A esta altura no es una novedad contarles que soy un fan acérrimo de la estrategia táctica. Siempre que veo algo que se asemeja a la jugabilidad de XCOM me encuentro en la obligación de probarlo. A veces ese impulso me lleva a experiencias donde termino decepcionado porque un título no está a la altura de mis expectativas y en otras ocasiones, resulto maravillado por la experiencia que me tocó probar. Afortunadamente, con Wartales me tocó una situación de pleno disfrute.
Este acceso anticipado de Shiro Games nos propone vivir una fantasía muy clásica: ser un mercenario en tiempos de un sistema feudal. Como jugadores, estaremos a cargo de una banda que sobrevive en un reino azotado por los conflictos bélicos, las catástrofes naturales y la presencia de criaturas fantásticas que complican nuestra existencia. Si queremos sobrevivir, debemos aprender las reglas que rigen este mundo y desarrollar estrategias para salir victoriosos siempre que se pueda.
Obviamente esas tácticas tendrán consecuencias positivas o negativas y está en nosotros resolver las situaciones que surjan para ir avanzando por este mundo. Nuestro paso por cada ciudad, región y reino construye un relato abierto que solo tiene el sentido que los jugadores queramos darle. Wartales no solo nos invita a vivir una fantasía, nos anima a construirla y nos exige involucrarnos para que la experiencia tenga alguna importancia.
Rumbo a lo desconocido
Para lograr cumplir esa intención, los desarrolladores hacen una jugada peligrosa: soltarnos en un mundo abierto sin explicar reglas, mecánicas u objetivos. En vez de un tutorial o una presentación en video, lo primero que vemos es un cuadro de texto con múltiples opciones. Primero debemos seleccionar la composición de nuestra banda, después elegimos las bonificaciones que portan y finalmente les damos una desventaja para equilibrar la balanza.
Automáticamente después de haber seleccionado alguna de esas opciones inicia nuestra partida sin aviso previo. Vemos un escenario que parece gigante pero desconocemos por completo y notamos una interfaz que resulta incomprensible hasta que pasamos el mouse sobre cada elemento. Desde ese punto, lo único que sigue es aprender o morir en el intento.
Si esperabas la clásica experiencia de un RPG como Skyrim o The Witcher, vas a encontrarte completamente desorientado. La referencia más cercana a esta elección de diseño se encuentra en Kenshi y Outward, títulos a los que el término “clásico de culto” les queda chico. Ambos son propuestas inmersivas que apuntan a revalorizar el concepto de “sandbox” dentro del medio y usan el género RPG como una excusa para explotar las herramientas de diseño que posee.
Probablemente, fueron pocas las veces que escuchaste el nombre de esos títulos porque son sumamente desconocidos y bastante exóticos. La forma en la que involucran al jugador dentro del mundo es poco convencional y eso genera que muchos se sientan expulsados. No son para cualquiera pero los pocos que disfrutan y valoran las ideas que desarrollan, los aman con locura por lo revolucionario que les parecen.
Si bien yo no soy parte de ese nicho, reconozco que Wartales está fuertemente inspirado en esas ideas. No es casualidad que no tengamos ninguna pista de las tareas que podemos hacer o cómo realizarlas, los devs esperan que nos involucremos y vayamos descubriéndolo lentamente. En vez de enseñar, apelan a nuestra curiosidad e inteligencia para que nos adaptemos a los desafíos que enfrentaremos y al camino que vamos a elegir.
A veces eso genera que todas nuestras decisiones terminen en nuestra banda completamente derrotada y tengamos que reiniciar la partida por generar un grupo de inútiles. Hay una cuota de insatisfacción y frustración en estos momentos pero al reiniciar el juego, el conocimiento que tenemos acumulado generará un avance más rápido y eficiente. Es la expresión prueba y error llevada hasta las últimas consecuencias.
Hablando la gente se entiende… a veces.
Con el tiempo vamos a aprender cada una de las profesiones, entenderemos de qué sirven los ítems del inventario y pensaremos en cómo se sobrevive al mundo hostil que tenemos enfrente. La supervivencia tendrá que ver con nuestra habilidad en combate y la capacidad de mantener nuestros recursos porque aunque sea una fantasía, los mercenarios necesitan comer y cobrar.
El medio por defecto de lograr mantenerse con vida es pelear con otros para obtener bienes. Cada combate se desarrollará en un escenario generado de forma aleatoria, donde las unidades deben posicionarse con anterioridad al inicio de la pelea. Como en cualquier otro juego táctico, es una grilla disfrazada donde las unidades se desplazan, atacan y usan distintas habilidades para sacar ventajas.
Si bien es un híbrido entre RPG y juego táctico, se nota que los desarrolladores apuntan a lograr una experiencia más cercana al rol de mesa que a un Xenonauts. Precisamente por esa razón, los combates son el aspecto menos trabajado. No hay ninguna novedad, solo tenemos la diferencia de que en vez de puntos de habilidad hay un medidor de voluntad que se recupera cuando las unidades descansan.
Las peleas son reiteradas y aunque se pueden evitar, la verdad es que vamos a estar teniendo encuentros con bandidos muy frecuente. Por este motivo, si tenés experiencia previa en el género, el combate va a mostrar sus falencias muy rápidamente. Aunque es un acceso anticipado, Wartales tiene varios puntos que afinar en este sentido para no aburrir a los jugadores después de unas horas.
Pero no todo es combate, también hay otros medios para solucionar los problemas y obtener recursos. Varios sistemas como la reputación, el dinero y el diálogo son la forma más sencilla de resolver conflictos sin apelar las armas. El problema es que no todo está tan trabajado como para convertirse en alternativas viables, a veces simplemente la mejor solución es pelear pero casi siempre eso involucra sacrificios.
Se necesita balancear para que en vez de un solo camino, se abran múltiples senderos a los que dirigirse. Hay elementos para lograr ese equilibrio pero falta mucho trabajo y afortunadamente los desarrolladores parecen receptivos a los comentarios de la comunidad. Mientras sigan ese rumbo, las falencias más importantes van a solucionarse y solo así varios jugadores lograran encontrarle el encanto a la idea que Wartales tiene detrás.
Mi mundo, mi historia
Personalmente me enamoré de este juego, cada sesión era un viaje en el que me sumergía sin dudar ni un segundo. No había misiones, objetivos o metas evidentes pero en mi mente cada paso tenía un sentido. Wartales me propone ser mi propio DM e imaginar cual es el recorrido que va a seguir mi banda durante su paso por estas tierras.
Todo queda a cargo de mi mente y tengo completa libertad pero debo pagar un precio. A veces será el reiniciar la partida por mis errores y otras tendré que lamentar la muerte de un miembro importante. No importa cual sea el escenarios siempre aparecerán situaciones igual de frustrantes o dolorosas que deberemos superar para continuar la aventura
Wartales es una invitación, que nosotros decidimos si aceptar o no pero al hacerlo debemos saber que nuestras elecciones van a tener consecuencias. Si aceptamos, entramos a un mundo desconocido y como niños recién nacidos, tendremos que aprender todo de él. En cambio si nos negamos, no atravesaremos la frustración pero nos perderemos de una de las propuestas más interesantes dentro del mundo independiente.
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