Me di cuenta de algo. Just Cause 4 no está hecho para mi. Me atrevería a decir que no está hecho para mi generación, sabiendo que corro el riesgo de generalizar demasiado.
El cuarto capítulo de la historia de Rico Rodriguez deposita al mercenario muy poco tiempo después de los hechos sucedidos en Just Cause 3. Nuevamente nos enfrentamos a los paramilitares de la Black Hand, pero esta vez en su propia casa: La nación isleña de Solís.
Bien a lo Bollywood, nos encontramos con que dentro de la isla se está gestando un plan siniestro para convertir al clima en un arma de destrucción masiva, y que el propio padre de Rico ayudó a desarrollar este proyecto. Nuestro protagonista tendrá entonces dos misiones por delante, descubrir que fue de su padre y evitar que este proyecto armamentístico sea terminado.
Y ese es todo el espacio que pienso dedicarle a la trama, porque como bien saben quienes están familiarizados con esta franquicia, este aspecto es solo decorativo. Tiene la labor de lograr que en lugar de hablar de «violencia sin sentido», digamos «violencia exagerada».
Just Cause 4 se vende como lo que hizo triunfar a su predecesor: un simulador de piruetas. Steep con armas, para quienes necesitan un ejemplo más específico, y la apuesta va claramente por ese lado.
Al margen de ofrecernos un escenario espectacular desde lo visual, logrando que, por primera vez en esta generación, la capacidad de procesamiento de las Xbox One y PS4 originales se quede corta, Avalanche ha incorporado todo un set de herramientas nuevas al gancho de Rico que refuerzan el grado de experimentación que tiene esta franquicia y hacen que la acción sea más dinámica.
Espectaculares también son las explosiones y efectos climáticos, que prácticamente salen de la pantalla para relamernos la cara de manera constante, aunque esto contrasta con la dimensión del escenario, cuyo tamaño habilita la existencia de muchos tiempos muertos. Cuando estos suceden, se destacan como una torre en el medio de una llanura, y casi al instante es posible detectar las multiples fallas en los movimientos de Rico, en lo torpe que puede volverse el desplazamiento con el gancho, en lo simple que es el funcionamiento de la AI, en la seca artificialidad del entorno y en lo esencialmente vacío de contenido que está este título.
No es que no haya nada para hacer, al contrario, hay casi medio millar de tareas por cumplir. Pero, trayendo todos los vicios de un juego Open World como si la última década de criticas y análisis a este tipo de juegos no hubiese existido, todas esas tareas se pueden dividir en tres: «destruir nave», «pasar a X velocidad por un círculo» y «realizar pirueta».
Por eso es que arriesgo a decir que este no es un juego para mi generación. Está pensado para un segmento mucho más joven que el mío. Es ideal para nuestro preadolescente del ayer, ese que se entretenía horas rompiendo cosas en el GTA sin ningún otro objetivo que ver cuánto duraba hasta ser abatido por la policía.
Carente de toda sustancia, Just Cause 4 decepciona siendo eso, un mero desconector de cerebros.
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Desarrollador: Avalanche Studios
Lanzamiento: 4 de diciembre de 2018.
Plataformas: PS4 – Xbox One – PC
¿En Español?: Sí.
Fuente: Copia provista por Square Enix (XB1).