Las descabelladas mentes de Nicolás Saraintaris y Fernando Martínez Ruppel, fundadores de LCB Studios, nos vuelven a sorprender este año con un nuevo título: Grizzly Man. Si ya tuviste la oportunidad de probar sus otros juegos, entonces sabes más o menos cómo viene la cosa; pero si no es tu caso, déjame decirte, además de hereje, que vayas corriendo a tu plataforma favorita y, por menos de lo que sale un menú ejecutivo, te lleves el combo: Mothmen 1966, Banhsen Knights y Varney Lake.
Este título argentino también pertenece a la saga Pixel Pulp y, a su vez, forma parte de una nueva trilogía junto con los ya anunciados Dark Side Sewers y Possessions Junkies. Aventuras interactivas donde hay algunos rompecabezas y diálogos que seguir, o ignorar, para darle curso a la historia.
No voy a dar demasiados detalles sobre la trama porque no quiero arruinarles la experiencia. Así que, para ofrecer un poco de contexto, el tío Steam nos cuenta lo siguiente:
“Después de sobrevivir a un misterioso ataque en el bosque que borró su memoria hace doce años, un ex Hombre de Negro, ahora un guía de campo llamado Robert, lidera a un grupo de turistas hacia el nacimiento de un río en Alaska… Cuando son atacados por Grizzly Man, una figura misteriosa y mortal vinculada a la CIA y al Proyecto MKUltra”.
Así como en la primera trilogía hubo un personaje central que conectó las historias, en este nuevo trío de videojuegos también habrá un personaje que cumpla ese rol, y lo único que sabemos de este enigmático individuo es su nombre: El Informante.
El arte es impresionante, de calidad, y cuida cada pixel al detalle. Al igual que sus predecesores, es un tremendo homenaje a los fichines retro, que recuerda por momentos estar en una Spectrum o jugando algo del glorioso MS-DOS, y lo hace de manera increíble. Tiene una paleta de colores reducida con tonos fuertes y brillantes, y animaciones que son justas y necesarias para hacerte sentir que viajaste a ejecutar un programa en la década de los ’80.
La banda sonora acompaña muy bien en todos los momentos y proporciona la atmósfera idónea para lo que va sucediendo. Particularmente, en algunos momentos logra ponerme nervioso, sobre todo cuando estoy resolviendo un nonograma —un puzzle pariente del sudoku— donde la música se torna un poco psicodélica con notas disonantes. En lo personal, que llegara a generar esa sensación de incomodidad me pareció un excelente trabajo.
Lo fuerte de Grizzly Man es la narrativa en general. Está muy bien trabajada, desde las descripciones de lugares, las distintas situaciones que se van dando, y los diálogos, que tienen insultos bien criollos y me parecieron una genialidad para reflejar la tensión y los nervios que sienten los personajes.
Y el gore está a la orden del día. Si bien gráficamente no es tan escatológico, las descripciones de cómo Grizzly Man parte a alguien al medio o le deja el cráneo vacío, entre otras, son una genialidad. El manejo de la tensión y la violencia es la frutilla del postre, ya que te mantiene alerta sin la necesidad de recurrir a imágenes grotescas.
Grizzly Man dura poco más de 4 horas y ya lo pueden comprar en Steam. A consolas le llegará la hora al finalizar la nuestra trilogía. Si sos fanático de las historias de misterio y terror, el pixel art y la tensión palpable, no lo podés dejar pasar.