Cuando arranqué Cozy Grove me recibió una atmósfera muy serena y reconfortante, una historia sorprendentemente agridulce, al compararla con los adorables y simples gráficos del juego. El título nos pone en los zapatos de una Spirit Scout, dedicada a apaciguar a los fantasmas locales de una isla embrujada. Con el correr de la historia iremos conociendo a simpáticos animalitos, cada uno con su personalidad e historia previa, que necesitarán de nuestra ayuda tanto para devolverle la vida y el color a la isla, como también para recordar eventos de su vida y (según todo parece indicar), ayudarlos a descansar en paz.
En muchos sentidos, es bastante similar a Spiritfarer por su temática, pero se asemeja más a Animal Crossing, en cuanto a sus mecánicas y su modo de juego. Puede que este indie sea lo más cercano al último mencionado que se pueda conseguir, sin la necesidad de comprar una Nintendo Switch. Está pensado para que lo juguemos como máximo una hora por día, ya que en este periodo de tiempo podemos realizar las misiones y, una vez terminadas, nuestro amigo Flamey (una adorable fogata parlante) nos recomienda que volvamos mañana. Contiene tareas de recolección de ítems, así como también decoración que puede o no gustarle a nuestros amigos espíritus, así como la fauna del lugar y hasta los árboles y plantas.
Cada vez que ayudamos a uno de los espíritus de la isla, ellos confían más en nosotros, su historia avanza: nos cuentan detalles acerca de su vida pasada hasta eventualmente llegar a aquello que les está previniendo seguir adelante. Puede que cueste más con algunos personajes que con otros, pero eventualmente y con algo de paciencia, podemos terminar ganándonos el corazón de todos.
Si bien Nintendo no utiliza un sistema de “trofeos” o “logros”, Cozy Grove tiene su propia manera de premiarte por avanzar en la historia, dedicarle tiempo a la pesca, decoración, o recolección de recursos: las insignias. Estas insignias se comportan como las Nook miles de Animal Crossing. Las recompensas son monedas, piedras preciosas, o recetas para construir nuevos muebles. También tenemos una colección de objetos, peces y comidas, administrada por un adorable osito-gaviota marinero. Donar estos ítems a la colección igualmente nos otorga recompensas.
La isla es bastante pequeña, pero muchas veces encontrar ciertos ítems puede resultar difícil o tedioso. Si nos sentimos desorientados, siempre podemos pedir ayuda para encontrar ese objeto perdido en algún lugar de la isla, o podemos abrir el menú para una descripción de nuestras misiones.
En cuanto al arte de este título, sus paisajes dibujados a mano se ven bellísimos, y el diseño de personajes es super adorable. Aunque comienza en blanco y negro cada día, completando las misiones, nuestro entorno se vuelve de un hermoso color vibrante y acuarelado. También tenemos un par de opciones para customizar a nuestro personaje que, aunque no son muchas, son más que suficientes. Su música, mayormente compuesta por instrumentos de cuerdas y un teclado, es tranquilizadora y se siente nostálgica y hasta un poco melancólica por momentos.
Si bien Cozy Grove puede ser jugado a diario, en ningún momento se siente como una obligación. No hay eventos que sucedan ciertos días, no te fuerza a abrirlo constantemente ni te castiga por dejarlo un tiempo, no hay ansiedad por perderte nada. Todo está diseñado para ser relajante y cómodo, como su nombre lo indica. La trama y los diálogos son graciosos y dulces, con muchos chistes y juegos de palabras. Los personajes, entrañables. Esta entrega de Spry Fox es altamente recomendable para aquellos que busquen relajarse mientras se toman un descanso.
Cozy Grove está disponible en Apple Arcade, las tiendas de Steam y Epic, PlayStation, Xbox y Nintendo Switch. En Press Over lo estamos jugando gracias a Spry Fox.
Si llegaste hasta acá y te gusta lo que hacemos en Press Over, medio independiente hecho en Argentina, siempre nos podés apoyar desde la plataforma de financiación Cafecito. Con un mínimo aporte nos ayudás no sólo con gastos corrientes, sino también con la alegría de saber que estás del otro lado.