Ghost of Tsushima tiene la particularidad de ser el último título que recibió una calificación numerada, práctica que detesto y por la cual decidí ponerle algo arbitrario entre 90 y 100, a modo de chascarrillo de despedida. El viaje transformativo de Jin Sakai nos deslumbró en su momento por sus bellísimos paisajes, la búsqueda de una inmersión plena, un sistema de combate diverso y la importancia que le asignaba a cada personaje de su cast variopinto.

Por todos estos motivos, no es sorpresa que luego del update multiplayer gratuito que fue Legends, Sucker Punch re-lanzara su más reciente creación en forma de aplicación nativa de PlayStation 5, con algunas mejoras técnicas, una isla nueva a explorar y un modelo de negocio algo cuestionable.
Todo comenzó, algún tiempo atrás en la isla de Iki
No hay dudas de que lo más atractivo de este pack es la flamante ínsula, ofreciendo contenido equivalente en tiempo a algo así como 10 horas entre historia y actividades de arenero. La quest principal en Iki nos enfrenta a un grupo de mongoles liderados por El Águila: una chamán guerrera que testea no solo las habilidades físicas de Jin, sino también su fortaleza mental, exponiéndolo una vez más a su tormentoso pasado.

La plantilla de enemigos se mantiene, suman a un brujo que buffea a sus amigos (típico de buen brujo) y, por si fuera poco, aprendieron a cambiar de armas en el medio de la pelea, con lo que el “piedra-papel-tijeras” de las guardias de combate se intensifica aún más, renovando de alguna forma el combate que ya era por demás divertido. Lo que no es divertido es matar mastines tibetanos; entiendo que debe estar basado en los datos de la época, pero cada vez que en un can se me tiraba encima la incomodidad que sentía era inevitable.
Volvieron los haikus (¡yay!), y a esto se le suman desafíos de arquería e interacciones con la fauna isleña. En uno de estos mini juegos Jin, cual flautista de Hamelin, se dispone a tocar unas rolas para llamar la atención de unos simpáticos monos y gatos, que nos devuelven el gesto en forma de ronroneos hápticos, cortesía del DualSense. Son estos momentos de paz los que diferencian a Ghost of Tsushima del resto de los sandbox estándar, y por ello me alegra ver que perduran en esta nueva aventura.

Mejora con sabor a poco
Quizás lo más decepcionante de esta versión de Ghost of Tsushima es la mejora visual que propone por sobre el juego base en PlayStation 5. Y es que en ese rubro, la única diferencia de Director’s Cut es el aumento en la calidad de imagen (de 1080 a 4K). Recordemos que este juego ya se podía experimentar a 60fps en PS5 gracias a la retrocompatibilidad. Si tenemos en cuenta que el aumento en la resolución en otros títulos (God of War, Horizon, Final Fantasy VII Remake) formaba parte de un upgrade gratuito, está actualización paga podría haber contado al menos con artefactos visuales adicionales, como puede ser el uso de ray tracing o assets de mejor calidad.
No todas son pálidas en la mal llamada nextgen. Por un lado, el DualSense nuevamente se roba las miradas (o el tacto) del público gracias a la resistencia de los gatillos a la hora de tensar la cuerda de un arco o al feedback háptico mientras galopamos las tierras de Iki. El viento, gran protagonista de la versión original, también se ve beneficiado de este aspecto: cada vez que lo utilizamos para guiarnos al destino, la brisa atraviesa el DualSense de manera gentil, ayudando a la inmersión general.

Por el otro, finalmente se le hace justicia a la pista de audio japonesa. Ahora contamos con la sincronización de labios para el idioma nipón durante las cutscenes, gracias al poder de procesamiento de la PS5 que permite el renderizado en tiempo real de estas secuencias que en PS4 eran videos prerendereados y se utilizaban para enmascarar y ayudar a los tiempos de carga demandantes en la vieja consola de Sony. Esta capacidad de procesamiento también ayuda al fast travel, que ahora realmente es veloz y resulta que los viajes entre distintas zonas duren lo que uno o dos parpadeos.
Para cerrar este mini apartado técnico, y como parte de un parche que no tiene que ver con Director’s Cut, finalmente se incluye la opción de lockear enemigos durante el combate, una opción harta requerida por mucha de la gente que encontraba el combate un tanto frustrante en su versión vanilla. También a partir de este update podemos cambiar los controles, en caso de querer colocar los botones de golpeo en los gatillos y así tener un mejor control de la cámara en general.

Conclusión
No logro acomodar todas mis ideas para decidir si recomendar Ghost of Tsushima: Director’s Cut en PlayStation 5 a alguien que ya tiene el juego. Si miro el agregado de la Isla de Iki, es un sí rotundo. Pero si me volteo a ver el apartado técnico, el costo (u$s30.-) y que juegos como Death Stranding van a hacer algo similar por un tercio del precio sugerido para Director’s Cut, me cuestiono el asunto y vuelvo a foja cero. En donde si no hay dudas es en PlayStation 4, donde el ticket a la isla de Iki sale u$s20.-, un valor que, en mi opinión, es más que afable.
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