Cuando anunciaron el port de Super Mario 3D World para Nintendo Switch no me movió un pelo: nunca jugué en Wii U, no lo creía un juego relevante y parecía el menor de una serie de festejos por el 35avo aniversario de Super Mario Bros: Paper Mario, la Collection de los Super Mario en 3D y el fabuloso tetris99-like Super Mario 35. Nunca me sentí tan equivocado con algo relacionado a Nintendo.
Aunque muchas personas entiendan que Bowser’s Fury es un DLC, un episodio extra o un contenido adicional, voy a diferir: Bowser’s Fury es, en efecto, otro videojuego aprovechando el motor del 3D World y en base a eso voy a dividir este análisis en dos secciones: la del juego Super Mario 3D World, y la de Bowser’s Fury.
SUPER MARIO 3D WORLD
Desde que Mario saltó del 2D al 3D hubo miles de nuevos títulos relacionados al fontanero: deportivos, RPG, de exploración. Sin embargo, hay una rama que siguió explícitamente con la idea en 2D: Super Mario World y Super Mario Land. En este contexto, cuando hablamos de Super Mario 3D World no nos referimos a la continuación de Super Mario Galaxy ni la precuela de Super Mario Odyssey sino más bien podría ser una secuela directa de lo que planteó Miyamoto en Super Mario Bros, allá por 1985.
Bajo esta perspectiva, el objetivo es muy similar a ese lineamiento: Bowser secuestró a unas hadas y tenemos que rescatarlas a lo largo de 8 mundos, en cada uno vamos a enfrentarnos a un mini boss hasta llegar al temible villano y así salvar a cada una de estas hadas. Todos los mundos tienen distintos niveles (1-1, 1-2, etc.…) que respetan las mecánicas clásicas: atravesar en cierto tiempo el mapa hasta llegar a la asta de la bandera. En el medio, hay tres estrellas por niveles y el impedimento para llegar al final de cada uno es que necesitás cierta cantidad de estrellas para entrar al castillo de turno.
Otro punto a favor es la curva de aprendizaje: realmente arranca muy fácil y termina siendo bastante complicado, obligándote a rejugar incluso los niveles más atrevidos. Hay un elemento clave: cuando agarrás un hongo, una flor o una campana de gato y ya habías juntado otra cosa antes, se guarda y lo podés usar nuevamente en cualquier momento. Esto le resta mucha dificultad al juego porque si tenés algunos acumulados podés zafar casi de cualquier cosa
Además, el título tiene una velocidad un poco más acelerada que el juego de Wii U y se nota, de hecho, es muy evidente la diferencia entre los cuatro personajes principales que podemos elegir: Mario, Luigi, Peach y Toad. Cada uno tiene más y menos velocidad en distintas situaciones, las cuales se remarcan mucho en los saltos personales de cada identidad.
Por otra parte, es muy interesante que la princesa pase a ser un personaje más al nivel de Mario y no sea la damisela en apuros. Hace tiempo que Nintendo viene tratando de acoplarse con sus ideales a la modernidad, en un escenario en el que sus juegos durante la primera década no tuvieron tramas fuertes ni narrativas complejas y estaban muy “disneyizadas” con temas relacionados a héroes y princesas.
En Breath of the Wild vimos muy fuertemente como Zelda está pasando a ser un personaje tan protagonista como Link y los adelantos de su secuela nos dan a entender que tendrán la misma importancia. En Mario se hace más difícil sacarle ese rol a Peach, pero poco a poco creo que van encauzando el barco y llevándolo para este lado.
Este mismo proceso es el que arrastra a la canonización de Mario: no vimos una clara secuencia argumental a lo largo de la franquicia principal en 3D hasta Odyssey dónde New Donk City nos da a entender que el escenario de Mario Bros. (1983) era real. Lo cierto es que no para de repartir referencias a los principales juegos en 3D (64, Sunshine y Galaxy) pero sin dejar de darnos guiños del resto de los plataformeros que tiene el plomero.
Al estar orientado a Wii U, en un principio, una de las características principales era el coop local: en Switch se convirtió en un modo multiplayer que no sólo funciona perfecto, sino que es sumamente divertido. Quizás, y algo que creo que era inevitable, hace al desafío algo muy fácil de superar. De hecho, hay niveles exclusivos del Capitán Toad que antes eran individuales y ahora se obligan a jugar en grupo: fue el modo precursor que protagoniza el personaje (Captain Toad Treasure Tracker, 2014).
También se debe tener en cuenta que la cámara fija realmente sorprende y se posiciona en el lugar indicado todo el tiempo: no sentís la ausencia de la libertad en plano que caracterizó a Mario en su traspaso al 3D. Cada secreto escondido, cada profundidad deseada. Todo está colocado milimétricamente dónde debe estar, convirtiéndose en el ABC del level design de parte de los desarrolladores.
BOWSER’S FURY
El año pasado hubo un título que resaltó un poco más en lo que respecta a la Collection de los Mario en 3D: Super Mario Sunshine. Una joya oculta, polémica. Un diamante encerrado en una consola que no vendió lo suficiente y globalmente se vio minimizada ante una PlayStation 2 que opacó cualquier otra cosa relacionada a videojuegos.
En este contexto, Sunshine llegó al mundo el año pasado. Y Bowser’s Fury se siente como su secuela directa: las persecuciones a Dark Luigi, lo bizarro de las situaciones, el mundo en modo isla y una percepción completamente diferente a lo que Mario nos tiene acostumbrados.
Nuestra amistad con Bowsy para detener a Bowser no sólo nos remite a que sean los dos protagonistas, justamente de Sunshine, sino que también vimos una trama similar en Paper Mario: The Origami King (2020) cuando tuvimos que aliarnos con ambos para detener a King Olly. Otro intento de Nintendo en pos de englobar a Mario en una narrativa continua.
Bowsy nos la cuenta clara y concisa: mi papá se hizo gigante y está rompiendo todo, ayúdame. Así, juntando los Soles Felinos (¡¿Soles!? Otra referencia a Sunshine) para iluminar los faros y cegar por un rato a Kaiju Bowser.
Lo peculiar de este BF radica en lo diferente a los otros juegos de Mario: es un “mundo abierto” muy similar a lo que podría ser Mario Odyssey pero con el motor y mecánicas de Super Mario 3D World. Te invita a mirar al futuro de la franquicia sin desprenderte del pack en el que estás jugando.
Parece que Nintendo no se quiere quedar afuera con el revival de Kaijus (palabra japonesa que refiere a monstruos gigantes) que arrancó en Pacific Rim y que sigue con las adaptaciones de Godzilla (que continuarán en Godzilla vs Kong). En el 2019 vimos como agregaron una nueva mecánica a la franquicia de Pokémon para hacer gigantes a los protagonistas y lo mismo vemos ahora con esta nueva entrega.
La más importante de ellas es justamente la de los Kaijus: Bowser de la nada se convirtió en un MegaBowser gigante y para detenerlo tenemos que encontrar una campana de gato que nos pone a su misma altura (el “¡metete con alguien de tu tamaño!” Más explícito que hay). Así, debemos alternar entre vencer al Giga-Bowser y mandarlo a dormir para que se despierte y destruya todo hasta que podamos vencerlo nuevamente.
Bowser’s Fury es una entrega que no necesita de Super Mario 3D World y se mantiene firme por si sola. Tiene unas 6-8 horas de duración y seguramente duplique ese tiempo si querés conseguir absolutamente todas las estrellas, algo que suma un montón en un pack que ya de por sí tiene un alto valor de rejugabilidad.
EN CONCLUSION
Cada baja expectativa que tenía para este juego fue una patada en mi cara, llena de diversión y game design. Cada duda nacida desde el tráiler fue una sonrisa en alguna parte de su historia. Super Mario 3D World + Bowser’s Fury es la respuesta a todas las preguntas que se le hacen a Nintendo continuamente y que no para de responder: su atemporalidad, su control de calidad en los productos, su amor por hacer videojuegos.
Super Mario 3D World se merecía mucho más y ahora lo tiene, porque sufrió la crisis de una consola que no se entendió que buscaba. Es, posiblemente, uno de los mejores juegos de Mario en la historia y si te gusta el lado más plataformero del fontanero; la mejor entrega en 3D.
Bowser’s Fury es sin duda una mirada al futuro de la franquicia: la intención de seguir canonizando cosas, de volver a duplicar la apuesta en cada nueva entrega de Mario y la seguridad de Nintendo para bancar incluso sus errores. Todo esto limitado a ser creado con la capacidad de un título que salió originalmente en 2013. Ni me quiero imaginar lo que pueden hacer con el próximo Mario en 3D, solamente sé que me muero de ganas de jugarlo.
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