No soy una persona fanática de los videojuegos de automóviles, a excepción de Mario Kart (porque mi corazón es de Nintendo y ya todos lo saben). Pero cuando vi el trailer de este título me dieron muchas ganas de probarlo porque me hizo recordar cuando era niña e iba a la casa de mi papá los fines de semana a jugar con una pista de autos plásticos de muy bajo presupuesto. Pasamos incontables horas dando vueltas al mismo circuito y esa nostalgia fue la que me impulsó a ponerme detrás del volante.
La última creación de The Binary Mill nos pone en un mundo en miniatura donde pareciera que jugamos con los populares Hot Wheels que teníamos de pequeños y nos introduce a un universo con una variedad de contenido que sorprende.
El mundo de Mini Motor Racing X está repleto de cosas por hacer. Para empezar, cuenta con más de 50 circuitos, algunos disponibles y otros que habrá que desbloquear conforme ganemos los campeonatos (Beginner, Standard, Expert y Master). Y este catálogo de pistas lo podemos jugar de cuatro maneras distintas: carrera, co-op, carrera rápida y modo arcade.
El modo de carrera nos permite jugar de forma clásica. Hay una cierta cantidad de vueltas por dar a la pista, competimos contra otros vehículos y gana el primero que termine el circuito. Pero, además, el juego nos ofrece una variante de la carrera llamada “Tipo X”, en donde contamos con armas y power ups para sabotear a nuestros contrincantes, al mejor estilo de Mario Kart o Crash Team Racing.
En el modo co-op se puede jugar de dos a cuatro jugadores, y aquí lo más destacable (además de la diversión de jugar con amigos) es que se nos permite elegir si queremos hacer la carrera con pantalla compartida o no. Para quienes sean medio ciegos como yo, esto no es lo ideal porque al dividir la pantalla perdemos mucho campo de visión. Ni hablar si esto sucede cuando tenemos la consola en modo portátil.
La carrera rápida es lo mismo que el modo clásico pero dejando los torneos de lado. Nos permite entrar a las pistas disponibles de forma individual para ir conociéndolas, para familiarizarnos con las armas y técnicas especiales (en el caso del Tipo X) e ir mejorando nuestros tiempos en cada vuelta.
Sin embargo, el modo arcade para mi es el mejor de todos. Un espacio que contiene cuatro mini modos. En el Time Trial corremos solos y debemos intentar lograr el mejor tiempo en cada una de las vueltas del circuito. Bumper Ball (la opción más entretenida) nos obliga a empujar una pelota de fútbol gigante de un lado al otro de la cancha para intentar meter goles, al estilo Rocket League. Este se puede jugar hasta con equipos de 4 vs 4, lo que genera un caos hermoso y lleno de adrenalina.
En Micro Motor los autos miniatura se vuelven más pequeños aún, lo que hace que se sientan muy ligeros y veloces. Pero cuidado, al mínimo impulso o golpe saldremos disparados por los aires.
Finalmente, en Custom, se nos permite correr cualquier pista, elegir entre día o noche, setear la cantidad de vueltas que daremos e, incluso, elegir qué autos y qué nivel de expertise tendrá cada uno de los jugadores a cargo de la IA.
Pero ahí no termina la pequeña magia del juego. Conforme vamos pasando las pistas, ganamos dólares que nos permiten hacerle mejoras a los autos disponibles y a los que iremos desbloqueando conforme progresemos. Los cuatro aspectos que se pueden upgradear son: manejo, aceleración, velocidad máxima y nitro. Eso sí, tengan cuidado en qué ocupan el dinero, pues es difícil conseguirlo.
El peso que tiene el apartado online en el título es destacable. En cualquier modalidad que elijamos para divertirnos se nos da la opción de crear un party con amigos o unirnos a un party random. Además está el leaderboard global que nos empuja a rejugar los campeonatos para tener cada vez mejor tiempo en las vueltas y subir en la tabla de posiciones. Un éxito para quienes se toman estos juegos en serio y son realmente competitivos.
Otro punto fuerte y que no me esperaba es que una vez dentro de nuestro diminuto auto podemos elegir entre siete tipos de cámara. Podemos jugar en primera persona o con la cámara tradicional típica de los juegos de karts o incluso totalmente cenital (aunque esta definitivamente es la opción más incómoda). Los siete ángulos se pueden alternar durante la partida, lo que cambia la experiencia por completo y hace que cada jugada sea única.
Si bien Mini Motor Racing X no es un título que revoluciona el género, es una opción bastante sólida que ofrece una gran amplitud en todos sus aspectos. Desde gráficos coloridos y simpáticos hasta muchos ángulos de cámara, un buen catálogo de pequeños autitos, pistas, campeonatos y mini games. Eso sí, no se dejen engañar por el look un tanto infantil. Este videojuego cuenta con un buen nivel de dificultad que seguro tendrá a los mejores jugadores automovilísticos pataleando en más de una ocasión.
Mini Motor Racing X se lanzó en Nintendo Switch el 18 de septiembre y lo jugamos gracias a la buena voluntad de The Binary Mill. También está disponible en PC y PlayStation 4, donde tiene opción VR.