Moving Out es un simulador mudanzas, tanto singleplayer como multiplayer, lanzado el 28 de Abril de 2020 por Team17, la misma empresa (me di cuenta) que realizó la mayoría de los Worms y que publicó Overcooked. Pero ¿por qué estoy hablando tan tarde de un juego que salió a principio de año? Porque seguramente ustedes, al igual que me pasó a mí, deben seguir buscando entretenimientos para la cuarentena, pero que además les permitan disfrutar con la gente que viven otro juego multiplayer fundamental para poner a prueba la tolerancia de una relación.
Por eso, antes de hablarles de este juego, me parece super necesario comentarles de qué trata Overcooked, uno de los pocos juegos en el mundo multiplayer realmente divertidos, cómicos y a la vez desafiantes. Básicamente encarnamos personajes encargados de preparar y servir comidas a toda velocidad trabajando en equipo. Los he jugado con pareja, amistades, familia… los gritos y las discusiones reinan, la adrenalina corre y cuando se termina siempre queda la sensación de que necesitás más. Y desde ya, si lográs terminar el juego con cualquier persona, sentís que algo cambió para bien en esa relación, sobreviviste todo un Overcooked sin pelearte para siempre, sos un ser superior.
Yo desconocía completamente que Moving Out era un juego similar, pero fue a raíz de un reposo post operatorio que decidí comprarlo para Switch y me sorprendió descubriendo que tiene una dinámica satisfactoriamente parecida, pero más difícil.
¿De qué trata?
En Moving Out formamos parte de una empresa de mudanzas. Podemos elegir diferentes sprites de personajes para jugar por nuestra cuenta y a medida que avanzamos también se desbloquean nuevos aspectos. Si entran más personas (se puede hasta cuatro) automáticamente se regula la dificultad, haciendo que los objetos sean más pesados y, por ende, haya que trasladarlos en grupo y así sucesivamente.
Lo verdaderamente entretenido es que gradualmente va incorporando desafíos que no solamente incluyen el traslado de objetos al camión de mudanzas, sino el manejo de objetos frágiles, maniobrar muebles grandes por puertas chiquitas, animales o fantasmas que molestan en el camino, ventiladores, escaleras, obstáculos… sobran las ideas que incorporan desafío de manera ascendente y la curva de aprendizaje siempre está perfectamente ajustada a lo que el juego exige… que igual es mucho.
Jugando sola rarísimas veces conseguí llegar más allá de las medallas de plata y jugando de a dos, muchas menos al oro. Por supuesto que también está la opción Assist Mode para jugar más relajadamente, además tiene diferentes tipos de regulaciones que podemos elegir para que tampoco sea una pavada, como que los ítems en el camión no ocupen espacio y no sea un problema acomodarlos, tener más tiempo para completar las tareas y así sucesivamente.
Más allá de esto, la empresita de mudanzas visita casas de todo tipo, pero también incluye fábricas, rescates de equipaje en aviones, y otros niveles extra super divertidos… Incluidas algunas visitas a estaciones espaciales muy bizarras.
El valor del juego
Si bien la diversión de Moving Out promete muchísimo de por sí, algo que me pareció tremendamente disfrutable fue su humor paródico hacia el capitalismo.
Todos los personajes son laburantes sacrificados que tienen que trabajar a todas horas, no lastimarse porque el seguro no los cubre y tener que aguantar todas las exigencias de su jefe. Todas estas realidades tan crudas de nuestra vida cotidiana están abordadas desde la inocencia de un zorrito que mueve cajas charlando con una tetera parlante que maneja el camión, y sin embargo, en sus breves intercambios antes y después de las mudanzas encontramos referencias muy reales a nuestra propia vida.
Ese estilo picante resultó ser perfecto para hacerlo todavía más entretenido, pero además una muestra de como a veces, por muy breve que sea el guión de un videojuego, puede sacarle el jugo al ingenio de su autor y por eso: aplausos.
La rejugabilidad como punto fuerte
Moving Out te lleva de la mano con tanta fluidez que en general vas a querer volver a jugarlo para superar los desafíos que no lograste, o para conseguir todas las medallas que propone. Más si volvemos en compañía, donde es tan distinto que se siente como si fueran dos juegos completamente diferentes. No es lo mismo trasladar cajas a través de un río con troncos flotantes en soledad, que encontrarse con que un compañero o compañera nos puede dar una mano interceptando las cajas que lanzamos desde el otro lado.
Pero además, los niveles siempre tienen tres objetivos secretos que nos suman más puntos y que, en caso de no haberlos hecho, ya quedan descubiertos para repetir la tarea hasta lograrlo. Por ejemplo jugar sin romper un jarrón determinado, hacer volar a una gallina a través de un ventilador, embocar una pelota de basket, etc.
Lo negativo
Este juego no tiene demasiados puntos negativos porque tampoco aspira a dar más de lo que propone, sin embargo, me quedó un poco corto. Cuando realmente sentía que estaba empezando a agarrarle la mano lo terminé y me sorprendió muchísimo. Si bien pude seguir jugándolo para completar más desafíos, sentí que me hubiera gustado seguir visitando casitas y trasladando sus cosas.
Otra cuestión que también le hubiera agregado es algún tipo de mini juego o desafío diferente a modo de extra para intercalar con la historia original. Alguna opción competitiva o funciones online para jugar en equipos separados o con amigos cooperativo.
¿Vale la pena?
Moving Out es un juego relativamente corto, y aunque sus niveles ofrecen bastante terminarlo te deja con muchas ganas de más. Pero la realidad es que $329 en Steam (o comprando el bundle con los dos Overcooked a $600) y 14 dólares en Nintendo, es realmente una inversión que vale la pena, y si estabas buscando ese juego que llene tu vacío para compartir con alguien más, mejor todavía.
Además, lo podés jugar en absolutamente todo lo que se te ocurra: Nintendo Switch, PlayStation 4, Xbox One, Microsoft Windows, Mac… lo recomiendo mucho, aprovéchenlo antes que se les vaya el camión.