Luego de trailers, avances, anuncios, información y un poco polémica alrededor de su lanzamiento, finalmente tuvimos la oportunidad de probar durante 2 fines de semanas consecutivos durante marzo la tan ansiada beta del Diablo 4, y en esta nota te traigo las primeras impresiones de mi experiencia jugándolo: Estamos frente a un título que tiene todas las fichas puestas para marcar una verdadera evolución dentro del género.
Bienvenidos a la nueva era
La mezcla de sensaciones a la hora de hacer log-in era muchísima: “¿Con qué juego nos vamos a encontrar? ¿Será un clon del Path of Exile? ¿Habrán logrado dar la vuelta de página con respecto al Diablo 3?” tantísimas preguntas que tuvimos que esperar para responder porque, como no podía ser de otra manera, el primer fin de semana de testeo (del 18 al 20 de marzo para quienes realizamos la pre-compra) fue bastante problemático: filas para entrar, largos tiempos de espera en fila, servidores que se caían…en fin, la situación clásica que se vive con Blizzard en cualquier lanzamiento. Pero que, por suerte, fue solucionado rápidamente y, nobleza obliga, salvo algunos momentos, se pudo disfrutar sin mayores problemas.
Durante 2 fines de semanas consecutivos pudimos probar las 5 clases disponibles (Barbarian, Wizard, Rogue, Druid y Necromancer) a través del primer acto donde conocimos un poco de qué va la historia y con qué mundo nos vamos a encontrar cuando se lance oficialmente el próximo 06 de junio.
A priori voy a ser muy directo: Diablo 4 está bueno, pero muy. Si sos de los que tenían miedo de que se tratara de un Diablo 2 pero más oscurito o te hacía ruido todo el componente “online/open world” dejame decirte que no tenés nada de que preocuparte, realmente se nota que Blizzard tomó nota de todos los aspectos de su franquicia (los buenos, los malos y los mediocres) y logró producir un juego que presenta un verdadero salto de calidad para la saga, agregaron ciertos componentes que suenan muy interesantes pensando en el lanzamiento y su tan cuestionado contenido “end-game”
Stay awhile and listen…
La premisa de Diablo 4 es bastante simple, directa y lineal. Volvemos a estar envueltos en un nuevo capítulo de esta novela llamada “El conflicto eterno del Cielo y el Infierno”, representados por papá Inarius y mamá Lilith (nosotros vendríamos a ser su hije que queda en el medio de la separación y no sabe muy bien que bando tomar). Ni bien empezamos tenemos un primer atibso de lo que está sucediendo (que no voy a spoilear porque es un lindo momento) y logramos dar con Lortath Nahr, un integrante de los Horadrim, con quien partimos a intentar detener los planes de Lilith.
A nivel gameplay nos encontramos con el ADN clásico de un ARPG con ciertos agregados que pueden hacernos ruido al principio pero, una vez que empezamos a familiarizarnos, nos van a resultar sumamente útiles. Principalmente ahora contamos con una habilidad llamada “esquive” que nos permite, como su nombre lo dice, esquivar los golpes/hechizos que estemos por recibir y esto va muy de la mano con como se plantea el combate en Diablo 4.
Cambios para mejorar
La primer sensación que tuve es que estamos frente a un combate no tan frénetico, en donde realmente tenemos que estar atentos a los distintos tipos de enemigos que nos enfrentemos para definir nuestras prioridades de combate. Por ejemplo, a la hora de luchar contra las clásicas arañas, nos encontramos Spider Host que, a la hora de matarlos, explotan y dan vida a un grupo de arañas que se suman a la pelea. ¿Es el primer mob al que tenemos bajar o nos conviene guardarlo para el final una vez que hayamos limpiado el área en donde nos encontramos? Todas son elecciones que cada jugador puede tomar adaptándose al estilo de combate que más le guste.
No voy a negar que es interesante este giro que se le busca dar a los combates, intentando que no termine siendo una experiencia de “spammeo 3 o 4 skills y me dedico a juntar loot”, mi gran duda es ver si este balance se va a mantener hacia el end-game o terminaremos inevitablemente en una dinámica de spammear skills.
Aggiornándose a los nuevos tiempos, realmente se siente bien jugarlo con joystick. Y eso que yo soy de esos puristas que considera que un ARPG sólo se puede con teclado + mouse
A esto se le suma que nuestro skill tree nos permite ir desbloqueando distintas habilidades a las que se le pueden sumar no solo upgrades de ítems en particular (por ej.: un Hacha que nos garantice un punto más en X skill del Bárbaro) sino que también podremos ir transitando distintos dungeons en los que consigamos como recompensas buffs adicionales para nuestras habilidades.
El Diablo está en los detalles
Más allá de las mecánicas, la gran incertidumbre alrededor de este lanzamiento estaba puesta en cómo sería la propuesta visual, principalmente porque para muches Diablo 3 es un insulto al “Diablo Asthetic” (en mi opinión una critica justa, pero un tanto exagerada).
Diablo 4 es, visualmente, mucho más cercano a la primera y segunda entrega: Nos encontramos con un mundo sumido en la oscuridad, grotesco por momentos, pero más que nada con un ambiente solitario. Cada zona, ciudad o dungeon que pude explorar durante esta beta lograba transmitir una sensación de pesadez que me hizo acordar muchísimo a Diablo 1: esa sensación de ir descendiendo constantemente sabiendo que con cada paso que dabámos más en solitario estábamos.
A esto se le suma que visualmente esta plagado de detalles. Embobado estuve durante muchos momentos admirando edificios, personajes e inclusive detalles “ocultos” que podremos descubrir si sabemos bien para donde mirar o donde clickear.
Explorar es mi segundo nombre
Algo que me llamó gratamente la atención es LO ENORME que es el mundo de Diablo 4. Cada zona que descubrimos tiene algo en particular, esto puede ser un evento, una quest o lugares que cambian dependiendo nuestro accionar.
En un momento me crucé con un pueblo llamado Nostrava, el lugar se encontraba sumido en un silencio absoluto.La recepción que recibí por parte de sus habitantes fue acorde al clima: todos encerrados en sus casas sin ningún tipo de atención hacia mi llegada. Hasta que en un momento empezaron a sonar unas campanas y siguiendo su sonido llegué a la Iglesia del pueblo, en donde pude dar con el motivo de este ambiente. Todos los habitantes se habían convertido a un culto adorador de Lilith, haciendo que mi llegada se convirtiera en la excusa perfecta para ofrecer un nuevo sacrificio a su Madre.
Una vez que pude “limpiar” la zona, se convirtió en un nuevo waypoint en mi viaje, desbloqueando npcs y potenciales quests que, de otra manera, no hubiese obtenido. Y esto creo que es una de las cosas más innovadoras e interesantes de esta nueva entrega: Cada jugador puede hacer el recorrido que quiera. Si bien hay una quest principal que nos va guiando lo cierto es que también podemos ir eligiendo que zona queremos ir atravesando, de qué manera y en qué orden.
Una de las promesas de campaña (?) que mantuvo Blizzard fue que en todo el viaje no íbamos a tener pantallas de carga, lo que nos permitía ir recorriendo las distintas zonas de una manera fluida y sin cortes. Y esto es cierto a medias (inserten meme de “existe la verdad y la verdad“): Sí es verdad que podemos ir por las distintas regiones sin ninguna pantalla de loading en el medio PERO al mismo tiempo cuando vamos a ingresar a una ciudad o salir de ella, el juego se toma unos segundos en “cargar” escenarios, esto no atenta contra la experiencia, salvo tener algunos momentos de freezeo o “retroceso” de nuestro personaje.
Habrá que ver cómo se acomoda y cuánto aguantan los servidores cuando salga de manera oficial, obviamente soy un completo pesimista, no les voy a mentir.
Si es Blizzard, hay polémica
Algo que sabemos es que siempre, pero siempre, hay polémicas alrededor de un nuevo lanzamiento de Blizzard. En este caso el foco, más allá de la estabilidad de los servidores/tiempos de espera, estuvo puesto en el desbalance abismal que hay entre las clases.
La diferencia entre lo que pega un personaje melee (Barbaro/Druida) versus lo que pega un caster (Mago/Necro) es muuuuuy alta, y termina atentando contra la experiencia total y, en particular, a la hora de enfrentarnos a los jefes. ¿Tomarán nota de esto los desarrolladores para intentar balancear la experiencia de juego de cada clase?
A esto se le suma también el famoso pase de batalla: Blizzard se cansó de aclara que sólo sera para fines cosméticos y no tendrá ningún impacto en la experiencia final. Si me preguntan, hasta no verlo no voy a creerlo.
Otro tema que no puedo dejar de mencionar es que, espero equivocarme, pero sabiendo los manejos que han tenido en el pasado, es de esperar que tarde o temprano empiecen a aparecer noticias sobre situaciones de crunch hacia los desarrolladores para terminar el juego en tiempo y forma.
Una bocanada de aire fresco en el Infierno
Definitivamente Diablo 4 tiene todas las fichas puestas para ser un gran título: Mantiene el corazón de lo que hizo que esta saga sea tan exitosa y, al mismo tiempo, agrega ciertos elementos de otros clásicos (PoE o Path Exile, por ejemplo) buscando generar un extra que se ajuste a su dinámica. Lo que se pudo probar durante la Beta promete muchísimo y pone la vara muy alta para el 6 de junio, a la hora de escribir este análisis Blizzard publicó un tweet con los principales números de este evento y no hacen más que reforzar la enorme expectativa que se tiene.
With 62M hours played, thank you for making #DiabloIV the largest Beta in Diablo franchise history.
This is just the beginning. Hell welcomes all on 6.6.23.
Pre-purchase and get up to 4 days Early Access: https://t.co/73mjYSfJBO pic.twitter.com/woW7cRR7xs
— Diablo (@Diablo) March 30, 2023
Tendremos que ver si Blizzard está a la altura de las expectativas, pero por lo pronto oficialmente puedo decir: traigan puertas que manijas sobran.
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