Luego de muchos años de espera (4 anunciados, pero viene en desarrollo desde el 2010), al fin recibimos esta entrega increíble de Studio MDHR que nos dejó boquiabiertos, nos hizo gritar, reír y resoplar mientras volaron las horas.
Cuphead es un juego con estética de los primeros dibujos animados de la década del 30’, muy surrealistas, que oscilan entre lo increíblemente tierno y material puro de pesadilla. No descartemos que está hecho casi completamente de la forma que se hacían los dibujos animados en aquella época, a papel y acuarelas.
Su gameplay se asemeja al Contra y los juegos run-and-gun casi imposibles, con una jugabilidad pulidísima, una obsesión por las colisiones perfectas, y la certeza de que cada decisión de diseño fue tomada a conciencia y con mucho criterio.
Si al lector le interesa la música (particularmente el jazz) se va a llevar de las mejores sorpresas de su vida: nada de bibliotecas de sonidos, nada de soniditos computarizados. La música entera del Cuphead está hecha a la vieja usanza, y casi parece que detrás del sillón hay una big band siguiendo a tus pequeños personajes mientras cumplen los quehaceres del demonio.
[perfectpullquote align=”left” cite=”” link=”” color=”” class=”” size=””]No hay una sola victoria que se sienta fraude, y la sensación de logro es abrumante[/perfectpullquote]
No se dejen engañar por esa carita inocente: está entre los juegos más difíciles que han salido al mercado últimamente. Exige muchísima concentración y un aprendizaje individual de cada nivel, de los patrones de disparos y de nuevas mecánicas que van desde las onomatopeyas asesinas, hasta cambios de gravedad constantes.
La curva de dificultad empieza casi instantáneamente en “difícil”, y no hay tiempo para perder: quedarte sin vidas hace que reinicies el nivel desde el principio. En momentos habrá que dejarlo descansar, tomar un vasito de agua y hacer unos ejercicios de relajación, para retomarlo y superar aquel boss imposible donde se dejó.
La sensación se asemeja a la que genera el Super Meat Boy en los niveles intermedios y difíciles, donde es indispensable generar la memoria muscular y movimientos mecánicos para sobrepasar obstáculos.
Para el jugador que les escribe es necesario tener juegos difíciles. Que te hagan repetirlos decenas de veces hasta saber la posición de cada enemigo, para que, al pasarlo, automáticamente se grite de euforia y no se pueda ganar con indiferencia. No hay una sola victoria que se sienta fraude, y la sensación de logro es abrumante.
De las decisiones de diseño sólo se puede mencionar que, a lo mejor, los controles deban retocarse al gusto de cada uno (sí, el dash claramente es incómodo en el botón Y). Sin embargo, hay un par de bugs que deben ser reparados para que este juego pase a la historia como la obra preciosamente cuidada que es.
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Como más grave, el primer release de PC presenta un problema donde, frecuentemente, el gamepad quedará vibrando sin parar, dificultando la jugabilidad. En el caso de los inalámbricos, le va a secar la batería. Así, un par de pequeños detalles y glitches dan lástima en un juego tan cuidado.
Pero cada crítica es quejarse, frente a uno de los juegos mejor diseñados y con más cariño (y obsesión) puesto por sus desarrolladores. Por lo tanto, la nota se reduce por un punto.
0,80 por los bugs y las imprecisiones que faltan arreglar, y el otro 0,20 es en representación de quienes les cuesta o se cansan rápido de juegos frenéticos y que rozan lo imposible. Si el jugador disfruta lentas horas de Bejeweled o partidos previsibles de FIFA, tiene que pensar bien si realmente desea embarcarse en esta misión. Eso es lo que hace que Cuphead no sea para todos.
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Desarrollador: Studio MDHR
Lanzamiento: 29 de septiembre de 2017
Plataformas: PC – Xbox One
¿En Español?: No
Fuente: Copia adquirida a través de Steam.