Ninjas, katanas y shurikens por todos lados
Qué los “jueguitos de ninjas” son un espacio súper conocido por les gamers no es una novedad. Me atrevería a decir que casi todes en algún momento hemos jugado a algún título ambientado en este mundo. Es muy habitual ver títulos orientales y occidentales: Shinobi 3 de Sega Genesis (me pongo de pie), pasando por Tenchu y Ghost of Tsushima, hasta llegar inclusive al recién salidito del horno Trek To Yomi. La idea de encarnar a un ninja o a un samurai que va matando todo lo que se le cruza a katanazo limpio es moneda corriente en los videojuegos.
Dentro de esa larga lista de títulos que existieron tanto para consola como para arcade, tuvimos el lanzamiento del Ganryu original y hoy, 23 años después, su secuela.
Ganryu 2 es un hack ‘n slash puro y duro, que retoma parte de la historia de su primera entrega, presentándonos una vez más a dos verdaderos rockstars del Japón feudal: Musashi Miyamoto y Sasaki Kojiro. Antes de meternos de lleno a analizarlo, me parece importante dar un pequeño contexto tanto del juego como de estos dos personajes.
Había una vez un título de Neo Geo…
Ganryu, el original, fue lanzado en 1999 por la empresa Visco. Si en algún momento anduviste metide en el mundo del MAME te sonará este nombre ya que durante muchos años se encargó de crear varios títulos emblemáticos para la Neo Geo y, consecuentemente, emulados para el querido MAME: Toda la saga de Vasara, Neo Drifter o Breakers son algunos de los que esta empresa creó para aquella mítica consola de los 90.
Ganryu estaba dentro de esta lista y siempre me había llamado la atención: un hack n’ slash ambientado en un Japón feudal en donde tomábamos el control de Miyamoto (o, en su defecto, de su contrapartida femenina Suzume) y debíamos avanzar por distintos niveles hasta llegar a nuestra lucha final contra Kojiro. Todos estos nombres que mencioné hasta ahora probablemente no les resuenen pero, dentro de la cultura japonesa, son figuras claves y emblemáticas. Acompáñenme que me pongo modo full fanboy del amigo Musashi.
Miyamoto vs Kojiro: El River-Boca del período Sengoku.
NdelR: Amigues historiadores, no se asusten con lo que viene a continuación.
A Musashi Miyamoto podemos definirlo como uno de los samurais más importantes de la historia japonesa. Me atrevería a decir que no hay una figura que haya calado tan hondo dentro del imaginario y el folklore como él. Mucho del fanatismo hacia su figura se debe a que, en gran parte, su historia es creada a partir de mitos o pequeños relatos que uno elige creer como reales.
Se habla de que a los 13 años tuvo su primer duelo (venciendo y matando a un samurái), como también que creó su estilo de pelea desde 0 sin basarse en ninguna de las escuelas que existían en ese entonces (si vieron Rurouni Kenshin/Samurai X se pueden dar una idea a lo que me refiero) y tantos otros mitos que no hacen más que agrandar su leyenda.
Dentro de todo el repertorio de peleas y duelos que se le registran a Miyamoto existe una en particular contra Sasaki Kojiro, quien fuera uno de sus mayores rivales, que es considerada como uno de los duelos más trascendentales en la vida de nuestro querido Musashi.
Según cuentan los corresponsales de la época (?), la misma tuvo lugar en la isla de Ganryū-jima (De ahí el título de la obra) y, aparentemente, el bueno de Miyamoto se tomo su tiempo en llegar al lugar. En el trayecto en barco transformó uno de los remos en una espada de madera (conocida como bokken) para poder luchar contra Kojiro. De acá en adelante las versiones son distintas, pero todas coinciden en que el duelo terminó con la victoria del primero y la derrota y, consecuente, muerte de Sasaki Kojiro.
Tienen tanto peso estas dos figuras que han sido representadas infinidad de veces en películas, animes, videojuegos y, obviamente, mangas. Siendo Vagabond, la obra de Takehiko Inoue, uno de los registros más bellos que existe sobre la vida y obra de Miyamoto (Editorial Ivrea, copate y hace una re-edición de esta obra!)
Volvamos al jueguito en cuestión
La primera entrega de Ganryu, como dijimos, nos ponía en la piel de Miyamoto y retoma algunos aspectos y condimentos de su pelea contra Kojiro. Para esta secuela nos encontramos con que, una vez más, debemos emprender nuestro viaje a lo largo de Japón para llegar nuevamente a Ganryū-jima y luchar, por segunda vez, contra nuestro clásico enemigo, quien esta vez parece haber recurrido a ciertos poderes demoníacos para poder incrementar su fuerza.
Vamos primero con lo bueno: estamos en presencia de un hack n’ slash clásico que nos presenta 5 niveles con 2 zonas cada uno (lo cual nos da 10 escenarios totales).A nuestra disposición tenemos 4 poderes especiales que podemos utilizar: daño, curación y escudo, lo clásico de lo clásico. Por otra parte, los gráficos son muy vibrantes, con colores y diseños sumamente llamativos, que hacen a la experiencia sea aun más entretenida. Los desarrolladores se tomaron la libertad incluso de mezclar mecánicas de otros estilos que sirven como una suerte de “recreo” de la jugabilidad central, lo cual se disfruta y se entiende como un acierto por haberse tomado esta licencia.
El tema, lamentablemente, es que a partir de los últimos dos niveles, entramos en una espiral de bugs y aumento de dificultad que, sinceramente, puede generar muchos dolores de cabeza y/o rage quits. A la hora de realizar esta review nos encontramos con que en en el cuarto nivel (la clásica instancia de tener que ir escalando a través de rocas y vencer una caída al vacío) si llegamos a morir el nivel se bugea de manera automática, volviéndose imposible poder avanzar y consecuentemente uno tiene que “suicidarse” para utilizar un continue y lograr pasar el nivel.
¿La alternativa? Lograr pasar las 2 zonas sin perder las vidas (una experiencia más parecida a un Dark Souls si me preguntan). Es de esperarse que, con el paso de los días, se arregle este problema ya que realmente es bastante molesto.
Y después está el tema de la dificultad, los primeros 3 niveles son desafiantes pero entretenidos, el tema es que luego cambia a una modalidad estilo NG+ y no tanto por la dificultad de las peleas, sino por la longitud de los niveles y algunas mecánicas que, bugs mediante, puede volverse una tortura.
¿Atentan estas dos cosas a la experiencia total? Para mi no, ya que lo primero (los bugs) es esperable que lo solucionen y lo segundo es algo que uno tiene que acostumbrarse, lo que no quita que uno levante el punto ya que el que avisa no traiciona (?). Diría que lo mejor es esperar y estar atento a los fixes que vayan lanzando.
¿Vale la pena Ganryu 2? Si jugaste al original y querés revivir las viejas (o no tanto) épocas del MAME, mi respuesta es sí. Quizás podría haber sido interesante que los desarrolladores incorporaran otros elementos para enriquecer la experiencia (Más armas, upgrades y variedad de enemigos se hubiese agradecido), pero igualmente se disfruta y sirve de excusa para volver a ponernos en la piel del querido Musashi Miyamoto, para emprender un nuevo viaje en búsqueda de nuestro eterno rival.
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