El sol abrasador choca de lleno contra el suelo seco y resquebrajado. La frontera se divisa a lo lejos, detrás de una ruta repleta de personajes atravesados por una década represiva. Y en el medio nosotros, que intentaremos llegar al final del camino mientras descubrimos historias y somos testigos directos de una revolución inminente.
Eso es Road 96, pero también mucho más. La nueva obra de Yoan Fanise, director de Valiant Heart y 11-11 Memories Retold, es una aventura narrativa procedural ambientada en un país totalitario inventado para la ocasión, e inspirada en el cine de Tarantino y los hermanos Coen. Una mezcla hermosa que nos tendrá pegados a la silla de principio a fin.
Es que su disparador es sumamente original, porque si bien bebe muchísimo de videojuegos como Firewatch o Life is Strange, su componente especial es el de asemejarse a la estructura de un roguelike. Ya que por una excusa de guion deberemos reiniciar varias veces nuestro viaje, aunque avanzando en el relato sin perder habilidades ni conocimientos del universo que nos rodea.
En cada aventura camino a la libertad que se esconde detrás de la frontera de Petria, el nombre de fantasía con el que los franceses de Digixart bautizaron al territorio donde transcurre todo, entraremos en la piel de una (o un) adolescente que sueña con un futuro mejor. Pero no siempre llegaremos a destino.
Con recursos, energías, locaciones y distancias dispares, daremos comienzo al viaje. Y el final de cada personaje que encarnemos, mujer o varón, dependerá de las acciones que llevemos a cabo durante el camino. Podemos conseguir la libertad, caer en la cárcel o morir. Esos son los tres finales posibles para cada joven lanzado a la ruta, aunque lo que tendrá infinitas ramificaciones será la narrativa y sus protagonistas.
El reparto está compuesto por ocho personajes: Zoe, John, Fanny, Alex, Stan, Mitch, Sonya y Jarod. Personalidades completamente heterogéneas que se irán cruzando mientras los vamos conociendo mejor con cada aventura.
Tal es así que, a medida que avancemos por la historia principal, se irá llenando un porcentaje de cada uno de ellos y ellas. La forma que tiene Road 96 de demostrarnos qué tantos relatos nos faltan descubrir y la rejugabilidad que tenemos disponible a nuestro alcance.

Es que claro, si bien estamos ante una aventura narrativa que fácilmente también podríamos confundir con estilos como las de Telltale Games, la verdad es que la obra francesa disponible en PC y Switch desde el 16 de agosto innova por su carácter procedural. Ninguna partida será igual a la otra. Ni las propias ni las ajenas. Detalle que la hace única e impredecible.
Y si a eso le sumamos su trasfondo, muy en consonancia con los anteriores trabajos de Yoan Fanise, estamos ante un videojuego que no debería perderse nadie que se precie de amante de las historias.
En Valiant Hearts y 11-11 Memories Retold, el creativo tomaba un contexto histórico real y nos llevaba a experimentar con sus protagonistas mundanos. No miraba la guerra desde su parte bélica, sino desde su perspectiva más humana.
Road 96 hace lo mismo, pero en un país de fantasía. Lógico que podemos trazar paralelismos con lugares reales, contextos parecidos o gobernantes famosos, pero no creo que sea la intención del autor. Acá el mensaje es claro, y tiene que ver con la rebeldía de los pueblos. Algo de lo que los franceses son más que expertos.

Todos los diálogos están atravesados por la política, hasta los más delirantes. Porque si bien estamos ante un relato crudo, no está desprovisto de alivios cómicos. Muy en sintonía con las referencias cinematográficas de la que nos habló Fanise en la entrevista que le hicimos en diciembre pasado:
«Soy un gran admirador de las películas de Tarantino y de los hermanos Coen, que se atrevieron a innovar en los personajes, la narración y la forma en que estructuraron su edición. Nuestro juego puede verse como una especie de homenaje de Pulp fiction en su estructura y para determinadas escenas. Me gusta cómo pueden poner algo serio junto a algo divertido, eso es importante porque abres la puerta del corazón siendo divertido y luego puedes insertar un significado más profundo en tu historia», contaba el creativo.
https://twitter.com/Digixart/status/1362455602396422144
En lo que no me gustaría ahondar demasiado es en los detalles del guion, porque cualquier descuido podría arruinarles la experiencia. Pero sí me parece interesante contarles, sin spoilers, que nos toparemos con mentalidades super dispares.
Desde un genio de la informática y desarrollador de videojuegos visionario, hasta un par de imbéciles que se creen ladrones profesionales. Historias, trasfondos y personalidades que funcionan como críticas a un sistema que saca a flote las bajezas más horrendas de los seres humanos. Como el odio de clase, autoritarismo, desprecio a los pensamientos diferentes, privilegios exacerbados, extremismos violentos y falta de empatía.
Un escenario que si bien se pinta como lejano, en sus detalles esconde características que bien podemos encontrar a la vuelta de la esquina. En especial en casos como los de Sonya (reportera estrella a servicio del poder) o Fanny (policía en conflicto con las necesidades del pueblo y las órdenes de sus superiores).
Párrafo aparte para todo lo que tiene que ver con la creación de universo y época. Porque si bien Road 96 está obviamente ambientado en 1996, la realidad es que estamos ante un país que quedó frenado 10 años antes tras un atentado y el comienzo de un régimen totalitario. De ahí la justificación de una banda sonora con base en el synthwave (piensen en Stranger Things como referencia musical), mezclada con elementos noventosos como los walkman y los cassette, que también sirven a modo de coleccionables.
Tal es el ambiente revolucionario que se respira en Petria, que en uno de esos cassette a conseguir está grabada nada menos que la mítica Bella Ciao. Canción rememorada a nivel internacional en los últimos años tras el estreno de La Casa de Papel en Netflix. Y no me digan que no la están tarareando porque no les creo.

Podría seguir hablando durante muchas líneas sobre la nueva obra del estudio francés, pero no creo que pueda decir más sin caer en terrenos de spoiler. Road 96 es una experiencia que tienen que vivir por ustedes mismos. Un viaje hacia la libertad asfaltado por una historia que pide revolución a los gritos. Un relato crudo sobre las relaciones humanas en un contexto totalitario, y un cachetazo de realidad para con varios aspectos.
Es que muchos de los países en donde se juegue este videojuego tiene un pasado de paralelismos con Petria.
Sin ir más lejos, nuestra última Dictadura Militar (1976-1983) tuvo como principales víctimas a adolescentes y jóvenes. Desaparecidos y torturados que se negaban y silenciaban desde los grandes medios; ciudadanos comunes que justificaban ese accionar con frases como «algo habrán hecho»; otros queriendo escapar bien lejos de todo; y un puñado pequeño intentando cambiar las cosas sin demasiado éxito.

Por eso es tan importante que los videojuegos bajen línea sobre estos asuntos. Ya que estamos en medio de un contexto mundial de resurgimiento de pensamientos de odio e ideas totalitarias (Trump, Bolsonaro, Vox, Libertarios, etc), qué mejor que un medio de entretenimiento masivo y de carácter interactivo para ilustrar los lugares a los que ya no debemos volver.
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