Como les comentaba hace unos meses, nuestra especie tiene una relación particular con las grandes masas de agua. Es muy común cruzarse con imágenes de criaturas marinas y sentir como el horror viaja por nuestro interior. Usualmente podemos correr la mirada y evitar verlas pero ¿Qué pasaría si tuviéramos que ganarnos la vida atrapándolas? Dredge nos obliga a responder esa pregunta.
Este título es el debut de Black Salt Games y para presentarse eligieron crear una experiencia que mezcla la pesca y el horror cósmico. Puede parecer una idea extraña pero cualquiera que haya leído a Lovecraft o pasado una noche despierto cerca de un río sabrá que a veces lo inexplicable sucede. Pero no perdamos la cordura aún, antes averigüemos si Dredge vale o no la pena.
Pezzzca
Estoy bastante seguro que casi nadie piensa que “diversión” y “pesca” son palabras que pueden ir juntas en la misma oración, mucho menos cuando hablamos de gaming. Esta actividad solo consiste en esperar pacientemente a que un animal muerda el anzuelo y nosotros lo saquemos. En el medio no sucede nada y los pescadores solo se dedican a contemplar el entorno en absoluto silencio.
Pero aunque suene como una locura, hay personas que disfrutan de todo ese proceso. Lo sé porque vengo de un entorno donde la pesca era la principal recreación de los hombres. Durante varios años de mi infancia pasé los fines de semana armando líneas (no hablo de drogas), tirando la caña (sin doble sentido) y atrapando bagres (léase literalmente).
Durante ese tiempo aprendí que el encanto de la pesca está en el perfeccionamiento de la técnica. Dredge entiende eso y lo traduce a mecánicas sencillas, mini juegos que cambian dependiendo del pez que estemos tratando de atrapar. Al principio nuestras presas son animales costeros pero el desafío irá incrementando a medida que nuestra ambición nos lleve a aguas profundas.
Regularidades y seguridades
Es un bucle sencillo: pescamos, vendemos la mercadería y usamos el dinero para mejorar nuestras herramientas. Un proceso lento y rutinario, que en vez de agotar, permite sentir una sensación auténtica de progreso. El esfuerzo de cada expedición se convierte en recompensa monetaria y en información sobre el entorno y nuestras presas.
Durante la primera hora estaremos limitados a las cercanías del pueblo inicial pero rápidamente el mundo se abre y conocemos la inmensidad que nos rodea. La realidad crece pero el bucle seguirá repitiéndose porque pescar es nuestra forma de ganarnos la vida. Al mejorar en nuestro trabajo, las recompensas serán mayores y habrá más lugar para la estrella principal: la exploración.
Aunque Dredge sea sobre la pesca, la pesca es solo una excusa para apreciar la tranquilidad del mundo y verlo con nuestros propios ojos. Descubrir cada bioma es un placer indescriptible e intentarlo sería tan inútil explicar lo bello del mar abierto. Hay algunas cosas que la razón no logra comprender y es mejor solo sentarnos a observarlas.
Paranoia nocturna
Pero la imposibilidad de encontrar palabras sobre lo que vemos no es necesariamente algo bueno. Pescar durante el día puede ser una actividad de paz pero durante la noche, las cosas pueden cambiar. Podemos llegar a observar fenómenos que nuestro cerebro no alcanza a comprender y ante el desconocimiento la respuesta suele ser siempre la misma: el miedo.
La oscuridad da paso a que nuestros sentidos se reduzcan, dejamos de ver tan claro y comenzamos a escuchar. El problema es que ese sentido no está tan afinado como la visión y la información que nos da no es fiable. Ese ruido que percibimos ¿es un animal salvaje o algo más? ¿Dónde termina la realidad y empieza la locura?
Esa paranoia es común y explicable en nuestra realidad pero en Dredge es solo la punta del iceberg. Poco a poco descubrimos que ese mundo parece estar sometido por reglas distintas a las del nuestro y habitado por criaturas aún más extrañas. El horror cósmico se filtra por los espacios que encuentra y comienza a alejarnos de la cordura.
Horror y esperanza
Dredge es una experiencia lovecraftiana con todas las letras pero que logra escapar de la solemnidad usual de estas historias. Hay lugar para el humor, para la diversidad y para personajes que no son sólo académicos enloquecidos. La influencia del autor está en el tono pero la forma es menos convencional y mucho más contemplativa.
Posiblemente a nadie se le ocurriría que la pesca puede acercar a la locura pero no hay que olvidar que la paz y la soledad pueden tener un costo. Dredge explora como aquello que no comprendemos puede ser un atajo hacia la pérdida total de la razón. Mientras que al mismo tiempo nos asegura que hay formas de salir de ahí.
Solo la rutina, la regularización del día a día y obtener información sobre nuestro entorno nos mantiene a salvo. Cuando salimos de eso nuestro cerebro pierde las garantías básicas para seguir funcionando. Nunca hay que olvidar que la noche es oscura y está llena de terrores.
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