Cada vez que pienso en Mario Party lo hago con mucho amor, ya que me transporto a una Rai muy chiquita allá por el año 2001. Mi primer contacto con esta serie que acaba de sumar Mario Party Superstars como el título #25 a su historial, fue en la Nintendo 64 gracias a mi entonces mejor amiga, Natalia. Hasta el día de hoy recuerdo vívidamente nuestras recurrentes pijamadas que constaban de un exceso de dulces, todos los discos de las Spice Girls y S Club 7, la película “Bring it on” en loop y por supuesto los legendarios Mario Kart 64, Super Mario 64 y Mario Party 3.
Una vez que terminábamos de trepar por las paredes gracias al exceso de azúcar, dedicábamos el resto de la noche y toda la madrugada a la consola. Luego de avanzar hasta el cansancio la historia de Mario 64, nos enfrentábamos un sinfín de veces en las pistas de Kart. Pero para nosotras el broche de oro siempre eran las impredecibles partidas de Party que ponían en riesgo nuestra amistad (sólo por unas horas).
¿Pero de qué se trata?
Las partidas en Mario Party Superstars son de cuatro jugadores, quienes avanzan en un tablero interactivo a través de casilleros utilizando un dado para determinar la cantidad de espacios por recorrer. Los lugares en los que caen tienen distintas características. Primero están separados en colores. Los azules te otorgan monedas, los rojos te las descuentan y los verdes contienen eventos especiales. Además hay casilleros de suerte (te dan regalos), de VS (descuentan monedas), los “chance time” (modifican el rumbo de la partida) y los de Bowser (un encuentro mano a mano con el temido rey de los Koopas).
El objetivo es sencillo: gana quien compre/robe más estrellas. Para adquirir este invaluable objeto debemos obtener monedas cayendo en las casillas adecuadas y/o ganar los mini juegos que se dan entre los participantes cada vez que finaliza una ronda de turnos. Suena bastante sencillo, pero al tratarse de tableros temáticos y dinámicos, con eventos especiales y muchas sorpresas de por medio, nada está dicho hasta que se lanza el último dado. Además, nunca falta quien haga una jugarreta irreversible y te deje en el último puesto. Lo comento porque le pasó a un amigo…
¿Y la novedad?
En este título particular llamado Superstars se hace una especie de homenaje a toda la línea Party. Es el equivalente a los discos de “Grandes éxitos” que lanzan los artistas cuando quieren hacer un regreso a los escenarios tras algunos años fuera. Aquí precisamente, los cinco tableros disponibles (Yoshi’s Tropical Island, Peach’s Birthday Cake, Space Land, Woody Woods y Horror Land) son sacados de la trilogía original lanzada para la Nintendo 64 (1998-2000), aunque los cien mini juegos disponibles son un mix traído de las once entregas previas.
Como premisa suena todo espectacular, pero una vez que baja el hype de las primeras partidas, las falencias de Mario Party Superstars empiezan a salir a la luz. Para empezar, venimos de Super Mario Party (2018) en donde disponíamos de 19 personajes para jugar, mientras que este trajo de regreso a tan solo 10, dejando fuera a exponentes importantes como Bones y Browser Jr.
Por otro lado, volvieron a ciertas fórmulas pasadas para aumentar un poco la dificultad y obligar a que el jugador sea más estratega al momento de llevar a cabo sus movimientos. Por ejemplo, los dados son del 1 al 10, se aumentó el costo de las estrellas, así como el precio de los ítems más valiosos. Pero al mismo tiempo se dejaron olvidadas muchas implementaciones positivas de los títulos más nuevos como el sumar aliados a las partidas, los dados únicos de cada personaje y algunos modos de juego secundarios que le daban más sustancia a la entrega en general.
¿Su mayor condena? El precio.
El juego no está mal, no me malinterpreten. De hecho, para quienes pasaron mucho tiempo lejos de la franquicia, es como volver a casa. Pero Nintendo no puede esperar que unos pocos tableros viejos con gráficos lindos sean lo suficiente como para justificar USD 59,99. Incluso para mi, la reina de la nostalgia y amante empedernida de la gran N, me hubiera hecho enfurecer de forma desmedida pagar esa cantidad y encontrarme con un título con tan poco contenido.
Siendo una entrega que apunta a la generación de treintañeros que vivimos la trilogía original de pequeños, tienen que entender que venimos con un bagaje de juegos grande. Que a estas alturas esperamos mucho de las compañías que desarrollan nuestras aventuras favoritas y que sabemos el valor real de los títulos en los que invertimos tiempo y dinero. Es ridículo que ahora que está disponible el catálogo de la N64 en la Switch, saquen este tipo de homenaje, cuando lo que corresponde es que Mario Party 1, 2 y 3 entren en ese repertorio de emulables.
Incluso, a pesar de haber implementado de mejor forma el apartado online, no es suficiente. Sí, es preferible jugar con desconocidos en internet que con el CPU, ya que se vuelve más competitivo, hay una dificultad de por medio en las partidas que lo hace menos monótono. Pero aún así, no hay muchos ajustes que se pueda hacer al crear la búsqueda de tableros disponibles, por lo que es muy probable que termines con un grupo con gente que ni siquiera habla tu mismo idioma. Lo ideal y la razón de existir de Mario Party es la interacción en vivo.
Aún recuerdo uno de mis mejores veranos, el del 2005, cuando coincidimos los 4 primos en Lima para las fiestas y el menor de todos trajo su GameCube con las nuevas entregas de la franquicia. Nos la pasamos jugando todos y cada uno de los tableros, como si nuestro honor realmente dependiera del resultado de cada partida. Hacíamos equipos y los rotábamos, nos molestábamos entre todos, había revoleos de controles y cenas en las que no nos dirigíamos la palabra porque seguíamos enojados por perder. Pero los buenos momentos fueron más, los chistes, las risas, los comentarios internos y todo eso fue más grande. Por eso los recuerdos siguen intactos.
Esta es definitivamente una aventura para vivirla acompañado, pero acompañado en serio. Compartiendo un mismo espacio, en un sillón, uno al lado del otro, con snacks de por medio y tal vez una birra. Bueno, para ustedes, porque yo tomo 7Up. Me parece una movida muy extraña de Nintendo querer volver a popularizar un título de este estilo cuando aún estamos saliendo de una pandemia que nos exige precisamente lo contrario con el distanciamiento social.
En fin…
Luego de sentarme por varios días a analizar la vida y desarrollo de esta querida y tan cercana franquicia, solo veo dos posibles caminos. El primero es ser justos con el público y ponerle al juego el precio que se merece (que no llegaría de ninguna manera a superar los USD 29,99) y haría siquiera posible el jugar remoto con amigos. El otro es simplemente ponerle un freno a esta particular saga y recordarla por lo que fue. Para mi, luego de la decepción de la entrega previa y ahora Mario Party Superstars, creo que es hora de guardar los dados y dejar que por fin la fiesta termine.
Si llegaste hasta acá y te gusta lo que hacemos en Press Over, medio independiente hecho en Argentina, siempre nos podés apoyar desde la plataforma de financiación Cafecito. Con un mínimo aporte nos ayudás no sólo con gastos corrientes, sino también con la alegría de saber que estás del otro lado