No sabés qué ocurrió pero te encontrás varadx en una playa. “¿Dónde estás?” o “¿cómo llegaste ahí?” son preguntas a las que simplemente no tenés respuestas de momento. En la curiosidad por saber de tu paradero, buscás señales de vida, o lo que sea, en este misterioso lugar.
De repente, te cruzás con una extraña mujer a la entrada de lo que parece un pueblo. Quiere hablar con vos pero, antes de que se den cuenta, les ataca una extraña criatura, un monstruo, como aprenderías luego que los llaman. Un nombre genérico pero que lo describe a la perfección.
Siguiendo con la ola de misterios y sorpresas, la chica, que resulta llamarse Kayleigh, te da a elegir entre dos cassettes y te otorga un reproductor para usarlos. Contrario a lo que normalmente esperarías de los mismos, ¡te transforman en monstruos como el que estás enfrentando! “¡Linda bienvenida a Cassette Beasts me están dando!” dirás, extrapolándote del videojuego y volviendo a la realidad. Sin embargo, todavía no es así.
Tras aprender lo básico del combate, retomás tu conversación y Kayleigh, quien también puede transformarse en un bicho raro, te muestra el pueblo. Al parecer se llama Villapuerto y la isla es Nueva Wirral. Mucha gente ha terminado allí sin saber cómo o por qué, viéndose obligada a comenzar desde cero. A pesar de todo lo sucedido, un aire seguro, de comunidad, pero a su vez de añoranza por volver a tu hogar, te rodea. No queda otra que explorar la isla para resolver tus interrogantes mientras te acostumbrás a tu nueva vida. Ahora sí: te damos la bienvenida a Cassette Beasts.
Grabarlos, mi prueba es. Fusionarlos, mi ideal.
Si viste algún trailer estarás pensando “¡Pará! ¿Esto no es un jueguito de atrapar bichitos como Pokémon?”. Sí y no. Las influencias son claras, pero donde el caballito de batalla nintendero dentro del mundo rolero hace A, la obra de Bytten Studio publicada por Raw Fury hace B. Y he aquí la gracia: juega en otra liga. Es competencia del gigante liderado por el ratón eléctrico amarillo sin imitarlo, marcando una identidad única que saca inspiración del bagaje cultural propio del dúo inglés compuesto por Jay Baylis (arte y narrativa) y Tom Coxon (programación y diseño), acompañados por Joel Baylis en la música, hermano del primero de estos.
Para quien no ha visto nada de Cassette Beasts y nunca jugó un Pokémon en su vida, estamos ante un juego de rol por turnos donde tu equipo está conformado por monstruos que poseen diversas fortalezas y debilidades. Cada bicho es único e irrepetible además de altamente personalizable. Con un abanico de habilidades inmenso, es tarea nuestra crear la mejor combinación de movimientos para cada situación a medida que aprendamos por medio de puntos de experiencia o con el uso de stickers que tendremos que ir colocando.
“¿Stickers en las criaturas?” No, técnicamente. Cada bestia que “capturemos” es almacenada en un cassette, de ahí el nombre de la obra. Acá van los stickers. Tiene más sentido, sí. Además, lo que hacemos no es capturarlos, de ahí las comillas antes, sino que grabamos una copia como si fuera una canción para después transformarnos en lo que sea que hayamos conseguido. El bicho enemigo no deja de serlo.
Algo importante a tener en cuenta es que, contrario a la franquicia japonesa, acá lo normal es luchar dos contra dos. Esto, sumado a que cada uno y cada habilidad en sí están clasificados en “tipos” tales como fuego, agua e inclusive unos pocos tradicionales como plástico, donde algunos son mejores en determinadas situaciones y contra otros tipos en específico, así permite una variedad estratégica mayor que la lograda por su contraparte más famosa.
Otra sustancial diferencia es que, mientras que en la saga de Nintendo, usar un ataque de agua contra un Pokémon tipo fuego implica solamente un bonus en cuanto a daño se trata, en Cassette Beasts lo que conseguiremos son bonificaciones de acuerdo a cada caso específico.
Por otro lado tenemos, cumplidos ciertos requerimientos, la posibilidad de fusionar las criaturas temporalmente en combate. Con esto logramos que las estadísticas entre personajes se sumen y se junten los grupos de técnicas de cada quien para formar una monstruosidad enorme. Todos los bichos se pueden fusionar por lo que es cuestión de experimentar las combinaciones posibles. A esto se le suma que podemos grabar variaciones estéticas y jugables de los enemigos que encontremos llamadas “bootlegs” o “piratas”, las cuales son difíciles de encontrar, pero dan beneficios tales como la posibilidad de aprender movimientos raros y ser de un tipo diferente al original.
Son 120 monstruos y cada quien cuenta con versiones pirata en cada una de los trece tipos restantes, siendo catorce el total incluyendo el original. Ideal para quienes disfrutan en Pokémon de cazar “shinies” e incluso con más alicientes.
Es un nuevo mundo, otra forma de vivir
Un aspecto que me llamó la atención es que, al igual que la última dupla de la saga nipona, el mundo está abierto a nuestra merced, aunque con un giro más similar a los metroidvania, donde veremos distintas áreas que no podremos acceder hasta no contar con alguna habilidad específica. Esto lleva a un progreso más personalizado, elegiremos qué hacer después, basándonos en los rumores que escuchemos y en los personajes que contemos a nuestra disposición.
Solo podremos llevar una persona como acompañante, también capaz de transformarse, por lo que será importante elegir a quien nos conviene según lo que queramos hacer.Los mismos van a estar en Villapuerto, conviviendo con el resto de los habitantes. En ese lugar podremos comprar ítems y stickers, y también contaremos con nuestro hogar donde alterar apariencia, nombre, e incluso los pronombres usados incluido “elle”. Hermoso detalle de parte del dúo desarrollador y de quienes localizaron el título.
De más está decir que, salvo algún que otro error de tipeo, está todo en un perfecto español enfocado hacia Latinoamérica, por lo que esto mismo no supone una barrera a pesar de la gran cantidad de texto que nos toca leer.
Hablando de barreras, el juego cuenta con dos opciones bastante interesantes en el menú para impedir que el gameplay se vuelva una traba: Inteligencia de la IA y Adaptación de Nivel. Las mismas permiten cambiar diversas cuestiones tales como si los enemigos eligen sus técnicas al azar o si el nivel cambia para que sea similar al tuyo en caso de que haya una gran diferencia, entre algunos detalles más. No es nada complejo, pero me pareció muy copada la inclusión. En mi experiencia, dejar todo en “recomendado” funciona de diez, aunque si les gusta de otra manera, prueben nomás.
Donde sea que estemos.
Cassette Beasts es una locura como título. Con una banda sonora que vas a terminar cantando mientras estás en el día a día de tu vida y un estilo gráfico que utiliza sprites 2D en entornos 3D para crear una estética sin igual (eso sí, de una manera distinta a las obras HD-2D de Square Enix como Octopath Traveler 2, Triangle Strategy o el recientemente estrenado en Steam y Playstation Live A Live), estamos ante uno de mis indies preferidos y que cautivará a muchas personas.
Cuenta con demo en Steam, que permite transferir progreso a la versión completa, y está tanto en la store de Microsoft como en el Game Pass de PC, a $1260 y $284 pesos argentinos más impuestos, respectivamente. El mes que viene además está para Xbox y Switch.
Un último comentario, los desarrolladores en su servidor de Discord tiraron un código para utilizar en el buzón que se encuentra dentro de tu casa (sí, dentro). Te espera una sorpresita si ingresás “LAUNCHDAY”.
Dicho esto, me gustaría agregar que, punto a favor de Pokémon, me hubiera gustado ver un modo multijugador online (posee uno local) donde podamos combatir o intercambiar monstruos con amigxs. Al menos tenemos la chance de conocer a los habitantes de Nueva Wirral, entablar relaciones allí, descubrir sus historias.
Cassette Beasts es de esos juegos con un corazón palpitando adentro que lo hace sentir una obra de arte viva, más que un producto estandarizado como puede suceder a veces con aquello que apunta a un público masivo. Se siente en el aire, en la música, en los comentarios de tus amistades dentro del título. No sabés hacia dónde vas, sin embargo estás acompañadx. Un poco de lo que se trata, o al menos se intenta que se trate la vida.
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