En junio del año pasado se anunció oficialmente la salida de Salt and Sacrifice, la secuela de uno de los favoritos de los amantes de los Soulslike: Salt and Sanctuary.
Si bien se anunció en un principio sólo para PlayStation 4 y PlayStation 5, en febrero se agregó PC (mediante Epic Games) como plataforma disponible, además de confirmarse el 10 de mayo como la fecha oficial de salida del juego.
Tras las muy buenas críticas y el éxito obtenido con Salt and Sanctuary, James Silva, el fundador y único miembro de Ska Studios, se embarcó, junto con Shane Lynch, en el desarrollo de su secuela.
Muertos o Inquisidores
Como casi todo Soulslike, lo primero que tenemos que hacer es enfocarnos en la creación de nuestro personaje. En un apartado sumamente reducido, debemos elegir, además del aspecto, nuestra clase y crimen cometido.
Contamos con un total de ocho clases, cada uno con su propio equipo y una leve diferencia en sus atributos: Asesino, Clérigo, Guerrero, Duelista, Espadachín, Paladín, Cazador y Sabio.
Por su parte, hay una docena de crímenes entre los que optar, que nos van a otorgar un ítem distinto y que, al menos de forma introductoria, afectarían nuestra historia.
Los doce crímenes entre los cuales elegir son: Alquimia, Piromanía, Blasfemia, Bandidaje, Embriaguez, Falsificación, Herejía, Lascivia, Contrabando, Opulencia, Usura y Vagancia.
Completada la creación del personaje, empezamos nuestra aventura, donde nos cuentan que fuimos condenados a muerte por nuestro crimen (el que hayamos elegido al principio).
Sin embargo, parece haber una alternativa, que es convertirse en Inquisidores de la Marca, ingiriendo el Martirio Mágico y pronunciando “las palabras”.
Ahora, nos dirigimos al Oeste montando una especie de reno junto a nuestro guía, donde nos dedicaremos a la persecución y caza de Magos.
Rápidamente nuestro montaje es herido y derribado, mientras que nuestro compañero muere inmediatamente atravesado por una flecha, tomando así el control de nuestro personaje, no sin antes recibir un breve tutorial del mismo.
Un mapa no tan cómodo
Si bien Salt and Sacrifice conserva algunas mecánicas, características y elementos propios no sólo de su antecesor sino de los Soulslike en general, también incorpora novedades con la idea de evitar esa sensación de estar ante “más de lo mismo”.
Esas incorporaciones, en los papeles, parecen una propuesta interesante, pero al momento de plasmarlos, no terminan resultando totalmente positivos.
El sistema de mapas es el primer gran cambio que notamos. En Salt and Sanctuary teníamos un gran mapa con varios lugares interconectados, al estilo de cualquier Dark Souls si queremos definirlo de alguna forma.
Salt and Sacrifice, por su parte, adopta un sistema de “niveles” a los cuales hay que transportarse a través de un portal en el Valle del Absolutor (que sería nuestra base de operaciones), y que se van desbloqueando a medida que avanza la aventura.
Para quien haya jugado Demon’s Souls, va a ver claramente la similitud, siendo el Valle el equivalente del Nexus, donde también vamos a poder comerciar, mejorar nuestro equipo y subir de nivel, entre otras acciones, por lo que se convertirá en un espacio recurrente del juego.
Honestamente, no sentí del todo bien implementado este cambio, ya que, si bien cada localización no es demasiado extensa, no existe ningún tipo de checkpoint, por lo que irnos del lugar implica que, al volver, tengamos que hacer todo el recorrido de nuevo.
Teniendo en cuenta que las idas y vueltas pueden darse con relativa frecuencia para equiparnos y mejorar nuestro nivel, entre otras necesidades, tener que hacer todo de cero una y otra vez puede resultar innecesariamente tedioso.
Cazando magos
La otra gran novedad es la relacionada con la introducción a la historia que se nos da: La cacería de Magos.
La búsqueda de estos poderosos entes se inicia en diferentes zonas de cada región, donde vamos a tener la opción de activarla en formato de misión, normalmente desde un cuerpo imbuido.
Desde ese momento, va a haber una suerte de aura oscura que nos va a indicar el camino hacia donde se encuentra nuestro objetivo.
Una vez que lleguemos al Mago, debemos atacarlo lo suficiente para que cambie de lugar hasta finalmente llevarlo al escenario donde tendremos la tradicional pelea de Jefe.
La victoria sobre ellos se completa al devorar su corazón, lo que eventualmente nos da acceso a distintas zonas a través de puertas y entradas que antes van a estar bloqueadas.
En estas misiones me resultó algo molesta la cantidad de enemigos extra que nos rodean al buscar al Mago. Porque no sólo están las bestias del propio escenario, sino que nuestro objetivo también invoca a aliados, por lo que enfrentar a todos a la vez puede ser, cuanto menos, problemático.
Mejoras en los movimientos
El apartado de los controles trae cambios relevantes y hasta necesarios para darnos mayor versatilidad y agilidad a la hora de recorrer las distintas zonas del juego, algo que se echó un poco en falta en Salt and Sanctuary.
En esta ocasión, contamos con la posibilidad de hacer un sprint, por lo que podemos ahorrarnos un tramo con cierta prisa al no tener que ir al trote todo el tiempo.
Sin embargo, ese sprint consume demasiado stamina en muy poco tiempo, por lo que la distancia que cubre puede sentirse corta.
Es curioso teniendo en cuenta que, al atacar, podemos incluso desde el principio dar una seguidilla de al menos media docena de golpes.
También contamos desde el inicio con algunos movimientos como saltar de pared en pared, que en su antecesor se adquiría avanzando en la aventura.
Escenarios 2D con mucho detalle
Salt and Sacrifice conserva el concepto del dibujo a mano que caracterizan a todos los juegos de Ska Studios, pero con notorias mejoras en su calidad.
Se profundiza en el nivel de detalle de los diseños tanto de los mapas como de los enemigos y los personajes.
El apartado musical y sonoro es el adecuado, sin ser una OST descollante. No quiero decir con esto que sea malo. Cumple su función acorde a la situación que tenemos enfrente.
Hay momentos en que estamos sin música de fondo, y cuando empieza, es la señal de que algo está ocurriendo, como enemigos cerca, un Jefe o alguna situación crucial.
Conclusiones
Salt and Sacrifice toma un par de decisiones a nivel creativo que, a priori, no ayudan a ser una versión superadora de su antecesor.
Con eso no estoy diciendo que sea malo, al contrario, es muy bueno y te da ganas de seguir jugándolo hasta terminarlo.
La primera entrega de la serie había dejado la vara relativamente alta, tratándose de uno de los pioneros entre los Soulslike en 2D, y también como uno de los mejores y más fieles exponentes en base a Dark Souls.
Es por eso que tal vez las expectativas que muchos teníamos de esta segunda parte no iban a ser fáciles de alcanzar.
Hay un claro intento de James Silva de no darnos un título que fuera más de lo mismo, y es algo sin dudas valorable.
Salt and Sacrifice resulta todo un buen desafío, con mejoras a nivel gráfico, de controles y jugabilidad, pero con las sombras de las novedades que incorporaron, sin terminar de cerrar a la perfección el juego.
Termina siendo un título de bueno a muy bueno, cuando muchos esperábamos algo tirando a la excelencia.
Aprueba, pero nos deja esa sensación de que pudo ser algo mucho mejor.
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