Más allá que ahora comparte estilo con Asassin’s Creed y Watch Dogs, Far Cry siempre fue el gran mundo abierto de Ubisoft, o al menos intuyó esa tendencia desde el 2. Estamos hablando de una saga que siempre buscó llevarnos a mundos de acción explosiva, dignas de películas de acción pochoclera pero con un gran anclaje en los personajes, sobre todo los antagonistas y en historias con un cierto vuelo narrativo interesante
El poder del villano, el poder de una saga
Así como Far Cry 3 (2012) nos presentó al psicópata criminal Vaas Montenegro, Far Cry 4 (2014) hizo lo propio con el dictador del Himalaya Pagan Min y en Far Cry 5 (2018) el terrorista mesiánico Joseph Seed; todos eran malosos muy malosos, sin mucho gris quizás, pero sí personajes interesantes con los cuales confrontar.
Pero no solo eso, esta franquicia también incluyó la experiencia de mostrarnos campañas repletas de cosas por hacer y muy entretenidas, una suerte de parque de diversiones bien explosivo del que no nos queríamos ir, incluso también en entregas “fuera de conteo”, como Far Cry Blood Dragon, Far Cry Primal (2016) y Far Cry New Dawn (2019).
Tras Far Cry 5 y New Dawn, probablemente los más flojos en cuanto a gameplay, Ubisoft se tomó un tiempito para pensar en la nueva entrega de esta serie, que finalmente llega hacia fines de este 2021 con Far Cry 6, probablemente el mejor en mucho tiempo, pero que sufre de una crisis de tono muy marcada.
Narrando una revolución
Esta nueva aventura nos sitúa en Yara, una isla caribeña sumida en un gran conflicto político social. Yara está presidido por Antón Castillo, quien si bien llegó al poder de forma democrática controla todo de manera dictatorial, lo que incluye la colocación de las fuerzas armadas por todo el país, e incluso esclavizar a parte de la población para cultivar viviro, una medicina novedosa, que se extrae de las hojas de tabaco, y con lo que Castillo promete que se puede curar el cáncer. El temita es que este proceso de cultivo es altamente tóxico para quien lo realice.
El accionar de Castillo reavivó la lucha guerrillera en Yara, a través de la cual se derrocó a otro gobierno tirano en el año 1967. A este nuevo grupo revolucionario, llamado Libertad, se suma Dani Rojas, la/el protagonista del juego, porque podemos elegir su género. Dani se crió en las calles, al ser huérfana/o, y tuvo entrenamiento militar pero no quiere saber nada de vivir en esta isla. Por tal motivo, junto con sus dos mejores amigos, deciden huir a Miami para vivir el sueño americano, más allá que una de sus amigas estaba vinculada al accionar de Libertad.
Este plan es rápidamente desbaratado por Castillo, quien irrumpe con sus fuerzas en el barco con el que escapaban e inicia una matanza, de la cual Dani milagrosamente logra sobrevivir. Ya de regreso en tierras yaranas, Dani decide cumplir con los deseos de su asesinada amiga y sumarse, de manera provisoria a Libertad. Junto a su líder, Clara García, recorrerá toda la isla buscando sumar adeptos a la causa revolucionaria y derrocar a Castillo, desbaratando todo su accionar esclavista.
Realidad y ficción
Mucho se habló sobre las implicancias lógicas de la comparación entre Yara y Cuba y su historia, que a priori sonaban un tanto similares. Lo cierto es que hay un parentesco demasiado similar pero lo malo es que se cuenta todo de forma muy “lavada”. Todo comienza como si fuera un relato con denso peso narrativo, algo que podemos notar con la presencia fuerte del gran actor Giancarlo Esposito, tanto para el modelado 3d como la voz, del Antón Castillo.
Pero todo lo que se busca contar se termina cayendo por la encarnación de los personajes con los que Dani se va cruzando. Para empezar, Clara García parece más una influencer del arte de vivir que una guerrillera. Al toque nos cruzamos con Juan Cortés, una suerte de mentor de revolucionarios, que no es más que un compendio de lugares comunes. Después van apareciendo muchos otros personajes que ni pinchan ni cortan, algunos nos harán reír quizás pero no mucho más.
Pareciera como que Ubisoft no quiso arriesgarse a ofender a nadie, como ya lo hizo otras veces, pero en parte termina haciendo eso porque esta representación de una historia de guerrilla no termina de contar nada. Es un relato bien edulcorado que podríamos ver en una serie que Netflix te recomienda mil veces pero que te negás a ver porque sabés que es más de lo mismo.
Gameplay bien cargado
Pero más allá de su historia pobretona, Far Cry 6 es un juego, y ahí si se logra destacar. Tras pasar la primera horita y media de la historia, el mapa se nos abre para que podamos ir cumpliendo diferentes misiones para Libertad, la cual nos lleva por diferentes lugares en lo que podemos hacer de todo.
El camino principal nos lleva por misiones bien divertidas, aunque no del todo variadas, en el que debemos cumplir diferentes objetivos militares y termina todo a los tiros. En el medio podemos hacer diferentes misiones secundarias, como salir de cacería, robar bases enemigas, recolectar tesoros, participar de carreras. Todo, todo lo que hagamos nos irá subiendo de rango y nos permitirá desbloquear elementos dentro de una pila gigante de cosas, desde equipamiento hasta armas.
Respecto a ese último punto, fiel a lo que es esta franquicia, el arsenal es enoooorme. Tenemos desde pistolas, arcos, escopetas, ametralladoras, lanzallamas, lanzacohetes, etc. Pero no solo eso, también podemos modificarlas y fabricar armamento especial, como la mencionada lanza cañitas voladoras u otro que lanza cds y, al hacerlo, se escuchan las estrofas de “Macarena”.
Además, podemos utilizar un powerup en forma de el “Supremo”, una mochila especial que nos da una habilidad especial con el que podemos cambiar el resultado de un combate, como disparar cohetes o curarnos luego que nos hayan derribado.
Algunas evoluciones y otras no tanto
Algunas cosas son una pena, como que se haya optado por este camino y eliminado el árbol de habilidades, un poco porque hace que el combate tienda a ser ligeramente similar, más allá de nuestro estilo de juego. Pero la acción está muy bien llevada y las variantes vienen quizás por la incorporación, mejor que nunca, de elementos como vehículos (autos, camiones, lanchas, motos, helicópteros, aviones y hasta tanques) y de compañeros que nos darán asistencia en cada misión. Estos son animalitos muy simpáticos, como “Guapo”, el cocodrilo, “Chicharrón”, el gallo, o “Chorizo”, un perrito salchicha.
Visualmente, Far Cry 6 mantiene una disonancia de conceptos. A nivel diseño: escenarios, vehículos, armas, efectos, todo realmente impacta porque está muy bien llevado. El juego lo pude correr en PC con su paquete de texturas HD y realmente vale la pena todos esos gigas invertidos porque cumple con lo que promete desde ese apartado. No podemos decir lo mismo desde las animaciones faciales, que se ven más de la generación de consolas pasada y desde la inteligencia artificial de los enemigos, que flaquea más de una vez.
En síntesis
Far Cry 6 es un paquete contundente, que tiene horas y horas de contenido, sin contar el apartado multijugador ni todo el contenido extra que sumará su pase de temporada. No hay dudas que, si disfrutaste los títulos anteriores de la franquicia, con este pasará lo mismo. Eso si, en el caso que la historia te haga un poco de ruido es quizás porque no tomaron los recaudos suficientes para contar algo convincente o parecido a lo que pasa con la lucha guerrillera de países como Cuba, Yara, o como le quieran decir.
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Chicos, cuentes que Globant participó en el desarrollo de este juego con in equipo grande de programadores y artistas durante 5 años 🙂 . Vean en los créditos
Saludos