Antes de arrancar
Me siento en una suerte de “obligación” de hacer esta aclaración: Diablo es una de las franquicias que más quiero del mundo de los videojuegos. No puedo ser objetivo con esta saga: Desde el Diablo 1 inicié una relación de amor hacia el título de Blizzard que se mantiene vigente entrega tras entrega, independientemente de los vaivenes que tuvo la saga y las distintas polémicas que se generaron alrededor de esta.
Por lo tanto, siempre que aparece un nuevo contricante que se tilda como el “sucesor”, me subo al tren del hype sin dudarlo, buscando que llene el vacío que me deja la ausencia de un, por ejemplo, Diablo 4. Así es como en su momento pasé por las distintas entregas de Torchlight, Path of Exile, Titan Quest o Grim Dawn. Cada uno aporta desde su espacio con sus cosas buenas y no tan buenas, y cuando un amigo me definió al Lost Ark como “Un Diablo con sistema de dungeon y looteo de WoW” se imaginan el estado catatónico al que entré.
El devenir de Lost Ark
Antes de meternos de lleno a analizar y desmenuzar Lost Ark, hagamos un poco de historia para entender de dónde viene y por qué recién “ahora” aparece por nuestras latitudes.
Lost Ark es un MMOARPG que vio la luz en Corea allá por el año 2019 y de a poco comenzó a llegar a distintas zonas de la región de Eurasia. Cómo se imaginarán, allá la pegó y fuerte: Se estima que mantiene un pico de casi 240.000 usuarios conectados de manera simultánea (sólo en los servidores asiáticos, vale la aclaración). En su momento era muy frecuente encontrarse con artículos y tutoriales en Youtube de cómo lograr hacerlo funcionar por estas latitudes (en resumen: utilizar un vpn, conectarse al server ruso e intentar dilucidar qué había que hacer).
Viendo que se las traía, la gente de Amazon se metió de lleno y logró que Lost Ark sea el primer “third-party” publicado por ellos. Se estima que para 2022 va a estar disponible globalmente.
¿Qué es Lost Ark?
Caer en que es un “especie de” Diablo con tintes orientales sería una simplificación muy burda e ignorante. Si bien es cierto que explota a la perfección el estilo que fue “creado” por Diablo, lo cierto es que hay mucho más dando vuelta alrededor del Lost Ark.
Por empezar, nos permite la creación de distintos personajes que se encasillan en los típicos arquetipos pertenecientes al género; así tenemos a nuestra disposición las clases de Guerrero, Artista Marcial (Si jugaron al Diablo 3 o al Ragnarok Online, esto sería lo más cercano al viejo y querido Monk), Artillero (el DPS a distancia), Maga y Asesino.
Lo interesante es que de cada clase se desprenden distintos tipos de subclases que podemos elegir para generar nuestro personaje. ¿No estamos seguros con qué jugar? ¡No hay ningún problema! Tenemos una función que nos permite probar cada clase y subclase con todos sus skills activos para que podamos usarlos y practicarlos con distintos enemigos para ver si nos sentimos cómodos con la elección o no. Este punto me parece muy interesante y se celebra que incorporen esta suerte de testeo de personaje antes de empezar.
Obviamente tiene un nivel de detalle a la hora de crear nuestro personaje que, uno podría decir, es bien típico de los juegos “orientales” (No voy a desarrollarlo en esta nota porque nos iríamos por las ramas, pero hay algo para investigar e indagar sobre la construcción de los mismos y cómo, dependiendo de donde viene, los rasgos y las características de las representaciones cambian radicalmente).
Más allá de la propuesta 100% personalizable, Lost Ark nos presenta un mundo fantástico-medieval con una calidad visual muy elevada, hay ciertos niveles de detalles en las distintas zonas que recorremos que son realmente increíbles (texturas, edificios, fondos, paisajes, etc) lo que hace que la experiencia del juego sea, visualmente, muy disfrutable.
La diferencia está en los pequeños detalles
La propuesta de Lost Ark marca todos los casilleros que se engloban dentro de este género: árboles de skills, un hack n’ slash furioso contra horda de enemigos, posibilidad de aumentar nuestro nivel de equipo y una historia bastante estándar. Nos encontramos con que plantea un lore bastante habitual (y trillado ya esta altura): el bien vs el mal, resultamos ser una suerte de “elegido” y tenemos la necesidad de ir avanzando para destrabar elementos que nos van a ayudar en el “enfrentamiento final” (a esto le tenemos que sumar las típicas sidequests que nos van a acompañar: juntar X cantidad de ítems, matar Y cantidad de un tipo de enemigo o entregarle un ítem a un fulanito de un campamento, por ejemplo).
A mi juicio, y después de haber jugado casi 10 horas a la beta cerrada, lo interesante de la propuesta de Lost Ark radica en cómo incorpora elementos de otros géneros y logra explotarlos dentro de una dinámica ARPG.
Metiéndonos en el apartado del progreso de nuestro personaje, Lost Ark nos propone 2 tipos de leveo, tanto de personaje como de nuestra cuenta. El primero es el clásico: subimos de nivel, nos habilitan skill points y la posibilidad de utilizar mejor equipo. Luego tenemos el leveo que se nos presenta como uno de los primeros factores “externos” a un ARPG: A medida que subimos el nivel de la cuenta vamos a poder ir destrabando distintos upgrades que complementan la subida de nivel del personaje. Así es como, por ejemplo, podemos ir desbloqueando bonus de stats en particular (más fuerza o destreza, por ejemplo) que se suman de ahí en más a la build de nuestro PJ.
En cuanto a la mecánica y el gameplay de Lost Ark, ahí empezamos a encontrarnos con agregados que se sienten, realmente, como una bocanada de aire fresco dentro de un género que ya está totalmente explotado de recursos.
Por empezar, se nos plantea la posibilidad de realizar “acciones” dentro de distintos escenarios lo que le agrega, si se quiere, una pizca de dinamismo: en determinados momentos vamos a encontrarnos con lugares en donde debemos treparnos, saltar, caminar por una pasarela o bien deslizarnos por una suerte de barranco, todas estas acciones se realizan de manera automática apretando una tecla.
Después tenemos el apartado de los dungeons, uno de los elementos que más disfruté. Si están familiarizados con, por ejemplo, el World Of Warcraft, Lost Ark toma los elementos clásicos de los dungeons del WoW y los adapta a la dinámica propia. Así es como nos encontramos transitando dungeons en donde debemos enfrentarnos a mini jefes hasta llegar al boss final que, en muchos casos, tienen distintas mecánicas e instancias de pelea. Al finalizar el dungeon, tenemos un sistema de looteo similar a cualquier mmorpg: ítems que tiran los enemigos + cofre final con un looteo para cada une de los asistentes de la party.
Y por último, hay algo muy interesante sobre lo que se puede generar alrededor de los niveles que, de nuevo, se toma prestado de los mmorpgs y se nota que encaja a la perfección con este ARPG, y es el tema de los world bosses.
A medida que vamos avanzando por los distintos escenarios, vamos a ir viendo que se nos habilitan distintas sub-quests que giran alrededor de realizar ciertas acciones en los mapas (por ejemplo: matar a distintos tipos de enemigos, juntar X cantidad de ítems, desbloquear vistas de distintos paisajes, etc) lo cual habilita el sumar puntos para destrabar ítems. También tenemos la posibilidad de enfrentarnos al world boss de cada mapa en particular y les aseguro que es un DESAFÍO en mayúsculas poder bajarlo: en las dos primeros mapas estuve más de 20 minutos con cada jefe en equipos de más de 15 jugadores que se suman de manera espontánea para intentar destruirlo y, consecuentemente, robar el botín que tira el jefe.
El temor de volverse repetitivo
Si bien hasta ahora fueron todas flores hacia Lost Ark, la realidad es que también tiene sus puntos flojos que, a la hora de jugarlo, hay que poner sobre la balanza para ver que tanto “tira para abajo” la experiencia o bien nos importa 3 rabanitos.
Como dije, la historia es super cliché, lo que hace que todo el sistema de misiones pase sin pena ni gloria. En muchísimas oportunidades me encontré salteando todas las escenas de diálogos para que las habiliten e ir directamente a realizarlas. También, por otro lado, en muchos casos son demasiado simples (al borde de lo absurdo). En un momento tuve que ir a buscar cierta planta que crece en una zona que tiene poderes curativos para poder ayudar a unos soldados que habían caído víctimas de una plaga (siempre hay soldados y una plaga que los afecta, SIEMPRE), no tuve que dar más de 10 pasos hasta encontrar uno de los arbustos y buscar la planta para ya completar la quest: ?¿Una tasa de drop del 100%? ¿Es necesario?
Si bien comenté que los dungeons y las batallas contra los jefes de cada zona son elementos muy interesantes y que resaltan la propuesta de Lost Ark, al mismo tiempo se nota una chatura a la hora de poder customizar nuestro personaje. Tengo un paladín que logré llevarlo a nivel 30 y hasta el momento no me crucé con ningún arma o pieza de armadura que realmente sea única o tenga atributos muy diferentes a los ítems que el juego te va entregando a medida que avanzas en la historia. Quizás hay jugadores a los que esto no les interesa, pero yo siempre festejé que un ARPG me permita crear mi personaje con los ítems que YO quiera y/o busque y no simplemente con lo que me van entregando a medida que subo de nivel o avanzo en la historia.
Y este último punto puede estar atado con algo que puede generar bastante rechazo en la comunidad y es que el Lost Ark tiene ciertas cuestiones de “mecánica” pay to win (P2W) que puede generar bastante rechazo…
¿Es Lost Ark un juego P2W?
Parafraseando al comprador al que Homero intenta venderle a Stampy en Los Simpsons, el Lost Ark “es y no es” un p2w.
Por empezar, el mismo juego se define como un FREE MMORPG de acción, aclarando constantemente que cualquier usuario puede acceder al mismo y jugarlo de manera gratuita.
La letra chica se encuentra en los “upgrades” que podemos obtener a través de $$$$: Lost Ark cuenta con una tienda enfocada en elementos cosméticos que pueden ser de nuestro interés o no (monturas o acompañantes únicos, skins exclusivos, etc.) como así también la posibilidad de comprar a través de steam distintos paquetes denominados bronce, plata, oro y platino. Como se podrán imaginar, a mayor “nivel” del paquete, más cantidad de beneficios tendremos a nuestra disposición.
El detalle pueden encontrarlo en este sitio pero para resumirlo, sí, estos paquetes te traen beneficios que uno podría entender qué afectan o facilitan tu jugabilidad. Habrá que ver si la balanza se inclina demasiado a que, quien compre uno de estos paquetes, tenga una experiencia mucho más sencilla y rápida que el resto de los jugadores. Por lo pronto, dejo que cada une entre a Steam y se maraville con los valores de cada uno de estos paquetes.
En definitiva, creo que está en la conciencia gamer (?) de cada une si esto le genera una traba o no a la hora de sentarse a jugar a un título, a mí particularmente no me mueve un pelo y no lo siento como algo negativo siempre y cuando no influya en la experiencia final.
¿Vale la pena el Lost Ark?
La propuesta de Lost Ark se juega y siente como novedosa en un mundo que está cargadísimo de títulos que parecen copias y, en algunos casos, malas.
El apartado online suma y mucho para la experiencia, algo que en su momento Path of Exile había logrado y en donde se mantiene vigente. Sin embargo, la posibilidad de sumarle el componente MMO a un ARPG es algo que me parece sumamente novedoso y que vale la pena explorar (si uno disfruta de este tipo de propuestas).
Habrá que ver cuando sea lanzado oficialmente, allá por Marzo de 2022, con qué producto final nos encontramos y qué tanto influyen (o no) los paquetes que mencionamos anteriormente, por lo pronto me parece que la propuesta de Lost Ark, a grandes rasgos, se disfruta y mucho. Tiene muchos elementos que si bien no son novedosos, se presentan con una vuelta de tuerca que genera una bocanada de aire fresco dentro de un mundo de ARPGS que estaba pidiendo a gritos que alguien abriera las ventanas y dejara correr un poco de aire.
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