La llegada de este juego fue demasiado esperada en mi vida. Ya lo conté en varias notas y por eso no voy a seguir aburriéndoles con mi historia junto a Final Fantasy VII que, pese a no ser mi favorito, es el más significativo. De ahí mi tatuaje de la Buster Sword de Cloud.
Eso sí, me parece interesante aclarar que si bien amar tanto un juego puede provocar la pérdida de la supuesta imparcialidad, esperar tanto algo y tener tan arriba su versión original provoca todo lo contrario: una vara muy alta. El resultado de mezclar el deseo de que algo quede bien y la desconfianza de que salga como el traste termina por llevarte a estar en el punto perfecto para evaluar cada detalle. Así que acá estoy, empapada de Final Fantasy VII Remake y con muchas ganas de romper las pelotas con el tema (NdE: hay demasiada pasión como para censurarla, ¿no?).
Inicio versus demo
Como muchxs de ustedes sabrán, la demo salió hace un mes y escribí un pequeño artículo del tema. Es interesante cómo agregaron conversaciones, escenarios, enemigos y otras mecánicas de batalla para cubrir un poco el posible aburrimiento que representaría volver a jugar la trama que habíamos probado en la demo.
Sin embargo, cuidado, porque esto también fue un poco engañoso: este sector específico (desde la presentación hasta el escape del reactor del sector número 1 de Midgar), es el más trabajado a nivel calidad de todo el juego, porque en la medida que avanzamos nos empezamos a topar con defectos grosos en las texturas. Por momentos las expresiones faciales son hermosas y verosímiles, pero abrir la puerta de la habitación que alquila Cloud es como deslizar una hoja de papel a través de un vidrio esmerilado (se los explico: horrendo).
Las cosas más notorias
Esto no deja de ser una nota de primeras impresiones, por lo que no me quiero ir por las ramas. El desarrollo de personajes es de las cosas más trabajadas y más importantes desde el minuto 1 de la historia. Cloud es todavía más mala onda que en el juego original, Barret demuestra ser algo más que sólo un grandote calentón, y Tifa y Aerith… mmm, están bastante parecidas, pero conocemos más de sus trasfondos.
Una de las cosas más disfrutables de Final Fantasy VII Remake es el aprovechamiento de los personajes secundarios, tanto aquellos que apenas aparecieron en el primer juego, como Jessie, Biggs y Wedge (muy enriquecidos y divertidos), hasta personajes nuevos como Roche, un frenético miembro de SOLDIER, o Marle, la arrendadora del sector 7.
Incluso hay historias secundarias muy entretenidas y mini-juegos que van a dar que hablar. Partes de la historia en donde, indefectiblemente, y como en cualquier JRPG, tendremos que recorrer zonas laberínticas y esto, sumado al ambiente industrial y entristecido de Midgar, puede resultar monótono. Pero para esto, muy sabiamente, pusieron jueguitos de Dardos, coleccionables musicales, escena de persecución de motos (a la que francamente le tenía muchísima desconfianza) y otras cosas similares que le dan sabor y color al mix en general.
El sistema de batalla es difícil, de verdad difícil. Considero que este punto es fundamental para la adaptación a un juego que ya no se puede sostener en el farmeo como en los viejos tiempos, y necesita indefectiblemente de una dinámica que comprima esa cantidad exagerada de batallas para subir de nivel en unas pocas que exigen toda nuestra atención. Se transpira de lo lindo intentando subsistir en cada enfrentamiento, y las resistencias y cualidades de cada enemigo no son cosa librada al azar, hay que darle importancia a ese análisis.
En líneas generales
La historia dentro de todo se sostiene bien, la línea argumental sucede de manera fluida y los personajes contribuyen en gran medida y con mucho protagonismo a que el relato brille, incluso, con mucho más coraje de lo que lo hacía en los viejos tiempos.
Temas como el terrorismo de estado, las falsas guerras entre naciones para tapar decisiones políticas erróneas, corrupción, diferencia de clases, libertad y otros conceptos super maduros para trabajar en una trama, relucen con un brillo particular a través de conversaciones con subtexto y motivaciones personales de sus participantes.
Viendo, entonces, que Square Enix se tomó el trabajo de hacer evolucionar a la trama y a sus personajes para adaptarse a estos tiempos… no me voy a dejar de quejar por lo tremendamente atrasados que han quedado los temas románticos y las personalidades femeninas en esta historia. Las mujeres, todas las que me he topado en el juego hasta ahora, se comportan como waifus de Cloud, quien a falta de un triángulo amoroso traído del primer juego, ahora se lleva por delante un cuadrángulo (y tratando con desdén a todas ellas en el proceso, que siguen muertas por él)…
Quizá los autores quisieron hacer un homenaje invisible a James Bond por ser VII = 007 y no me dí cuenta. Pero la postura de rompecorazones del protagonista en combinación con las actitudes infantiles y machistas de las chicas que lo persiguen, más el hecho de todavía tener que estar viendo los abdominales fit de Tifa con sus once kilos de tetas, sin dudas decepciona. “Y qué querés, si es un juego japonés” me dicen. Bueno, tendrá el origen que tenga, pero no deja de ser una queja válida, una necesidad de transformación importante para los productos que vienen de allá.
Conclusiones
Por el momento la cosa viene bastante lineal y es difícil pensar que sea de otra manera tomando en cuenta que el juego original nos daba acceso al libre discurrir por el mapa hasta llegado segundo disco. Sin embargo, esto no empaña el amor con el que está hecho Final Fantasy VII Remake ni su nivel de detalle. Que, sumando la nostalgia y la música, nos pone la piel de gallina.
Pronto les traigo el análisis final.