Hace unos cuantos años, veía de casualidad los primeros avances de GRIS desde un departamentito de mala muerte de Barcelona, y alucinaba. Luego lo pude jugar estando en Rosario. Y hoy, varios países más tarde, desde un departamentito bastante más lindo de Buenos Aires, les cuento cuánto aluciné con Neva, la última obra de Nomada Studio. Un estudio que va bien con mis experiencias con sus juegos.
“Antes, en una enboscada
Te protegía y perdía un ojo por una espada (…)
Hoy todo vuelve a empezar
Y será lo que ya fue”
Neva nos vuelve a poner en la piel de una mujer que atraviesa un duelo, pero con la diferencia de que esta vez no puede dejarse caer en la tristeza, porque tiene a alguien a quien proteger.
Cuando su compañera loba muere a manos de una plaga negra, quedan ella y la pequeña cachorra detrás. Por lo que estamos ante un duelo compartido, y nos toca criar a esta lobita llamada Neva en su crecimiento, ahora que su mamá ya no está.
Neva se parece a GRIS en un montón de aspectos, desde los colores y gráfica en general, hasta la temática. Sin embargo, no sólo tiene su impronta propia, sino que es una obra totalmente superadora.
El gameplay es mucho más ágil y desafiante, recayendo mucho más en la habilidad de plataformeo y de lucha, que en los puzzles (aunque también los hay). Muchos de éstos, especialmente los que nos separan de los coleccionables opcionales, son mas del tipo de puzzle-plataformeo de Celeste, donde lo que hay que descifrar es cuándo saltar, dashear o dejarse caer y después, claro, lograr llevarlo a cabo.
A diferencia de GRIS, donde nuestra protagonista va ganando formas de movimiento nuevos con el pasar de los niveles, acá ya empezamos con un gran set de habilidades.
Tenemos doble salto, roll, dash, y un puñado de ataques con la espada desde el principio. Inmediatamente vamos a poder fluir mientras nos enfrentemos a la plaga negra, rebotando de enemigo en enemigo y deslizándonos en el aire a través de unas animaciones increíbles. El combate no es especialmente difícil, y sin embargo logra ser entretenido y desafiante.
Hay pocos enemigos desperdigados, en general tenemos enfrentamientos localizados, como minibosses, hordas, y bosses propiamente dichos, que son particularmente divertidos, y a la mayoría tuve que repetirlos un puñado de veces hasta poder ganarles.
Quizás la única cosa que me molestó de Neva fueron sus checkpoint, algunos ubicados justo antes de un miniboss, pero también antes de un par de saltos peliagudos. Por lo que obligaban a hacer esos saltos medio complicados, tal vez, para volver a perder con el enemigo y tener que repetir la secuencia.
Igual tranqui, porque quienes esperaban un plataformero más cinematográfico como fue GRIS, pueden en cualquier momento del juego eliminar la mecánica de las tres vidas, y pasar ese boss especialmente difícil con esa inmunidad, y luego reactivar las vidas y seguir. Una linda forma de accesibilidad para quienes no quieren sufrir repitiendo mil veces una pelea que les cuesta mucho.
Aunque nuestra protagonista es una adulta bastante madura, que ya aprendió todas las habilidades que necesita para sobrevivir, Neva (la lobita) va a ir creciendo y aprendiendo técnicas nuevas. Y como el juego está estructurado alrededor del paso de las estaciones, a medida que avance, Neva va a pasar de ser protegida a protectora.
Por si no queda claro viendo los screenshots, Neva es bellísimo. No sólo visualmente, sino también musicalmente, con una banda sonora compuesta por Berlinist, al igual que la de GRIS.
Aunque creo que donde más se destaca es en las animaciones, tanto las cutscenes como los sprites in-game, con una fluidez imprsionante. Como artista me resultó bastante inspirador, porque a diferencia de GRIS u otros juegos que tienen un trabajo completamente abrumador e inalcanzable, del tipo “nunca voy a poder dibujar así”, Neva pone todo su trabajo en una dirección de arte envidiable.
Pero cada asset en sí es más bien simple. Juega mucho con siluetas y formas sencillas. Pero el manejo de capas, el guion de color, las texturas, efectos, luces y manejo de cámara… hacen que la composición final sea una obra maestra.
Creo que cabe destacar también un cierto paralelismo con Ghibli, tanto por la loba gigante y la protagonista que recuerdan a La Princesa Mononoke, como con cierto jabalí gigante maldito. Pero también los enemigos menores tienen un aire al Sin Cara de El Viaje de Chihiro en sus diferentes formas, y de a ratos se mueven como Kamaji (el señor araña que maneja la caldera, de la misma película).
Lo que me da pie a decir que el diseño de enemigos es buenísimo, y cuánto más fuertes éstos, más hermosas y poéticas son sus formas.
Una cosa que me gusta muchísimo de Neva es que tiene un botón dedicado a llamar a la loba (NdE: como en ICO de Fumito Ueda). Muy de a ratos es una mecánica para avanzar, pero en general es sólo un detalle hermoso. Dependiendo de la situación y el momento de la historia, nuestra protagonista va a gritar, susurrar, retar o llamar “¡Neva!” con montones de diferentes tonos de voz. Y si lo hacemos teniendo a la loba cerca, vamos a acariciarla de varias maneras distintas.
Un juego sobre el cuidado mutuo con nuestros seres queridos. Sobre los ciclos que se repiten y las formas de romperlos o transitarlos. Sobre atravesar los duelos y las dificultades juntos. Sobre crear nuestro propio espacio aunque el mundo se sienta maldito. Porque la vida siempre sigue aunque la muerte arrase, y por esto hay que seguir adelante, por los que quedamos y los que nos sucederán.
Neva dura unas 4 o 5 horas, se puede jugar en castellano obviamente (¡Nomada es un estudio de Barcelona!), aunque casi no tiene textos más que algunas explicaciones de mecánicas. Es hermoso por donde se lo mire, con la dosis justa de desafíos, animaciones increíbles y una historia bella y emotiva. Lo pueden jugar en PC, Switch, PlayStation 5 y Xbox Series. Pronto también en las anteriores consolas de Sony y Microsoft.
Cierro con mi propio fan art, uno que hice a las apuradas sobre mi mecánica favorita:
“Y el tiempo traerá alguna mujer
Una casa pobre, años de aprender
Cómo compartir un tiempo de paz
Nuestro hijo traerá todo lo demás.
Él tendrá nuevas respuestas para dar”