La aventura de mundo abierto, con o sin componentes de RPG, se ha convertido en uno de los géneros single player más buscados de los últimos tiempos. Y es en parte lógico, ya que este tipo de estructuras suelen tener muchos componentes atractivos, como una campaña extensa, un espacio para recorrer de la forma que queramos y una acción vibrante.
En los últimos años, varios exponentes de este estilo han sabido conquistarnos y eso también genera que le depositemos algo de confianza en nuevos títulos que busquen ofrecer una experiencia similar. El problema, es que algunas de estas producciones no logran dar en la tecla, por más ideas interesantes que tengan implementadas en este concepto. Ese sin dudas es el caso de Biomutant.
Anunciado originalmente en 2015 y desarrollado por el estudio sueco Experiment 101, formado por un reducido grupo de ex empleados de Avalanche Studios, con experiencia en títulos de mundo abierto como la serie Just Cause, aunque este es su primer proyecto como estudio nuevo. La acción se sitúa en un futuro lejano en el que la contaminación del planeta hizo que la raza humana se extinguiera y fuera reemplazada por animales antropomórficos, que dieron un salto evolutivo a causa de este cambio ambiental.
Nuestro protagonista es justamente una de estas criaturas, quien debe convertirse en héroe protegiendo el árbol de la vida, básicamente el único elemento que mantiene el mundo en pie. Sus raíces están siendo atacadas por monstruos gigantes conocidos como “devoramundos” y tendremos que ir a enfrentarlos.
En medio de estos combates, nuestras misiones también pasarán por establecer alianzas con una de seis tribus diferentes y enfrentar al resto o sumarlas a una alianza más grande por la preservación del planeta.
Biomutant tiene claramente una premisa interesante y digamos que a priori construye bien este universo de animales evolucionados y conscientes. Lo mismo puede decirse de su modo de creación y progresión de personaje, con diferentes clases para seleccionar y especializarse, desde combate cuerpo a cuerpo, a distancia, sigilo, etc.
Lamentablemente todo falla, y fuertemente, en la ejecución. Para empezar, tiene una estructura de misiones demasiado chata. Tanto las asignaturas principales como las secundarias se basan en “andá a matar a tal y volvé”. No solo eso, sino que el desarrollo de estas secuencias se repiten hasta al hartazgo y cansan rápido.
Todo se ejecuta mediante un modo de combate efectivo, pero simplón, en tercera persona que combina armas cuerpo a cuerpo y de fuego, herramientas que pueden mejorarse e incluso crear de cero. También podemos ir aprendiendo técnicas de un arte marcial especial que, en principio, debería darle algo más de variantes a la pelea, pero todo se termina diluyendo en secuencias donde terminamos machacando botones hasta liquidar a todos enemigos que enfrentemos en pantalla.
La idea para darle algo de variantes a la campaña pasa por sumar secuencias con vehículos, como una especie de lancha o un robot con armas en los brazos. Pero todo eso queda en la teoría porque su ejecución son secuencias monótonas y muy mal llevadas.
A Biomutant tampoco lo ayuda mucho su apartado técnico. En un primer vistazo, el mundo del juego se ve bien, colorido y llamativo pero el detalle de cada estructura y elemento que nos crucemos en pantalla es pobre y mal implementado. Lo mismo puede decirse del apartado sonoro, contado a través de la voz en off de un locutor de documentales que aburre rápidamente.
Biomutant es de esos juegos en los que claramente se notaba que habían ideas interesantes involucradas para contar algo diferente, dentro de tanta aceptación con el de mundo abierto. Desafortunadamente, todo lo que se proponía desde la planificación falla, y mucho, en la ejecución. Si hubiera tenido un poco más de tiempo para desarrollar el aspecto de su desarrollo de misiones y un combate más interesante, sería algo más fácil para recomendar. En este estado definitivamente genera todo lo contrario. Una verdadera pena.
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