Una de las grandes discusiones en el desarrollo de videojuegos regional es la necesidad, o no, de una identidad latinoamericana. Lograr, a modo de bloque, un estilo que nos represente, tal cómo sucede con los nórdicos, los japoneses, los norteamericanos y los franceses, o continuar por el camino de una creatividad moldeada por las culturas dominantes. Y creo que el estudio Lienzo escogió un claro camino con Mulaka, y ahora lo profundizó aún más con Aztech Forgotten Gods.
El equipo mexicano, apenas formado por 10 personas, se propuso hacer un título de acción y plataformas ambientado en su propio país, pero en un futuro alternativo en el que nunca existió una colonización de América y el mundo azteca diagramó su propio camino.
Ese contexto nos da como resultado una ciudad llena de pirámides luminosas, autos voladores y tecnologías sustentables dirigidas por científicos muy emparentados con la tierra, lo que realmente podría haber pasado. ¿O tal vez esa elucubración siempre se trató de una idealización de nuestros antepasados? Nunca lo sabremos.
Aztech Forgotten Gods parte de toda esa base y la utiliza para contarnos una historia fantástica, en el sentido más literal de la palabra, en la que encarnaremos a la hija de una científica destacada que, tras investigar una energía milenaria, da con un artefacto que la contiene y manipula a la perfección: ¡un puño gigante! Y como protagonistas, para conveniencia de la trama, lo dominaremos para pelear, volar y explorar el mundo y sus diferentes escenarios.
Todo eso acompañados por una voz en off, oculta en nuestra mente al mejor estilo Venom, que nos irá guiando por el camino mientras nos libera información de la trama y sus misterios en cómodas cuotas. ¿Los colosales Dioses de la mitología azteca son realmente Dioses o, simplemente, seres extraterrestres que fueron resignificados con el pasar de las generaciones? ¿Por qué debemos detenerlos y por qué quieren destruirnos? Esas preguntas irán teniendo respuestas con el correr de la aventura y ese será el motivo principal que nos llevará a avanzar.
Porque claro, el videojuego mexicano está repleto de buenas intenciones y de resultados sumamente interesantes para el tamaño de su equipo de trabajo, pero inevitablemente termina sufriendo demasiado la ambición de sus desarrolladores.
Hacer un título de mundo abierto, con historia, combates, exploración y diálogos entre protagonistas no es nada sencillo. Se necesita de un presupuesto impresionante y de años de experiencia en el asunto, dos características que Lienzo aún no alcanzó. Ya sea por edad de sus integrantes, tiempo de vida del estudio, lugar en el mundo y demás motivos lógicos.
Pero no me malinterpreten, Aztech Forgotten Gods se siente como agua en el desierto. Algo que no vemos a menudo y que, por lo menos desde la perspectiva de este redactor, se necesita mucho más en la industria y en el desarrollo latinoamericano.
Nadie hace videojuegos ambientados en la cultura americana autóctona. Nadie se preocupa por entregarnos otros relatos, por dejar de usar samurais, vikingos o dioses ajenos. Y Lienzo lo hizo en Mulaka, su ópera prima, y ahora lo vuelve a hacer. Lo que es sumamente destacable.
Además, si bien la obra que los trajo a esta nota tiene problemas técnicos emparentados a la falta de presupuesto, la realidad es que el resultado es muy bueno. Deambular por la ciudad futurista con nuestro guante energético (Guardaluz) se siente espectacular y genera sensaciones muy similares a las que obteníamos balanceándonos como Spider-Man o dominando la gravedad como Kat en Gravity Rush. Y eso es decir UN MONTÓN.
Que un videojuego independiente, hecho por apenas 10 personas, logre ese flow es realmente impresionante. Por momentos me encontraba durante minutos sólo paseando con los poderes del guante, saltando entre estructuras colosales y brillantes, mientras miraba a la nada y pensaba en todo. Luego me acordaba que tenía que avanzar en la historia y me lanzaba a pelear con enemigos de todos los tamaños, donde volvía a sufrir algunos problemas de rendimiento.
Siento que al sistema de combate le faltó un tiempo de pulido, uno que te brindara un feedback más potente a la hora de los golpes, y una cámara menos caótica. Insisto que el problema de Aztech Forgotten Gods no es la calidad de sus responsables, sino el dinero y, tal vez, el tiempo. Implicancias que, inevitablemente, tienen que ver con experiencia a la hora de diagramar un videojuego con tantas ambiciones.
Muchas veces es más sencillo hacer algo terrenal, tal vez 2D, envuelto en un ambiente contenido que te obligue a dominar menos herramientas y te haga llegar a un resultado más sólido. Las ideas las tienen, están a la vista. Incluso suman representatividad colocando a personajes mujeres y profesionales como ejes de la narrativa, contextos autóctonos e ideas argumentales interesantes, pero el resultado final falla por exceso de ambición en el gameplay.
Todo esto a pesar de poseer los elementos claves de una aventura de acción y plataformas en tercera persona. Cómo un árbol de habilidades, variedad de trajes, acción, libertad y exploración. Además, como muchos títulos modernos, suma un modo foto que se agradece si lo que nos gusta es sacar buenas capturas de nuestras partidas. Varias de las que ven en esta nota, justamente, son producto de esa opción.
En conclusión, Aztech Forgotten Gods es un nuevo soplo de aire fresco a las temáticas de videojuegos latinoamericanos de la mano de Lienzo. Protagonizado por una guardiana llamada Achtli, nos llevará a combatir con grandes Dioses en un futuro alternativo en el que la colonización jamás existió y en el que Imperio azteca floreció con libertad. Aunque eso sí, llega con algunos problemas técnicos que empañan una idea y realización más que destacable.
Lo pueden conseguir desde el pasado 10 de marzo en consolas PlayStation, Xbox, Switch y PC.
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