Si algo deja en claro Forza Horizon 4, es que el equipo de Playground Games sabe como nadie en la industria hacer un juego que ponga a los autos en el centro, pero que además sepa atraer a todo el mundo. Podría terminar mi análisis ahí y ya pasar al veredicto, pero no voy a ser tan breve.
Desde el territorio australiano nos trasladamos ahora a Gran Bretaña, más precisamente a ese pedazo de tierra en el que Inglaterra y Escocia se encuentran. No tengo mucho para destacar en lo que respecta al escenario, pero no es algo malo. Siguiendo lo que ya es norma para la franquicia, Forza Horizon 4 nos deleita con paisajes espectaculares, una gama de colores alucinante y espacios que se sienten vivos.
Pero lo que es de verdad importante, y conforma el gran elemento de destaque para esta nueva entrega, es la adición de las estaciones climáticas. Verano, otoño, invierno y primavera nos ofrecen cuatro mapas sobre uno, eseñándole a la competencia, con algo de sutileza, que más grande no es sinónimo de mejor.
Navegar entre las distintas épocas del año aporta una rejugabilidad enorme, incluso compitiendo en los mismos circuitos. En verano, el asfalto y el ripio son casi iguales, pero saltemos al otoño y la humedad va a haber cambiado todo. lo mismo sucede con el invierno, que no solo nos ofrece nuevos entornos al congelarse los lagos, también exige que adaptemos nuestro vehículo a la nieve. Con esto también se refuerza la idea de explorar, pilar importante que diferencia a la serie Horizon de los Forza clásicos, de perderse entre la infinidad de espacios y llevar las cosas al ritmo que más nos guste.
En ese sentido, noto que Forza Horizon 4 deslinda de cualquier tipo de presión competitiva al jugador. En primer lugar, con sutilezas como no poner un ranking (el típico bronce, plata y oro) en las carreras que completamos, así como permitirnos acumular créditos e influencia de diversas maneras y a gran velocidad, o revoleando premios a troche y moche con ruletas constantes. Y en segundo lugar, a través del espectáculo. ¿Competir contra un avión de combate? Adelante. ¿Un tren? Por supuesto. ¿Y un Hovercraft gigante? Claro que sí. Este es un universo que se sabe ridículo (y un poco inverosímil), y abraza esa palabra sin ningún tipo de vergüenza. Hasta nos da la posibilidad de ser el Master Chief por un ratito.
El concepto del Forza Horizon Fest, el festival ficcional que ayudamos a impulsar en cada entrega de esta franquicia, resume el espíritu del juego: Esto es una fiesta, el objetivo es divertirse, y a la diversión no se la puede contener. Por eso no importa cuál sea nuestra forma de pasar un buen rato, este título nos da la libertad de que hagamos eso mismo.
¿Qué lo aleja de ser perfecto, cuando tiene todo lo necesario para serlo? El ritmo. La etapa inicial del juego, en la que una a una se nos explican todas las novedades, sistemas y funciones, y se nos introduce al elenco de personajes es, como mínimo, lenta. Muy lenta. Quizás pueda pasar desapercibido para quienes ingresan a esta franquicia por primera vez, pero si ya vienen de experimentar las entregas anteriores, se van a encontrar con demasiada información repetida.
Si a esto lo combinamos con esos románticos paseos de la cámara, que con tomas casi eróticas de los autos tapan los tiempos de carga del juego, nos encontramos con un chicle eterno que no vemos la hora de que nos deje volver al volante.
Dejando eso de lado, las cosas están bien claras: Forza Horizon 4 sabe qué propone, y sabe muy bien cómo proponerlo. Playground Games demuestra, una vez más, que tiene total dominio del género.
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Desarrollador: Playground Games
Lanzamiento: 2 de octubre de 2018.
Plataformas: Xbox One – PC.
¿En Español?: Sí.
Fuente: Copia adquirida gracias a Microsoft (Xbox One).