El mundo contemporáneo siempre está en guerra y parece que seguirá así. A pesar de la sobrepoblación de enfrentamientos bélicos, el gaming siempre vuelve a la madre de todas las batallas: la Segunda Guerra Mundial. En algunos casos el foco está puesto en los tiroteos pero con Company of Heroes 3, la acción que importa es la que sucede en la mesa de planificaciones.
Esta nueva entrega de la icónica saga de RTS viene a cumplir con dos objetivos: superar a su antecesor cronológico y demostrar que el fracaso de Dawn of War 3 fue solo una excepción. Relic Entertainment quiere reivindicar su lugar dentro del género y evitar quedar relegado en el podio de los grandes desarrolladores de estrategia en tiempo real. En este análisis veremos si lo logran o se quedan en el intento.
Batallando con el pasado
Aunque las comparaciones suelen molestar, es imposible hablar de este nuevo lanzamiento sin rememorar o pensar en el éxito de Company of Heroes 2. Ya pasó casi una década desde su lanzamiento pero aún hoy alcanza los 3000 jugadores activos diariamente. Su comunidad lo ha mantenido vivo y se ha mostrado en contra de este nuevo lanzamiento.
Los argumentos son variados, algunos son realmente sólidos y otros (como siempre) muestran que muchas personas están negadas a probar algo nuevo. Más allá de la índole de estas discusiones, se puede observar un consenso de que la perfección de la saga ya se alcanzó y que esta entrega es completamente innecesaria.
Los desarrolladores saben que la sombra de la exitosa secuela estará siempre presente y que todos se harán una sola pregunta ¿Se puede superar la perfección?. Sus creadores consideran que sí y por ese motivo apuestan a convertir Company of Heroes 3 en un experimento que se despegue de su antecesor.
Experimentos de combate
Una manera que encontraron para separarse fue absorber elementos de otro exponente de la estrategia: Total War. En vez de ir solo por una estructura de misiones, diversifican los modos para un jugador. La historia sobre la reconquista de Italia sucede en un gran mapa interactuable pero la campaña de África conserva su forma convencional y lineal.
El modo Total War funciona para transmitir la idea de que somos un general: nosotros elegimos qué batallas enfrentar, cómo, cuándo y dónde. Somos completamente responsables de las bajas y de los retrocesos que suframos. O al menos deberíamos serlo si la inteligencia artificial no fuera completamente inútil y nos atacara en algún momento.
Todas las novedades que esta campaña ofrece se caen de inmediato cuando no tenemos un enemigo desafiante que enfrentar. Únicamente en las batallas dentro de cada ciudad se puede sentir que existe una amenaza real. Al final solo estaremos pensando en pelear con el enemigo para reducir al mínimo el tiempo que pasamos en este mapa a escala de Italia.
Fuego amigo
Es rescatable el intento de abandonar la estructura tradicional pero los errores que tiene me hacen pensar que faltó tiempo para pulir el detalle. Esta sensación se incrementa cuando la otra campaña solo ofrece misiones levemente conectadas con un hilo narrativo muy poco interesante. Hay una falta de coherencia en el desarrollo, que crece a cada minuto que experimentamos Company of Heroes 3.
Me gustaría decir que esto solo se ve en los modos para un jugador pero se extiende a otros aspectos. El estilo gráfico es pobre, la interfaz parece de un prototipo y las opciones son inexistentes en todos los apartados. Los parches pueden solucionar estos problemas pero este tipo de fallos no son aceptables en un lanzamiento de alto presupuesto.
No hay excusas que logren justificar que un título se sienta como un acceso anticipado pero cueste 60 dólares de manera internacional. Por más que la planificación y el combate se sienta bien por lo pulido que está el combate entre unidades, estos errores van saboteando la experiencia poco a poco. Incluso el jugador que se centra solo en el combate online notará que los fallos detonan las bases más sólidas de Company of Heroes 3.
Un horizonte por el que luchar
Como les decía al principio, las comparaciones nunca son del todo justas. Company of Heroes 2 solo ha logrado ser percibido como el exponente perfecto de los RTS luego de años de actualizaciones, parches y contenido descargable. En un inicio fue un desastre pero poco a poco pudieron revertir la situación y convertirlo en un clásico para el público y la crítica.
Sería iluso creer que la perfección es imposible de superar cuando aquello que se pone como ejemplo no siempre fue tan ideal como se dice. Llegar a esa categoría requiere trabajo, esfuerzo y escuchar a la comunidad, además de experimentar con otras propuestas.
Si los desarrolladores quieren marcar un nuevo hito aún tienen la oportunidad pero necesitan notar los errores cometidos y solucionarlos antes de quedar marcados como un fracaso. No es un camino irreversible, hay una estructura sólida que engancha. Lamentablemente en este momento pagar el valor completo de Company of Heroes 3 no tiene sentido es mejor esperar a ver si la perfección llega en otro tiempo.
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