Debo confesar que no soy un jugador de JRPG. Es más, a diferencia de muchos gamers, ni siquiera soy un asiduo seguidor de las producciones con alma japonesa. Por lo que mi deseo de jugar Ni no Kuni II pasaba casi exclusivamente por su calidad visual y porque, a diferencia de muchos títulos del estilo, éste no apostaba por batallas por turnos. Pero por suerte, me equivoqué, había mucho más que me iba a gustar.
El juego de Level-5 cumple en casi todos sus apartados y engancha desde el primer momento. Tiene problemas, como casi cualquier título del mercado, pero es altamente recomendable para todo aquel jugador que quiera adentrarse en una aventura llena de amor, amistad, magia e idealismo.
Si no jugaste el primero, al igual que yo, quedate tranquilo que no pasa nada, ya que es una historia aparte. Tal como pasa habitualmente con Final Fantasy.
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La historia arranca con un presidente del mundo humano que está camino a una cumbre mundial muy importante, pero una bomba destruye la ciudad y es trasladado mágicamente a la realidad paralela donde se desarrolla el resto del juego.
Ahí nos encontramos con Evan, un pequeño príncipe gato que, justo antes de ser confirmado como rey de Cascabel por la muerte de su padre, sufre un golpe de Estado del que deberemos defenderlo para salir con vida.
Un arranque tan sorpresivo para nosotros como para nuestros protagonistas, que tendrán que emprender un viaje de reinvención que durará unas 40 horas reales de reloj y que estará abarrotado de aventuras, mundos de todos los estilos, personajes extravagantes y muchas pero muchas peleas.
Peleas que, a diferencia de la primera entrega, son completamente directas. Sin turnos de ningún tipo y con menos posibilidades que en muchos títulos del estilo. Existen dos golpes cuerpo a cuerpo (débil, rápido, y fuerte, más lento), uno a distancia que cambia levemente según el personaje que estemos usando, un menú de cuatro hechizos y, como último, el más tierno de todos: los fofis. Unas entidades espirituales de la naturaleza (los Pokémon de esta franquicia) que nos ayudarán llenando la barra de vida, de magia, defendiendo y hasta atacando de diferentes formas. Unos chuchis.
Esta parte, la de las luchas, es tal vez la que más sufre el desgaste de las horas por su simpleza. Llega un momento en el que la sensación de repetición es inevitable, pero el resto del contenido sabe suplir esa falencia. No sólo porque es de calidad, sino porque es abundante.
Hay de todo. Batallas campales que cambian a una cámara aérea y nos enfrentan a ejércitos de otras naciones, navegación por altamar, exploración de cuevas, puertas que nos llevan a una realidad paralela en las que nos enfrentamos a enemigos que van subiendo su nivel según pasa el tiempo, jefes repartidos por todo el mapa, puzzles y hasta una especie de red social al estilo Instagram, llamada «ciberlibro», en la que nos encontramos con fotos de anónimos y conocidos que comentan y charlan sobre las cosas que van pasando en el mundo del juego. Un añadido que le da un toque moderno para los nuevos jugadores que realmente es para agradecer. La magia está en los detalles, como diría mi amigo Alejandro Pro.
Porque ya de por sí no estamos ante un JRPG tradicional, sino tal vez yo ni hubiese pasado por la puerta. Ni no Kuni II es la modernización de la vieja fórmula japonesa. Fórmula ahora simplificada, más orientada a la acción y con una inmensa variedad de contenido.
Párrafo aparte para la gestión de nuestro hogar. Resulta que llegado un momento fundamos un nuevo reino gracias a la deidad con acento reguetonero que nos apoya (porque para ser rey, en el mundo de Ni no Kuni II, tenemos que tener una deidad que nos apadrine).
Pero para que prospere iremos gestionando cada uno de sus rincones. Instalando desde el lugar donde se fabrican las armas hasta donde se hace el budín que vamos a comer de postre. Lugares que, además, podremos ir agrandando junto con el castillo y generando investigaciones para mejorar varios aspectos del título. Todo un apartado que Level-5 tranquilamente podría convertir en una aplicación para smartphones.
Esto no se queda en un simple minijuego de relleno, ya que es de vital importancia también para gran parte de las misiones secundarias, que si bien son los famosos favores de recadero, en su mayoría sirven para conseguir gente que venga a poblar nuestro reino Estivel. Un gran estímulo para que no las dejemos tiradas o las hagamos por obligación.
Aunque el mayor estímulo del juego es, sin lugar a dudas, su apartado gráfico. El cel-shading que maneja el estudio japonés superó a todo lo que habíamos visto hasta el momento, con una calidad de luces y sombras descomunal y con un diseño de personajes increíble, que no hacen más que darnos la sensación de estar inmersos en una película animada.
La única pena es que al ya no contar con el Studio Ghibli como en la primera entrega, las escenas animadas son más escasas. Y como es en el único momento en que los personajes tienen voces, decidieron contar muchas partes de la historia con conversaciones bastante estáticas que le restan al resultado final.
Sin embargo, el mundo de Ni no Kuni II es tan genial a nivel visual que la falta de más escenas animadas queda en segundo plano. Level-5 supo suplir la ausencia del mítico estudio creador de, por ejemplo, Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro y varias maravillas más, con entornos completamente variados y hermosos a nivel estético.
Visitaremos desiertos, bosques, cuevas, reinos a la orilla del mar al mejor estilo Grecia. Una aventura perfecta para chicos que están arrancando en los juegos de rol y preciosa para los grandes que tengan ganas de sacar su niño interno una vez más.
Además, en los momentos que estemos fuera de una zona específica, recorreremos el mundo con las versiones chibi de cada uno de los personajes. Y, a pesar de que en un primer momento el cambio de estética parezca violento, nos terminamos acostumbrando.
Como para ir cerrando, me gustaría remarcar el mensaje de la historia, que por un lado nos muestra a nuestro protagonista como un nene bueno con ínfulas de hippie que busca unir a todos los reinos del mundo para que ya no hayan más guerras, pero por otro lado no tiene reparos de llevarse a todos puestos con tal de conseguir su objetivo.
Un ejemplo concreto es cuando necesitamos madera para construir un barco, pero el bosque de donde debemos sacarla está custodiado por una bestia que no deja que se toquen los árboles. ¿Qué hacemos entonces? Vamos, la matamos y talamos todos los árboles que queremos. Y lo peor es que el juego nunca nos marca que eso esté mal, sino todo lo contrario. Algo así como «el fin justifica los medios». Mensaje, por lo menos, cuestionable.
En conclusión, Ni no Kuni II es para aquellos que se quieran arrimar al JRPG como yo, con escasa dificultad y con enfrentamientos muy similares a los de la saga Kingdom Hearts.
Sin dudas habría sido un mejor juego si su público objetivo fuera un tanto más adulto, si se hubieran desarrollado mejor a los personajes y, principalmente, si se hubiera puesto en cuestionamiento su mensaje imperialista disfrazado de pacifista.
¿Sus mayores virtudes? La animación, el contenido variado y bien ensamblado a la historia principal, y el diseño de los mundos y personajes. Un verdadero derroche de talento.
Si sos de esos jugadores completistas, tenés juego para unas 60 horas o más. Y, si te gusta sólo pasar las historias, unas 35 ó 40. Level-5 nos volvió a hacer felices, aunque con algunos matices.
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Desarrollador: Level-5
Lanzamiento: 23 de marzo de 2018
Plataformas: Steam – PS4
¿En Español?: Sí
Fuente: Copia adquirida gracias a Bandai Namco.