor que el palo.
No confundan mis palabras con una posición meramente humanista. Creo absolutamente que el mensaje de este fichín no trata solo de conexión entre personas, sino espiritual. Trascender como especie a una que pueda coexistir con la naturaleza sin verla como un objeto, un recurso a explotar.
Tener la capacidad de encontrar gestos humanos en la tecnología, aprender a convivir con ella a la vez que aprendemos de nuestro pasado más primigenio y de nuestros muertos que siempre están ahí, recordándonos nuestros errores pero también nuestros aciertos. Ninguna imagen es casual en esta obra, y las lágrimas y la desnudez son prueba pertinente de esto.
Mucha gente resiente a Kojima por su “amor por la cultura norteamericana”, y aunque es cierto que suele presentarse como un aficionado de aquel cine y sus artistas, en sus obras se percibe una crítica honda y punzante a la sociedad y al concepto del sueño americano. Y cómo culparlo. En palabras del mismo Sam Porter Bridges “Hubo una vez una explosión, un bang que originó a la vida como la conocemos. Y luego, llegó la siguiente explosión.”
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