Si entraste acá, capaz estés pensando “¿qué carajo es un Ooblet?”. Por ahí te llamaron la atención los colores brillantes, la estética alegre o algún otro detalle muy “monono” como dijo mi colega en otra reseña. Bueno, la respuesta es bastante simple: Un Ooblet (“úblet” su pronunciación) es un bichito mitad Pokémon, mitad Pikmin. ¿A qué me refiero con esto? A que, como los primeros, viene en diversas variantes que vas a querer coleccionar y, como los segundos, crecen de semillas que unx debe plantar.
Las similitudes no terminan ahí, siendo que también tiene elementos de Stardew Valley al ser un un farming sim donde nos haremos un lugar en Badgetown, levantando una granja destartalada desde cero e interactuando con los habitantes de la ciudad. Hay solo una pega a todo esto que quiero mencionar desde un principio: el juego no está en español.
Llegando a la isla Oob
Toda aventura arranca en algún lado y esta comienza con nuestrx protagonista personalizadx a gusto navegando en un bote, dejando su antigua vida detrás para irse a vivir a la isla de los Ooblets. Allá, te recibe la alcaldesa y, con un par de líneas de diálogo, te pone al tanto de lo que son estos bichitos re bonitos, te hace presentarte con lxs vecinxs y te comenta sobre los diversos clubes que hay para unirse.
Una vez en el momento de elegir, tenés diversas criaturas a modo de starters como en Pokémon, aunque las diferencias son menores que con el trío de criaturas basadas en las plantas, el agua y el fuego. Elegí la opción que más te guste; si bien hay diferencias, no son de lo más importantes y en algún momento podés conseguir los cuatro bichos.
Igualmente, es importante aclarar, ¿de qué van las diferencias? Son para pelear. Sí, este título tiene combate así de tierno como lo ves. Eso sí, toda riña se resuelve bailando y felicitando al oponente por el desempeño. Es lo más family-friendly que vas a ver en tu vida, y le juega a favor para ser el cozy game que se propone.
De todos modos, eso es para más adelante. Si se quedan con ganas de saber YA del combate, fast-foward a “Arranca la pachanga”. Por ahora seguimos contando la introducción. Elegís un Ooblet, te hacés un tutorial de cómo “pelear” y te vas a conocer tu casa. A partir de todo esto, se empieza a abrir poco a poco. Podés reparar y personalizar tu vivienda, plantar verduras, conocer un poco más del pueblo, etc. Vas a tener una suerte de listado de misiones en pantalla en todo momento, salvo que decidas ocultarlo. Todo a tu gusto.
Es un nuevo mundo
Si bien hay algunas cutscenes acá y allá mostrándote cosas nuevas, vas a poder meterle mecha a interactuar con todo el mundo, obtener misiones para ir completando e ir desbloqueando cosas. Podrás conseguir más Ooblets, afianzar amistades con lxs lugareñxs e incluso conocer otros pueblos para explorar. El progreso es lento pero seguro, está hecho para gente paciente que se toma su tiempo con las cosas disfrutando cada paso. No se trata de llegar al destino, si no de degustar el camino.
Para esto siempre tendremos algo para hacer, algo que por ahí en títulos como Stardew Valley o Animal Crossing, por agregar MÁS a la comparación, me pasa muchas veces que me pregunto ¿y ahora qué corno hago? Ooblets no es el caso. Entre el listado de objetivos y que siempre hay alguna cosa nueva a la vuelta de la esquina, estamos como queremos. Además que tenés la novedosa mecánica de DORMIR LA SIESTA (?) con la que recuperar fuerzas y pasar el tiempo más rápido, algo que en el simulador de granja de Concerned Ape no podés hacer (aunque contás con comidas y bebidas que cumplen la función de rellenar la barra de energía de todos modos).
Otro detalle que me gustó es que podés guardar la partida en cualquier momento y no solo cuando se termina el día, nuevamente, una diferencia con la obra clásica indie antes mencionada. Al final de la jornada, lo que sí va a pasar es que vamos a ganar experiencia cual RPG por toooodas las actividades que hicimos. ¿Recolectamos frutos? Experiencia. ¿Ganamos una batalla de baile? Experiencia. ¿Plantamos verduritas en nuestra huerta? Experiencia. Así con todo.
Arranca la pachanga
Ahora sí, si leíste hasta acá (o hiciste fast-foward, pillín) seguro te estás preguntando qué es esto del combate bailando. Bueno, el tema es que te podés encontrar Ooblets desperdigados que te van a pedir algún objeto en determinada cantidad para poder bailar con ellos. Una vez entrado al combate empieza lo bueno.
La idea es acumular una determinada cantidad de puntos, que varía según cuántos bichos tengas en combate, antes que tu oponente. ¿Cómo hacés esto? ¡Con un juego de cartas! Es bastante intuitivo, por cierto, y no genera dramas como por ejemplo el sistema de combate de Kingdom Hearts: Chains of Memories que tenías que andar buscando la carta exacta que necesitabas del mazo mientras te estaban cueteando por todos lados. Y pensaban que la historia era lo más complicado de esa saga.
En fin, ¿en qué estábamos? Ah, sí. ¡Ooblets! Las peleas son por turnos, vas a arrancar con un montón de cartas que hacen distintas cosas. Algunas te suman los ya mencionados puntos, otras hacen que las cartas que suman puntos te den incluso más, otras vienen con efectos especiales que dependen de las criaturas que hayas desplegado en el campo de batalla concurso de baile.
La joda está en que todas tienen un coste de “Beats” que tendremos de manera limitada en cada turno por lo que tendremos que ser pillxs a la hora de elegir qué cartas usar. En un principio esto es bastante fácil, acorde con la naturaleza tranquila que ya viene pregonando desde el primer momento, pero se pone más complicada mientras más avancemos.
Conclusión
Si te gusta alguno de todos los títulos que tiré durante la nota, lo más probable es que Ooblets tenga algo para vos. Lo más importante a destacar es que es un farming sim donde te tomás todo con soda, tranqui. Si te va la onda, va como piña entonces.
Está en Epic, Xbox, y Switch. Tiene página de Steam pero me parece que esperar a que salga ahí es como esperar a que salga el Half-Life 3. ¿Qué decirles?
A mí un toque me tardó en hacer “clic” en el bocho pero, una vez lo hizo, fui feliz. Ooblets era algo que andaba necesitando en mi día a día.
Si llegaste hasta acá y te gusta lo que hacemos en Press Over, medio independiente hecho en Argentina, siempre nos podés apoyar desde la plataforma de financiación Cafecito. Con un mínimo aporte nos ayudás no sólo con gastos corrientes, sino también con la alegría de saber que estás del otro lado.