Una de las fantasías más antiguas de la humanidad consiste en ser el descubridor de nuevos mundos. Miles han soñado con llegar a nuevas tierras y hallar maravillas nunca antes vistas. Este sueño podría haberse agotado ahora que conocemos todo sobre el mundo, pero apareció el espacio. El universo se convirtió en el terreno de lo desconocido y descubrir sus secretos es el nuevo objetivo, en la vida real y en Dome Keeper.
Es posible que este lanzamiento se les haya pasado, fue creado por sólo dos personas y aunque lo distribuye Raw Fury, su estreno quedó muy oculto por otros de mayor calibre. Nada de eso le quita algo de mérito, Dome Keeper es un título que puede no llamar la atención, pero que al jugarlo engancha en muy pocos minutos. Si quieren saber por qué es así, les invito a que se queden y lo descubran en este análisis.
Un nuevo mundo por vaciar
La presentación de Dome Keeper es sencilla: a la distancia se ve caer un meteorito que se estrella contra un planeta, aplastando una criatura en el proceso. Cuando termina este pequeño video, se revela que el asteroide era en realidad un domo donde viajaba el personaje principal. Automáticamente comienza una aventura donde la única tarea es excavar en la búsqueda de unas reliquias ocultas.
Obviamente esos preciados objetos no aparecerán desde el principio, tendremos que hurgar en la tierra para encontrar un rastro de estas poderosas antigüedades. En el medio de esa expedición nos toparemos con bloques de suelo que no valen la pena y ocasionalmente hallaremos otros recursos de valor: oro, cobalto y oxígeno. Aunque no sean el objetivo de la misión, servirán para acercarnos más a cumplir la meta.
Dentro del domo podremos ir intercambiando lo que vayamos encontrando en el camino por mejoras sustanciales en la estructura y en el explorador. Si gastamos de forma inteligente nuestros recursos, toda la experiencia se volverá más sencilla, rápida y efectiva. Pero por otro lado, un error en la gestión de la mejoras puede llevarnos a entorpecer nuestro recorrido o incluso un fracaso rotundo en la misión.
El placer de sufrir tranquilo
Tal vez la descripción anterior de la idea de que Dome Keeper es un juego relajante. Por esa razón quiero aclarar que se distancia considerablemente de ese tipo de propuestas. Aunque durante gran parte del título consiste en excavar sin ser molestado, lo cierto es que nuestra extracción de recursos tendrá sus resistencias. ¿Esperaban que practicar el extractivismo fuera gratis? Jamás lo es.
Pasado un lapso de tiempo se encenderá una alarma dentro de la estructura que alerta sobre un ataque en proceso. En ese momento la expedición al centro de la tierra debe detenerse para dar paso a otra parte central del bucle de juego: la defensa de la base de operaciones. Durante esa instancia nuestro personaje deberá tomar control de una improvisada torreta que recorre el exterior del domo.
Una vez que estamos en poder de las armas, lo único que resta hacer es resistir y devolver el fuego al enemigo. Al principio las oleadas serán breves y tendrán pocos atacantes pero con el paso del tiempo se irán haciendo más poderosas. Vendrán por tierra y aire, golpeando con puños y proyectiles, incluso llegando a sacrificarse como kamikazes contra nuestras defensas. Debemos pararlos o la estructura caerá con nosotros adentro.
Una tensión necesaria
En palabras puede parecer que estos dos momentos de Dome Keeper son totalmente dispares. Sin embargo, el encanto de esta propuesta se encuentra precisamente en esa tensión que se genera al contraponerlos. La existencia de una amenaza hace que los momentos de relax se sientan como que realmente estamos siendo recompensados. Y al mismo tiempo, los momentos de descanso dotan de sentido a las amenazas posteriores.
La dualidad que tiene la propuesta logra generar un estilo único que se maneja en el medio de dos tendencias de la actualidad: los cozy games y el git gud. Dome Keeper es un cruce de ambos mundos, ofreciendo la oportunidad de tener una partida centrada en alguno de estos “polo”. Aunque ellos pensaron esta idea con una dificultad brutal, en esta versión tenemos la posibilidad de jugar una partida mucho más relajante que tediosa.
Sumado a esto hay una amplia variedad de modos y estilo de mapas para personalizar nuestra experiencia. Aunque hay que destacar que no están todos disponibles desde el principio sino que se abren cuando terminamos una partida de forma exitosa. La rejugabilidad se convierte entonces en otra de las piezas claves de esta propuesta, otorgando mayor agencia para que el jugador elija su propio estilo.
Las fantasías de cada uno
Como dije al principio, Dome Keeper ofrece la oportunidad de cumplir una fantasía pero lo que no revele es que nos da completa libertad sobre ella. Podemos vaciar el planeta y tomarlo como unas vacaciones o personalizar la experiencia para expiar nuestras culpas sobre lo que le hacemos a esta tierra que invadimos. O si somos unos centristas, ajustamos los valores para sufrir y disfrutar lo justo y necesario.
Sea cual sea la opción que cada uno elija, Dome Keeper es un título capaz de entregar lo que buscamos de él. Mientras algunos no han sabido balancear su propuesta, en este pequeño lanzamiento han tenido un excelente manejo de la tensión y el descanso. No se tira por un polo o el otro sino que deja todo en manos del jugador. Por ese motivo, seguramente arrancarás una partida y cuando te des cuenta, estarás en la tercera al hilo.
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No pude evitar pensar en la saga Kingdom. Esa mezcla de relax propio de los cozy games y la tensión de defender tu base es lo que experimenté a lo largo de los dos primeras entregas de esa saga.
Me dió muchas ganas de probar este juego. A la wishlist 🙂
Totalmente, no creo que sea una referencia directa pero si transmite mucha esa sensación. Incluso la cuestión de los controles simples esta repetida!