Los rincones profundos del espacio están reservados para nuestros temores más reveladores. Es ahí que se esconden los elementos que nos toma trabajo definir. Enigmas, incógnitas, peligros ocultos detrás de cualquier puerta, sensaciones precisas que Duskers logra transmitir con gráficos simples y riesgos detonantes.
A solas, en medio de la nada, exploramos distintas fragatas estelares que han quedado abandonadas en distintas etapas de su circuito, en busca de tomar cualquier recurso restante para alimentar nuestra propia nave. Nuestro objetivo es simple: continuar en movimiento. Y para eso desplegamos pequeños drones que hacen el trabajo por nosotros, mientras esperamos cómodos a los que logren regresar.
Lentamente, a medida que acumulamos el combustible necesario para seguir avanzando, algunas de las bitácoras recolectadas van revelando el motivo de tantas naves vacías. Algo ocurrió para que seamos la última persona con vida, y tal vez sea algo que todavía continúa ocurriendo. Guardemos cierta desconfianza hacia los transportes más ricos en contenido, porque no suelen estar tan abandonados como parecen.
[full_width][/full_width]
[one_half][/one_half][one_half_last]
[/one_half_last]
Si nos detenemos a pensar qué es lo que distingue a este juego de otros, la respuesta probablemente no se concentre en su presentación (atractiva, como es), sino en lo que sus controles demandan de nosotros. El mouse no existe, nos limitamos a usar el teclado para operar los drones, ya sea de forma individual directa, rotando el robot sobre el eje y avanzando/retrocediendo, o a través de una consola de texto. Duskers nos pide que escribamos comandos para controlar los distintos elementos de la nave, indicando a través de texto qué puertas queremos abrir o adónde buscamos dirigir a determinadas unidades.
Tras darle energía a los generadores correspondientes, “Open d4” abriría la puerta señalada D4, “Navigate all d4” haría que todo nuestro pequeño escuadrón se aventure a través de aquella puerta. Y escribir ambas instrucciones en una misma línea llevaría a que se resuelvan una detrás de la otra, apilando comandos. Acaba resultando cómodo que el juego mismo ofrezca opciones para autocompletar las consignas, incluso si el idioma termina siendo una barrera algo molesta para quienes no tengan comodidad con el inglés.
Ahora, el juego no logra enseñarnos a programar, ni parece buscarlo como hace Quadrilateral Cowboy, pero es una ilusión particular, la de creerse un hacker espacial cuya arma más poderosa es un teclado. Los drones no son tan afortunados, por otro lado, y dependen de armas provisorias para defenderse. Y, bueno, también de nuestra destreza a la hora de escribir. Las palabras “End” y “Exit” nunca están de más cuando es hora de huir y de contar nuestras ganancias, mientras podemos.
Es muy normal sentir una fusión entre miedo y adrenalina a la hora de jugar cualquier rogue-like, considerando el riesgo de perder todo el progreso para volver a comenzar desde cero. Un temor presente en Duskers que se mezcla con otro más interesante: el de lo desconocido. Nuestro monitor sólo revela lo que entra en el rango de visión de los drones, que no es mucho, junto a un pequeño mapa de la nave a explorar, que no suele estar completo.
[perfectpullquote align=»full» cite=»» link=»» color=»» class=»» size=»35″]Es una ilusión particular, la de creerse un hacker espacial cuya arma más poderosa es un teclado.[/perfectpullquote]
Eso significa que desde el momento en que abrimos la escotilla inicial, no estamos seguros de cuántas habitaciones habrá. Ni siquiera estamos muy seguros de qué se esconde en los rincones de la primer habitación, pero debemos enfrentar la penumbra.
Nuestros robots pueden contar con distintos equipos útiles, como escudos para protegerse o sensores que indican movimiento en lugares cercanos, lo que recuerda mucho a aquella escena de Aliens cuando comprenden que están encerrados. La herramienta más útil en la oscuridad suele ser el conocimiento, saber adónde están las amenazas para evitar el conflicto y luego combinar todo lo que está a nuestra disposición de formas creativas.
¿Cuáles son estas amenazas que pueblan las naves que creíamos abandonadas? La fauna local, drones enemigos o fugas de radiación, pero no hay mucho que las diferencie. Generalmente abriremos una puerta para encontrar algo que salta, escuchar un ruido de desesperación y perder la señal de uno de nuestros drones. Seguido, inmediatamente, de una retirada estratégica con todo lo que logremos conservar.
Mis experiencias con el juego fueron extremadamente positivas. Hay poco tan satisfactorio como controlar las puertas hasta arrinconar a un enemigo en un espacio donde no moleste, para luego explorar toda la nave sin presiones. O utilizar un dron para remolcar a otro, dañado, hasta poder repararlo en casa.
Pero la estrategia favorita, el último recurso, es abrir la escotilla y garantizar que todo salga volando. Personalmente, yo suelo ser el terror más peligroso para mis propios drones.
Existen dudas cuando comenzamos a explorar. Dudas que se desvanecen cuando comprendemos que todo movimiento que no termine en nuestra muerte es el correcto. Duskers nos invita a ser hackers espaciales nómades, pero consigue que estemos seguros de cada decisión que tomamos. Y lo logra con un equilibrio entre la curiosidad, el terror y la búsqueda permanente de progreso, tres columnas esenciales de la ciencia ficción.
Tal vez lo más llamativo de toda ciencia ficción es que nos genera las preguntas más desafiantes. Como, por ejemplo, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta? ¿Y por qué se ve tan agresivo?
End
Exit
[rwp-review-recap id=»0″]
Desarrollador: Misfits Attic
Lanzamiento: 18 de Mayo 2016
Plataformas: PC, Mac y Linux
¿En español?: No
Fuente: Copia adquirida a través de Steam.