El fútbol y el deporte en general no son algo que me apasione demasiado. No miro casi ningún partido y me importa bastante poco si Central (el club del que soy hincha por herencia) gana o pierde. Ahora bien, hay algo que sí me apasiona, y es, justamente, la pasión de la gente.
No soy de Central sólo por herencia, sino también porque mi papá me llevaba a los “carnavales” que organizaban los hinchas en diciembre, donde hacían modelos de papel maché y cartapesta gigantes del mítico jugador Aldo Pedro Poy (“el papá de Ñuls Old Boys”, recita su canción), y celebraban algunas hazañas míticas del club. Un folklore hermoso.
Hay algo mágico en los mundiales también, en tener a todo un país pendiente de lo mismo, gritando todos al unísono cada gol. Es por eso que Despelote, aunque se centre en el fútbol, me fascina y me interpela, así que lo vengo esperando hace un montón.
Despelote es un juego de Ecuador, hecho por Julián Cordero y Sebastián Valbuena. Empieza como un juego de fútbol tradicional, como un FIFA pero retro. Pero enseguida vamos a cambiar la perspectiva y ponernos en los ojos de un Julián de 8 años, en 2001, justo cuando se están jugando las rondas clasificatorias al mundial Corea-Japón 2002, y todo apunta a que va a pasar algo que no había pasado nunca: Ecuador podría entrar al campeonato. Un hecho histórico.
El demo sólo nos muestra una pequeña intro de 20 minutos, pero que ya presenta el distinguible estilo que lo caracteriza. Entornos 3D armados con fotos reales trabajadas para que sean monocromáticas, y personajes animados cuadro por cuadro (de a ratos parecen rotoscopías, o sea, animaciones hechas sobre una filmación, como el Prince Of Persia original). Y voces en castellano para todos los diálogos, incluso todos los que están de fondo y sólo escuchamos si nos acercamos a mirar lo que le pasa a la gente a nuestro alrededor.
Es que Despelote es un juego, justamente, sobre la gente. No es de fútbol exactamente, sino más bien sobre cómo el fútbol atraviesa la vida de las personas, y especialmente la de Julián, que parece estar obsesionado con el asunto.
Vamos a escuchar a nuestros profesores, padres y amiguitos del colegio hablar sobre los partidos de la selección, sobre cómo fulana se va a casar y justo hay un partido ese día y qué van a hacer al respecto… Y siempre soñando con jugar, o esperando el momento del recreo para poder ir a pelotear un rato con nuestros amigos.
El juego completo promete poder explorar partes de la ciudad de Quito con la pelota a los pies como forma de interactuar con el mundo, y una historia que seguramente le pegue de cerca a los más hinchas, recordando cómo vivíamos de chicos la pasión de los mundiales (“Eran otros tiempos, era otra la historia, no había medallas sólo hambre de gloria…”).
El demo ya está disponible para descargar desde que se estrenó la Steam Next Fest. El videojuego completo, nominado a los IGF 2025, sale completo el 1 de mayo con el sello de Panic (Firewatch, PlayDate).
Todos los juegos publicados por Panic son muy buenos. Sobresale muchisimo el diseño narrativo.