Tales of Kenzera: ZAU, es la primera entrega de Surgent Studios, una apuesta que les salió perfecta. Esta aventura nos cuenta la historia de Zuberi, un muchacho que acaba de perder a su padre. O Baba, cómo él le dice. Y en medio del duelo, se encuentra con un libro de él sobre Kenzera, tierra de energía, fantasía y paisajes oníricos, inspirada en los mitos y leyendas africanas.
Lo interesante es que la acción del juego transcurre dentro del libro, donde pasamos a encarnar al chamán Zau que comparte la misma historia trágica que Zuberi. Solo que nuestro Shaman King, decide hacer un trato con el dios de la muerte, Kalunga, para traer de vuelta el espíritu de su padre (astuta la rata). Y desde aquí en adelante iremos atravesando escenarios dando cachetazos a todos los demonios que se nos presenten.
La jugabilidad es sencilla, de desplazamiento lateral clásica, obteniendo nuevas habilidades que nos permiten desbloquear nuevas áreas. Y si bien no cuenta con un selector de dificultad, los únicos desafíos son los “bosses” que enfrentamos, ya que durante la exploración es difícil perder.
En lo que se queda corto es en el tamaño de sus mapas. Porque si bien es un metroidvania, que te invita a la exploración, seguramente encuentren todo en la primera partida y se queden sin esa rejugabilidad tan pedida en el género. Sumado a unos cuantos bugs de colisiones con obstáculos que te hacen subir la frustración.
Sin embargo, el apartado visual es hermoso. Hay detalles por todas partes. En especial en los demonios, que aunque tengan poca variedad, están muy bien logrados. Más los movimientos y detalles de la ropa del personaje, que son una caricia al alma. Además, los primeros planos de la fauna y su paleta de colores está minuciosamente trabajada. Y hay unos fondos con un efecto parallax excelente que da la idea de profundidad y de un mundo mucho más extenso del que estamos recorriendo.
La banda sonora, por otro lado, es un punto fuertísimo. Escrita por la compositora británica Nainita Desai, es el plus para quienes quieran experimentar más historias como esta. Inspirada en música africana con muchas voces y ritmos de tambores muy bien empastados que nos rodean en cada paso que damos en Kenzera (NdE: Nane es murguero y músico, sabe de percusión).
Finalmente, el sistema de máscaras o Danza del Chamán, es sumamente novedoso. Zau puede alternar entre la Máscara del Sol, que nos da ataques cuerpo a cuerpo y habilidades de fuego devastadoras. Y la Máscara de la Luna, que nos habilita ataques a distancia y habilidades de hielo controlando el campo de batalla y manteniendo a raya a los enemigos.
Con esto planteado ya depende del jugador que estilo de juego quiere seguir. Si ser más cauteloso y disparar desde lo lejos. O acercarte cara a cara y mostrar quién manda.
El principal acierto de Tales of Kenzera: ZAU es la trama. Que se basa en la ya mencionada tragedia de pérdida y superación. Que, a su vez, está inspirada en el propio duelo del director Abubakar Salim. Con mensajes y lecciones de como aprender a aceptar la muerte, más el miedo innegable a morir, la convierten en una experiencia de dolor universal.
Todo gamer que haya jugado un metroidvania sabe que es algo frustrante. No sabes para donde ir, estas tres días en el mismo escenario. Pero cuando lo lograste podes hacer una central nuclear con tres clips a lo Mcgiver. Es para muchos el género perfecto. Si te gustó Dead Cells y Hollow Knight no podes perderte esta joya del arte.
Una gran aventura que apostó a la mitología africana y que dan ganas de saber más sobre estos dioses y sus creencias. Y por más que quede escueto como otros metroidvania que conocemos, da gusto jugarlo y se espera con ansias más títulos de este estudio. O más videojuegos que muestren esta cultura.
Tales of Kenzera: ZAU se consigue en PC y consolas desde el 1 de febrero.