Scarlet Nexus llegó a mi casi por accidente, durante un momento de mi vida en dónde vengo surfeando un desencanto respecto de la gran mayoría de JRPGs (japanese role playing games) sin importar la variante. Ya sea tradicional, tirando a visual novel o quizás más orientados a la acción, en todos los casos siento que los yeites habituales no causan el mismo efecto que lograban en mi yo veinteañero. Me aburren, siento que se arrastran en sus diálogos, que sus historias son siempre lo mismo, que su duración no comulga con mi tiempo ocioso semanal y que dependen pura y exclusivamente de lo bueno que sea su gameplay para triunfar en mis libros.
Con todos esos prejuicios en mente, encendí este nuevo proyecto de Bandai co-desarrollado por el estudio Tose, con productor y director salidos del riñón de la saga Tales, a ver que tenían para ofrecerme. Para mi sorpresa, me encontré con un título que, si bien es muy estructurado y hasta por momentos repetitivo, logró entrarme por varios flancos que voy a tratar de exponer lo mejor posible a continuación.
Una historia, dos caminos
Scarlet Nexus es de esos raros juegos que están partidos en dos. Al comienzo de la aventura podemos elegir entre Yuito (personaje masculino) o Kasane (personaje femenino), que tienen trasfondos diferentes pero el mismo poder: la psicoquinesia. Si bien de entrada pensé que jugar con une o el otre no iba a cambiar mucho mi experiencia, a medida que me adentraba en la narrativa empezaba a comprender que en lugar de una duplicación, las historias de ambos funcionan más bien como extensión una de la otra.
En cualquier caso, el camino comienzo con le protagoniste siendo iniciade en la OSF: una entidad militar para individues con poderes mentales, que tiene el propósito de combatir a los Others, los mutantes de turno. Cabe destacar que en el universo de Scarlet Nexus, la norma es tener algún tipo de poder, mientras que no tenerlo es la excepción a la regla, muy similar a como funciona el asunto en Boku no Hero Academia.
Luego de una primer intervención como miembre de la OSF, nuestra popularidad crece meteóricamente y somos asignades a un escuadrón de élite para investigar zonas abandonadas, sobrepobladas de Others. Esta premisa, sencilla de arranque, se va complejizando más y más al punto que terminamos envueltos en un vortex de conspiraciones, monitoreo de la sociedad y conflictos políticos. Es así: un día estás lo más bien jugando a la payana con psicoquinesia , al otro te etiquetan de traidor anti patria tirapiedra.
Visual May Cry
Todo el relato de los eventos está en formato visual novel: imágenes mezcladas con el audio de los diálogos, como si de un cómic con audio se tratara. Esta dinámica se ve desestabilizada ocasionalmente por alguna que otra cinemática, según la trama lo pida. Esta es una de las tres patas sobre las cuales Scarlet Nexus se apoya para lograr su cometido, siendo las otras dos el componente social/dating simulator y el gameplay de acción puro y duro.
Con un formato de misiones, vamos a ir golpeando bichos a diestra y siniestra con un gameplay completamente volcado al hack n’ slash que evocan las buenas épocas de personalidades como Dante o Bayonetta. Ojo, el asunto arranca lento, con muchos movimientos fundamentales bloqueados detrás de un árbol de habilidades estirado adrede cual novela de Telefé. Cosas fundamentales como un segundo salto o recuperarse con un repique luego de caer al piso requieren que inviertas algunos puntos para acceder a ellos. Game designers, lean, repitan y anoten: esto no es una buena práctica de diseño.
Luego de subir unos pocos niveles, hay acción de alta velocidad con todo lo que se les ocurra: espadas, psicoquinesia, doble saltos, quick time events, un modo trance, un modo trance del modo trance (visualmente espectacular y que te puede matar por su uso prolongado) y hasta la adquisición temporal de otros poderes (fuego, invulnerabilidad, teletransportación), cortesía de nuestra party.
Party que mejora y se hace más útil a medida que el tercer componente, el social/dating simulator, se va desenvolviendo entre misión y misión en algo conocido como “standby phase”. En esta fase de espera podremos hablar con todes nuestres compañeres, darles regalos y disparar eventos de camaradería, todo en pos de lograr una relación estrecha con cada une (muy a lo Persona). Esto, en consecuencia, habilita nuevas interacciones en combate con cada personaje que van desde un aumento el tiempo que podemos disponer de su habilidad hasta ataques especiales o mitigación del daño que nuestre protagoniste fuera a tomar.
Si bien todos los sistemas se notan pulidos (sobre todo el combate), hay que mencionar que la parte social del juego es más bien chata, sin opciones de diálogo o algún tipo de interacción por parte de le jugadore. En el departamento de planicie creativa también habitan las side quests, que se limitan a tomar recados de matar bichos de una forma específica o conseguir ítems, todo muy estándar de JRPG post 2000.
Otra Tokio distópica más y van…
La ambientación de Scarlet Nexus es familiar a los ojos si estamos en la pomada del contenido audiovisual nipón. Sin ir más lejos, la ciudad de Nueva Himuka que funciona como base de operaciones de nuestro grupo, hace las veces de una Tokio salpicada con realidad aumentada para lograr ese look “futurista pero no tanto”. Sus estructuras y edificios poseen una gran cantidad de líneas en sus detalles que hace imposible no asociar esta metrópolis a la Neo Tokyo de Akira.
Esta obsesión con el detalle del interlineado se mantiene a lo largo y ancho de las locaciones que vamos visitando, todas ellas orientadas a lo urbano (salvo contadas excepciones). Esto, en conjunto con la paleta de colores seleccionada para todos los entornos (colores más bien opacos, nada muy estridente), un framerate de 60fps casi clavados y el 4K nativo para la resolución, hacen de Scarlet Nexus muy placentero de navegar con la vista.
La música acompaña bien, con un j-rock combinado con cuerdas orquestales que por momentos se asemeja mucho a las composiciones de Yuki Hayashi para Haikyuu!! o el ya mencionado Boku no Hero Academia. En la misma línea, el voice acting japonés está muy bien, amén de que es uno de esos títulos donde los personajes hablan todo el tiempo durante el combate y que más de una vez me hizo replantearme ponerlo en inglés para no perderme las charlas debido al fragor de la batalla.
Conclusión
Scarlet Nexus apareció silbando bajito, fuera del radar de una gran parte 08del público gamer, para causar más que buena impresión. Tanto el combate como la historia son adictivos y te atrapan casi de arranque, tiene una duración prolongada debido a las dos historias (calculen alrededor de 25 horas cada una, más o menos) y encima se ve hermoso. Ojalá sea una franquicia que Bandai expanda, dado que tienen tela para cortar y el primer paso (el más difícil) fue dado con una seguridad envidiable. Si disfrutan de los JRPGs en cualquiera de sus sabores o incluso del animé en general, no se pueden perder de este tapado deluxe.
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