Recolit es un indie japonés con una propuesta realmente interesante si son amante del pixel-art y los puzzles, donde protagonizamos a un astronauta al que se le estrelló la nave espacial en un misterioso pueblo donde la noche y la oscuridad parecen ser permanentes. Y como no existen coordenadas ni sabemos nuestro ubicación por medio de las estrellas, estamos complicados. Aunque si hubiera bares o boliches la cosa sería distinta.
Cuando efectivamente asimilamos la desazón, no nos queda más opción que explorar. Luego de los primeros pasos, nos encontramos con una de las personas que nos acompañarán en este viaje, una que como las demás de este mundo, está compuesta por una luz brillante y anaranjada.
La primera explicación que nos dan es que “todo lo que toca la luz” es nuestro reino, Simba, pero que nos alejemos de la oscuridad. No con esas palabras, por supuesto, pero el mensaje va más o menos por ahí.
Avanzamos ayudando entre las penumbras a estos seres con cosas triviales, como alcanzarles una botella de agua, devolverle el globo a una niña, o regarle las plantas a una señora porque ella no puede. Tendremos que ir y volver varias veces entre los escenarios, creando un pequeño mapa mental de puertas para ir desbloqueando lugares en esta historia. ¿Hacia dónde? Todavía no lo sabemos.
Recolit tiene mecánicas simples de interacción y resolución. Movimiento básico de plataforma, sin poder saltar y tan solo con dos botones: uno para agarrar y otro para hablar. Algo que ayuda a meternos de lleno en una historia de descubrimiento y existencialismo.
En varias ocasiones nos preguntamos si es un sueño, si todo lo que nos rodea existe, o si hasta nosotros mismos somos reales. Recolit es un videojuego corto pero muy hermoso.
La estética pixel-art rara vez no cumple con las expectativas. Sea en 8, 16 o 32 bits. Siempre es hermosa, con una paleta de colores pastel y sin mucho brillo, creando contraste con las capas principales de personajes y objetos.
En cuanto al apartado musical, juega mucho con los silencios. Un recurso que no se aplica en otros videojuegos porque puede generar malestar o incomodidad en los usuarios. Pero no siempre es así, en ocasiones donde nos topamos con momentos más “alegres” los sonidos aparecen, como de animales, insectos y de algunos personajes.
Recolit, desarrollado por Image Labo y Marudice, es un juego para disfrutar en cualquier momento, sin necesidad de dedicarle 18 horas para terminarlo como sucede con muchos otros títulos. Una tarde de 15 grados con matecitos, y lo diste vuelta como un campeón.
Además, me gustó mucho que al terminarlo, en mi cabeza resonaban las palabras del filósofo Jean Paul Sartre: “Cada cosa existente nace sin una razón, se prolonga por debilidad y muere de casualidad”.