Continuar un producto artístico bueno y exitoso es siempre un arma de doble filo. Cuando uno se encariña con personajes, lugares e historias, es difícil dejarlos ir y siempre quiere más. Sin embargo a veces hacer caso a los fans y seguir exprimiendo una historia puede arruinar toda la experiencia. Life is Strange 2
Los creadores de Life is Strange saben que, en sus juegos como en la vida, ninguna elección es verdaderamente la correcta y que toda decisión conlleva consecuencias. Así que optaron por una opción intermedia que dejara a todos contentos.
La saga que nos cautivó con la historia de Max y Chloe viajando por el tiempo vuelve, pero sin Max, sin Chloe y sin viajes en el tiempo. Esta vez los protagonistas son dos hermanos, Sean y Daniel Diaz, en un viaje riesgoso escapando de su pasado hacia la tierra de su padre: Mexico. Esto genera un cambio de enfoque importante respecto del primer juego, alrededor de lo que gira toda la experiencia. Daniel, el co-protagonista, es nuestro hermano pequeño, y aunque Sean no es más que un adolescente, es su modelo a seguir. Así como el cambio de paradigma que presenta el último God Of War, en Life is Strange 2 ya no podemos hacer lo que más nos parezca, porque tenemos alguien a quien proteger. Y no sólo lo que digamos va a afectar nuestra relación, sino todas las acciones que tomemos, para con él o para con el mundo.
Jean-Luc Cano, Co-creador y escritor principal cuenta el por qué de este rumbo tan particular de la historia y las mecánicas:
“Cuando estaba escribiendo LiS 1, justo había sido papá. La historia de Max, el tema de volverse adulto y tener que decir adiós a los días de adolescente; era un poco lo que me estaba pasando en ese momento. (…) Creo que parte de la historia de Sean y Daniel vino del hecho de que estaba tratando de entender qué significaba ser padre. Mi hija tenía cuatro años, y me di cuenta que todo lo que decía y hacía era un ejemplo para ella. De golpe tenía una gran responsabilidad, tenía que comportarme lo mejor que podía, por ella. Eso es la educación. Todas mis acciones tenían consecuencias no sólo para mí, sino también para mi hija. Eso definitivamente era algo sobre lo que podía escribir”
Y así es como llegamos a Sean Diaz. Que aunque es un protagonista muy distinto a Max, conserva el espíritu de Life Is Strange. Un hermano mayor que trata de hacer lo mejor que puede. Un personaje con aptitudes artísticas que va a plasmar en su cuaderno todo lo que vea, esta vez en forma de dibujos. Sean no quiere ser fotógrafo como Max, sino quizás dibujante, y los dibujos del diario son simplemente increíbles. Las mecánicas de juntar imágenes siguen ahí, pero esta vez no sacamos fotos en los momentos zen, sino que nos sentamos a dibujar. Claro que el tiempo pasa mientras dibujamos, y hacer muchos bocetos puede hacer que nos perdamos cosas… La mayoría de las mecánicas extras y de la ambientación general sigue ahí, sólo que un poco distintas.
Hay más cosas que cambian en Life is Strange 2. Por un lado, el tono de la trama. La primer saga nos recibía con una historia bella al principio, donde aún con sus golpes bajos, predominaba un espíritu de cálida nostalgia compartiendo nuestro tiempo con nuestra vieja compañera de la infancia. En LiS 2 se pudre todo enseguida. Con una introducción que recuerda a The Last Of Us, nos hace encariñar lo más rápido posible con un personaje secundario que va a desaparecer casi de inmediato, dando lugar al inicio posta del juego. De ahí en más, todo es colina abajo, dirán los mismos protagonistas, mientras escapan de una situación que se salió completamente de control. Ya no hay un colegio y una familia esperándonos en casa, sólo la soledad de la ruta y el cansancio en los pies.
Algo llamativo de este aspecto también es la adultez de los diálogos y las situaciones, pese a que nuestros protagonistas son mucho más jóvenes que antes. Se tratan temas complicados de nuevo, pero esta vez menos relacionados con la adolescencia y más con la política. “Todo es política, pibe” nos va a decir algún personaje secundario que conozcamos por el camino. Se habla mucho de xenofobia haciendo hincapié en que los dos hermanos, por ser hijos de un mexicano, no son bienvenidos en Estados Unidos. “El muro lo necesitamos por gente como ustedes dos” y “no hay un Pie Grande para asustarse, pero sí mexicanos para temerles” son algunas de las frases que pueden (o no) aparecer en los diálogos. También se ve ligeramente el problema de la posesión de armas y de los rednecks de los pueblos yankis. Digamos, un montón de crítica política/social.
Otro cambio interesante, en el cual no me voy a extender para no spoilear, es el tema de lo sobrenatural. La gente de Dontnod se dio cuenta que aunque la mecánica de los poderes de LiS 1 era muy interesante, no es por lo que el juego es querido y recordado. Ya en Before The Storm hicieron una apuesta a un juego sin elementos sobrenaturales. En este caso, lo sobrenatural está presente, pero de una manera mucho más sutil y que pareciera más narrativa que mecánica. Al menos por ahora.
Lo que vivimos hasta ahora es sólo el comienzo de algo más grande, y quién sabe qué aventuras nos deparará la ruta en los próximos 4 capítulos. Lo importante es que no estamos solos en esto, los dos hermanos se tienen el uno al otro. Y al final del día, eso es lo más importante.
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Desarrollador: Dontnod Entertainment.
Lanzamiento: 26 de septiembre de 2018.
Plataformas: PS4 – Xbox One – PC.
¿En Español?: Sí.
Fuente: Copia adquirida gracias a Square Enix (PC).