La noche se encuentra en su apogeo cuando los neumáticos del Avro Lancaster, alias Primera Plana, se despegan del suelo. Por orden de los altos mandos de la RAF, se nos ha comisionado como escolta del destructor convertido en ariete HMS Campbeltown, en lo que el mundo conocerá pronto como la Operación Chariot.
Lluvia.
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El repiqueteo del agua contra el chasis recuerda a una rápida cuenta regresiva, y la tensión no para de aumentar.
El silencio es total, sólo quebrado por las esporádicas indicaciones de nuestra navegante, la Sargento Grazzini, que se asegura de mantenernos en rumbo.
Con ceño fruncido y mandíbula tiesa, los tres artilleros de la nave escanean el nocturno horizonte. Debajo nuestro, el agua le cede espacio a la costa francesa. Es cuestión de tiempo hasta que el enemigo detecte nuestra presen-¡CAZAS!¡A LAS 9!
El acerrojo de las Browning suena como si el Liberator crujiese sus nudillos. Estalla el cielo.
Con esta pequeña novelización, lo que busco es destacar uno de los elementos más importantes de Bomber Crew: cómo genera su tensión.
El equipo de Runner Duck logra recrear con gran éxito la experiencia a bordo de los grandes bombarderos de la Segunda Guerra Mundial, respetando los tiempos y permitiendo que la tensión crezca y fluya con la libertad que corresponde.
Afuera queda una opción arcade que nos lleve directo a la acción, y adentro nos encontramos con un esquema parabólico que nos permite vivenciar cada momento de una misión con gran intensidad, al tiempo que promueve la construcción de una relación (o, mejor dicho, conexión) con cada uno de los tripulantes.
Pero la experiencia no estaría completa sin un elemento importantísimo, que en otro juego tranquilamente puede ser considerado menor: la personalización.
Bomber Crew nos provee de un enorme listado de elementos para aplicar a nuestros valientes soldados del aire y a su corcel metálico. Muchos de ellos son funcionales y amplifican nuestra capacidad operativa. Ametralladoras mejoradas, sistemas de automatización, motores más potentes, palomas mensajeras y todo tipo de artilugios. Cada uno de ellos permite aumentar, aunque sea ligeramente, nuestra expectativa de vida.
Lo más importante no es esto, sino la posibilidad que tenemos de personalizar estéticamente nuestra nave. Una costumbre ya hace tiempo abandonada, pero que por aquella época todavía reinaba.
Bomber Crew nos permite elegir el color de la pintura, el texto identificatorio y los motivos artísticos para colocar en distintas áreas del avión, incluyendo la nariz. Para esto, nos deja también cargar nuestros propios diseños, haciendo de cada avión un ejemplar verdaderamente único.
No hace falta decir que esto es algo que podemos encontrar en todo tipo de títulos en lo más diversos géneros. Pero, en este caso, juega un papel muy especial. Los aviones en la Segunda Guerra, fuesen bombarderos o cazas, eran parte de quienes iban a bordo. Un segundo hogar, incluso. Y las cicatrices que éstos ganaban en sus misiones, todo un motivo de orgullo.
La opción de decorarlos nos permite dotarlos de personalidad, convertirlos en un personaje más, tan importante como cada uno de los miembros humanos de nuestro equipo. Despedirlo (algo que sucederá, y más de una vez) es igual de doloroso que decirle adiós a un tripulante.
Volemos ahora al combate. Bomber Crew es esencialmente un RTS, por lo que las dos palabras claves son administración y reacción. Dejemos que nuestros artilleros se ocupen de los interceptores, que nosotros tenemos un millón de tareas de las cuales hacernos cargo.
Actualizar el curso, modificar la altura de vuelo, marcar objetivos, abrir las compuertas y soltar las bombas, recargar munición, reparar averías, curar a nuestros heridos. Todo sucede al mismo tiempo, y el juego no se cansa de poner nuestra capacidad a prueba. Estamos en el punto más alto de la parábola. La tensión acumulada explota, y ahora lo que nos rodea es la sensación imborrable de que de esta no vamos a salir con vida.
Es en este punto donde descubrimos dos cosas: la principal falla del juego, y que hemos sido engañados. Esto último no es negativo, sino algo que sorprende como si fuese una emboscada. El propio estilo artístico de Bomber Crew nos hace creer que lo que nos espera es un Stardew Valley del aire. Después de todo, ¿cuánta violencia puede haber detrás de los tiernitos ojitos de estos personajes? MUCHA.
Esta gente está siendo carneada en vida. Y ahí anda, con sus sonrisitas y esos cachetitos redonditos (estoy usando diminutivos a propósito), reventando aviones como si fueran moscas. Es una obra maestra del engaño, y algo que hizo que Bomber Crew me gustara aún mas.
¿Y el error? En el momento en el que más se la necesita, la navegación falla. En más de una ocasión me encontré resolviendo en simultáneo todos los problemas y tareas que surgían durante el combate, sólo para darme cuenta que no tenía referencia alguna de la orientación de mi nave.
[perfectpullquote align=»full» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»30″]Bomber Crew nos hace creer que lo que nos espera es un Stardew Valley del aire.[/perfectpullquote]
Los waypoints no se actualizaban, y, si bien puedo acceder al mapa del navegante para seleccionar yo mismo la orientación, el mismo no dejaba suficientemente claro (y la presión externa no daba suficiente tiempo) para determinar si estaba yendo en la dirección correcta.
Así fue como la valiente tripulación del Primera Plana murió camino a casa por quedarse sin combustible. Si bien antes decía que cosas como esta forman parte de la vida en este escenario, que suceda por problemas que van más allá de nosotros o el propio gameplay es realmente molesto.
Y más cuando no sólo perdemos a los personajes, sino también todo lo invertido en ellos y en nuestro avión.
Se produce entonces un efecto dominó. Las misiones no se reinician, por lo que nuestra tripulación y avión nuevos no cuentan con el entrenamiento o equipamiento necesarios para soportar el embate enemigo.
Estamos ahora parados frente a una pared muy difícil de escalar, y no me sorprendería si la frustración logra que más de uno abandone el juego por completo.
Algo que adoraría ver incorporado en un futuro DLC (y, pienso yo, ayudaría a empequeñecer el problema que describí arriba) es el multiplayer. Volar en escuadra junto a otros jugadores en misiones cooperativas podría ser de gran ayuda a la hora de arrancar con un avión nuevo, e incorporaría una nueva carga dramática a las misiones.
Por supuesto, esto cambiaría en varios aspectos la manera en que se juega Bomber Crew, pero siento que completaría la idea de revivir la experiencia del bombardero.
Pero aún con estos tropiezos, Bomber Crew es un título suficientemente sólido como para ser recomendado. Evita hábilmente varios de los elementos más desagradables de la historia, como el bombardeo de poblaciones civiles, para concentrarse en los aspectos más «poéticos» de la vida en el aire y establecerse como una propuesta tensionante, sí, pero también divertida.
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Desarrollador: Runner Duck
Lanzamiento: 19 de octubre de 2017
Plataformas: Mac – PC
¿En Español?: Sí
Fuente: Copia provista por Runner Duck (W10).