Hace pocas semanas les comentaba lo apasionante que nos resulta descubrir nuevas tierras. ¿Pero qué pasaría si lo que conocemos se acabase y tuviésemos que descubrirlo otra vez después de una catástrofe? ¿Y si además supiéramos que la debacle volverá a suceder? En esas angustiantes preguntas se sostiene Against the Storm, un gestor de ciudades con elementos roguelite.
Esta extraña y particular mezcla de géneros sale del estudio Eremite Games quienes se suman a la nueva ola de títulos de estrategia que viene resurgiendo. Así como varios están intentando revolucionar los RTS, este grupo de desarrolladores quiere alcanzar un nicho dominado por propuestas como Cities: Skylines. Veremos si logran cumplir sus ambiciones o se hunden entre el mar de nombres disponibles.
La tormenta perfecta
La premisa de Against the Storm es simple pero interesante: este mundo de fantasía fue asolado por una tormenta que destruyó la civilización. Solo una pequeña porción de tierra logró salvarse gracias a los poderes de la monarca del reino. A cambio de su protección, exige que los habitantes salgan a rescatar recursos para reformar la ciudadela que habita.
Obviamente, estas expediciones no se organizan en los puntos de mayor precipitación sino que esperan a los períodos en los que la tormenta se retira. El problema es que la catástrofe modifica el mundo a su paso, convirtiendo en un misterio aquello que antes se conocía. La tierra que poblaron quedó arrasada, sólo se conservan algunos restos pero lo demás fue absorbido por la vegetación.
Sumado al peligro de no conocer el terreno en el que se mueven está el tiempo disponible. Aunque la lluvia se ha reducido y lo peor ya pasó, el poder del clima sigue siendo una amenaza. Todos saben que la tormenta regresará y deben acelerar su paso para no perderse en el diluvio o lo que es peor: enfurecer a la hechicera. Cada minuto debe ser aprovechado y cada demanda, cumplida.
Una lluvia de desgracias
Esta ambientación no es solo una cuestión estilística sino que se encuentra expresada en las mecánicas centrales. Arrancamos en cero, solo la ciudadela está en pie y desde esa locación se envían expediciones. Para hacerlo debemos seleccionar algunos de los puntos disponibles en el mapa, elegir qué recursos centrales llevaremos y determinar la composición de la caravana.
Una vez que se opta por un lugar, comienza la sección en la que más tiempo pasaremos: la gestión de una base. Cada expedición armará su propio asentamiento y se abrirá paso por el mundo, tratando de sobrevivir a un entorno hostil. Como en cualquier otro título se debe controlar recursos como la comida, el combustible y materiales de construcción, además de la satisfacción del pueblo.
Pero eso no es todo, para que la misión sea exitosa se deben garantizar ciertos recursos clave que serán determinados por la reina. Algunos de ellos se producen muy fácilmente pero otros requieren una búsqueda intensiva. No es que los obtendremos casualmente, tendremos que buscarlos y orientar la ciudad a su producción. Si no lo hacemos, la hechicera se enfurece y nos quitará su favor.
El mundo es azar
Si triunfamos el pueblo podrá sostenerse por sí solo pero si fallamos, todo será dejado atrás y los expedicionarios volverán a su hogar. Igualmente, obtendremos un progreso ya que el triunfo nos da una cantidad importante de recursos y el fracaso nos permite conservar la mano de obra. Incluso tendremos tiempo de organizar un viaje a otra zona porque la tormenta tarda en llegar.
En este punto es donde entran en juego las mecánicas roguelite, cada locación tiene un escenario generado logarítmicamente. Las zonas sin descubrir tienen elementos aleatorios, al igual que los requerimientos de la monarca local. Lo único que se mantiene es el tipo de recursos disponibles, aunque su abundancia o escasez será algo que se irá revelando con el tiempo.
Esta inclusión agrega un capa interesante a la jugabilidad: en vez de comprometerse de por vida con una sola base, podremos maximizar su eficiencia y pasar a la siguiente. Al mismo tiempo, la ausencia de una derrota drástica permite que experimentemos más con el tipo de ciudad que armamos. Podemos tomar riesgos, sabiendo que en la siguiente partida obtendremos algunos beneficios.
Algo malo tenia que haber
Lamentablemente esto genera el mismo problema que existe en otros roguelite: el principio del juego es agobiante. Principalmente el tutorial es básico, asume que sos habitual del género y que con un par de instrucciones podrás empezar una partida. Sin embargo, es difícil entender los sistemas de comercio o la distribución de los materiales. Mucho de lo que vemos no es intuitivo y eso hará de las primeras partidas un fracaso.
Aunque se puede aprender rápido, lo cierto es que el ritmo se vuelve problemático. Solo después de varias horas metido en Against the Storm logre encontrar su encanto. Por supuesto este es un problema de todos los gestores de bases pero podría solucionarse, sobre todo si se trae otros elementos a la mesa. Una buena idea habría sido empezar con misiones cortas, escenarios controlados que no dejen cabos sueltos y orienten al jugador en vez de arrojarlo a un mar de subsistemas.
Sumado a esto, tengo que confesar que la tormenta es una amenaza en palabras pero en la jugabilidad no suma demasiados. Algunos contadores bajan con el clima pero es fácilmente reversible, falta que el escenario y la base interactúen más con este fenómeno. De lo contrario, se vuelve una excusa narrativa que tiene poco sentido de existir por fuera del relato.
Se esperan mejoras en el clima
Más allá de estos inconvenientes, la verdad es que me enganche con Against the Storm. Creo que su imaginario es interesante, que sus sistemas funcionan a la perfección una vez que se entienden y que incluso con un mal tutorial no tiene la dificultad de un simulador. Podemos controlar un asentamiento, sentir el avance de nuestra civilización y lograr progresar en la reconstrucción del mundo.
Además, debo recordar que se trata de un acceso anticipado. Hay muchos elementos que se pueden trabajar, que se van a mejorar y existe la posibilidad de hacer ajustes. Quizás el mundo de Against the Storm se haya perdido pero todavía está la posibilidad de afianzarse en el terreno y resistir la embestida de la tormenta
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