Culebrones aparte, está claro que Konami tiene una difícil tarea por delante: Metal Gear necesita sobrevivir sin Kojima. ¿Es esta nueva entrega la mejor forma? Muchos lo sentenciaron a muerte apenas se dio a conocer, sin siquiera el beneficio de la duda.
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Es innegable que, en un universo plagado de personajes carismáticos, plantear un spin off con un personaje genérico, de esos que pasaban por atrás de la Mother Base haciendo “cosas” y que no lo conoce ni Mongo, es un poco alarmante. Y una decisión jugada, que uno no sabe cómo entenderla.
¿Dejar descansar la saga, para que recupere la elasticidad? ¿Nadie quería agarrar la “papa caliente” que implica continuar con una historia POSTA del Universo? No lo sabemos. Pero, como quien no quiere la cosa y a pura especulación berreta, metí otra oración con nada. Qué habilidad…
Luego de probarlo, pareciera que el concepto de supervivencia de Konami es comer anchoas en el desierto.
El juego coquetea de manera peligrosa con el embole, las misiones no son la gran cosa y la historia mucho menos. No está a la altura de ningún Metal Gear, ni siquiera a su muy buen spin-off hack-and-slash, “Revengeance”.
Podemos decir que la primer prueba de supervivencia es la apertura, infeliz acreedora de la cinemática. Si bien no la más larga, seguro la más embolante de toda la saga. Como cuarenta minutos de algo que nos deja de parecer interesante a los cinco, porque no tiene ni un poco de gancho. Ya arrancamos aburridos y pasamos a un tutorial aún peor, que dura por lo menos 2 horas.
A partir de ahí, con algunas buenas herramientas y otras muy pobres, el juego busca remar de manera furiosa para escapar del torbellino del “uninstall”. Lo consigue, por poco, porque las mecánicas de supervivencia y crafting están bastante bien en general.
La historia comienza durante el incidente final de Ground Zeroes, cuando al retornar Big Boss a la base se arma terrible despelote. Nuestro personaje, al que llamaremos Carlitos, es abandonado a su suerte en medio de la destrucción. Aquí comienza un amasijo de ciencia ficción lánguida y con poco fundamento.
Metal Gear siempre ha tenido cosas recontralocas, pero había tanto contexto que pasaba. Pero da la sensación de tener que tragarnos un elefante entero con dos vasos de whisky. Del berreta.
Hay una dimensión paralela repleta de los zombies más tarados de la historia. Y cada tanto vienen para este lado a hacer lío. A veces, les pinta abrir Agujeros de Gusano para afanarse basura y cosas oxidadas, de lo locos que son. Como esta situación no se puede permitir, Carlitos es enviado para encabezar el rescate de un grupo militar explorador desaparecido.
De paso, se le alienta a que aproveche para obtener más información sobre un tipo de energía de esa dimensión, que vendría al pelo de este lado de la realidad. Resumiendo: es muy probable que, antes de la media docena de horas, la historia apenas les importe. Lejos, muy lejos de un Metal Gear…
Las misiones son bastante repetitivas y, como ya hemos dejado en claro, la narrativa no acompaña. Lo único que se puede jugar cooperativo (a pesar de tener que estar conectados todo el tiempo) son unas misiones tipo tower defense contra diversas y cada vez más complicadas hordas de enemigos que vienen en etapas. Son divertidas y es un buen punto del juego, pero cabe aclarar que es una y otra vez lo mismo.
En cuanto a las mecánicas jugables, hay altibajos. Nuestro enemigo más complicado durante varias (demasiadas) horas son el hambre y la sed. El hambre define el máximo de nuestra salud, y de igual manera ocurre con la sed y la resistencia. El problema es que Carlitos es el tipo con mayor tendencia a la hipoglucemia y deshidratación que llegaremos a conocer jamás.
El temita de hacerle la vianda y darle el agüita al principio nos genera tensión y preocupación, pero no tarda en pudrirse nuestra paciencia. Por suerte, más adelante existen mecanismos para que la obtención de estos recursos sea menos trabajosa. Pero hay que llegar.
Está claro que, en este planteo, la mecánica de crafteo es clave. La buena noticia es que está bien resuelta en líneas generales, con diversas opciones de construcción y mejora, tanto de armas y equipo como también de estructuras de la base.
Esta evolución nos engancha, aunque es una pena que para gestionarla tengamos unos menús cuyo diseño revista una complejidad innecesaria. Se sienten torpes, redundantes e incómodos. Esto último no nos gustó, aclaramos por si no se nota.
En cuanto al combate, el calco de Metal Gear: The Phantom Pain le sienta bien por el lado de las armas de fuego. Pero, con las armas cuerpo a cuerpo, el sistema resulta incómodo y poco responsivo. Tendrían que haber sido un poco menos vagos y haberlo adaptado. Más pensando que, por el tipo de enemigo, las usaríamos mucho más que en la anterior entrega.
Pese a ello, no tendremos demasiados problemas, porque nos enfrentaremos a unos zombies con una IA de terror (cuac). Tanto que, en comparación, el zombie más lerdo de The Walking Dead podría aspirar al Nobel de Física con un poco de empeño.
Gráficamente, está al nivel de Metal Gear 5: The Phantom Pain porque básicamente es Metal Gear: The Phantom Pain con estructuras más rotas y más escombros. ¿Está bien? ¿Está mal?
Si bien el juego tiene precio reducido, no creemos que esa rebaja alcance a justificar el “copy & paste”. Para colmos, en Argentina lo podemos comprar en Steam por $999, un valor que parece alto al punto del absurdo para lo que se ofrece. Por ejemplificar, podemos acceder al titánico Kingdom Come por $650, donde toda la variedad de Metal Gear Survive podría estar circunscripta en un baño de este juego.
Y luego está la frutilla del postre: han tenido la brillante idea de incluir microtransacciones, donde entre otras cosas podemos encontrar el pago por slots adicionales para personajes. Sí, tal como lo leen. Lo positivo que este “tiro de gracia” del juego viene incluido, no hace falta esperar al DLC.
Así, no, Konami. Un producto de una calidad general aceptable, pero que lucha (¿o luchamos nosotros?) por entretenernos. Con una fiaca tremenda para el diseño y el rediseño. Con una relación costo/calidad polémica para el resto del mundo y absurda para Argentina. Y, encima, microtransacciones. ¡Y encima pagar por un slot adicional! Supongo que no nos cobran el agua, porque Carlitos consume a rolete.
Más allá de esto, el juego tiene puntos interesantes, pero no es recomendable ni para un fanático enfermo de la saga, porque la poca identidad los hará llorar en posición fetal. Comprenlo con amigos para jugar el coop, pero cuando salga alrededor de $200. Nunca un mejor título: la saga Metal Gear está en modo supervivencia.
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Desarrollador: Konami Digital Entertainment
Lanzamiento: 20 de febrero de 2018
Plataformas: PC – PS4 – Xbox One
¿En Español?: Sí
Fuente: Copia adquirida gracias a Konami.