Si existe un género que explotó en la quinta y sexta generación de consolas, son los plataformeros 3D. Y Runa y el Legado Chaikurú es una carta abierta a esa vieja escuela, pero con alma completamente Argentina.
Desarrollado por Fanny Pack Studios, el juego nos sitúa en el año 3025 en los yacimientos de la antigua civilización Chaikurú donde encarnamos a Runa, una investigadora que forma parte de una organización privada llamada “The Company”, la cual está buscando las semillas sagradas de este antiguo pueblo.
Sin embargo, al ir progresando, comenzaremos a poner en duda todo lo que creíamos, descubriendo cuál es nuestro verdadero lugar en este mundo.
¡Muchachooos!
El mundo de Runa es una lluvia de referencias a elementos de la cultura popular argentina, empezando por curarnos tomando mate, diálogos muy argentos o la presencia de reliquias vinculadas con nuestra cultura popular, como una valija llena de Patacones con la leyenda “no los aceptan en ningún lado”, o un cartucho de Family del infame “9999 en 1”.
Y esas son una de las cosas que más me gustaron del juego, que sabe de dónde viene, no lo oculta en ningún momento, y es una constante carta de amor a la cultura nacional y sudamericana.
El arte latino dice presente
Pero no solo las referencias son virtudes, sino también su apartado artístico. El diseño de escenarios inspirados en los paisajes del norte argentino y en varias regiones de Sudamérica ayudaron a construir una paleta de colores que le da su propia identidad. Y aunque juegos como Crash Bandicoot, Banjo-Kazooie o Spyro fueron una clara fuente de inspiración, su diseño responde por sí solo a la pregunta: ¿Qué hace a un juego argentino?
La banda sonora, por su parte, también se nutre de la basta cultura nacional y latinoamericana, utilizando instrumentos como el charango, la guitarra criolla, el ronroco, el bombo o el bandoneón, logrando un equilibrios que no desentona ni se vuelve repetitivo en ningún momento, generando que cada zona tenga una atmósfera única.
Párrafo aparte para los puzzles, los cuales van a ir incrementando su dificultad hacía el final, al punto de ser bastante desafiantes en ocasiones, pero no imposibles. Al mismo tiempo, Runa no abusa del “back tracking” para alargar su duración artificialmente, por lo que agradezco el no haber tenido esa sensación constante de tener que volver a donde estuve hace una hora.
¿Joystick o teclado?
Aunque Runa y el Legado Chaikurú puede jugarse con teclado en su versión de PC, les recomiendo usar un joystick fuertemente, ya que llegado cierto punto el uso de las mecánicas y las físicas te obligan a combinar ingenio y habilidad manual. Y aunque al comienzo me pareció que sus mecánicas se quedaban cortas, conforme avancé se fueron incorporando nuevas como planear, colgarse y golpear con un ataque cargado. Lo que se haría muy complicado con teclado en mano.
Las boleadoras que protagonizan el ataque, por otro lado, no solo serán útiles en combate, sino también para resolver puzzles o activar mecanismos dentro de los escenarios.
Sin embargo, hay algunos elementos que me dieron la sensación que estuvieron pensados para mejorar las habilidades pero terminaron utilizándose con otro fin. Particularmente el coatí vendedor que encontraremos cada cierto tiempo, el cual en vez de vendernos mejoras, se encarga de ofrecernos antigüedades coleccionables que también podemos encontrar en el mapa.
Esas cositas que podrían ser mejores
La primera obra de Fanny Pack Studios, estudio fundado en 2022, tiene muchos puntos altos, pero también algunas cuestiones que se podrían mejorar.
Primero su cámara, que en vez de ser libre es constantemente aérea, lo cual dificulta algunos tramos y vuelve pesada la resolución de algunos puzzles en zonas grandes. Aunque el transparentado en zonas techadas corrige dicha incomodidad.
Y el segundo punto son los checkpoints, encarnados por un adorable carpincho que guardará nuestra partida al acariciarlo. Pero claro, muchas veces estos están muy distanciados el uno del otro, lo que transforma una muerte en una experiencia altamente tediosa, ya que tendremos que volver a hacer todo de nuevo.
Conclusión
Con unas 10 a 12 horas de juego, Runa y el Legado Chaikurú ofrece un mundo lleno de coleccionables y logros por desbloquear.
Si te gustan los juegos de plataformas 3D al estilo de la vieja escuela y te preguntas cómo sería uno “Made in Argentina”, posiblemente lo disfrutes de principio a fin. Además, sorprende por el excelente nivel de manejo del motor gráfico Godot 3.5, también nacional. Por lo que el sentimiento de nacionalismo se eleva todavía más.
Lo consiguen desde el 29 de enero en Steam.