“Apretá X para tocar una balada folklórica sobre la esforzada vida de un minero”. Así nos recibe The Artful Escape, que en sus primeros segundos nos va a presentar enseguida el concepto sobre el que se va a explayar luego durante el par de horas que dura.
El nuevo título que publica Annapurna, desarrollado por Beethoven & Dinosaur, es una experiencia interactiva para disfrutar con todos los sentidos. Jugamos con Francis, el sobrino de un músico famosísimo que revolucionó la música folk, viviendo a su sombra, cargando con lo que todo el mundo espera de él, en un pueblito super pequeño que está en los mapas sólo por ser el lugar natal de esa celebridad.
A grandes rasgos, The Artful Escape es el runner más caro de la historia. Hay básicamente tres tipos de gameplay: los momentos donde podemos correr por ahí tocando nuestra guitarra interactuando con el fondo, los momentos de Simón Dice, repitiendo melodías mientras jameamos con los más variopintos personajes, y los diálogos interactivos donde podemos elegir qué responder.

Lo cierto es que ninguno de esos tres momentos es desafiante en lo absoluto, podría hacerlo todo echada hacia atrás en el sillón de manera super relajada. Es que The Artful Escape no busca ser “divertido”, sino ser hermoso. Es gamefeel hecho y derecho, interacciones que se sienten lindas, cosas reaccionando placenteramente a nuestro input; todo esto con una explosión de arte mediante. Musicalmente, en cualquier momento de las parte de runner podemos agregar un solo de guitarra a la banda sonora que suene y se siente hermoso juguetear con la música y alterar el paisaje con nuestro riff. Visualmente, hay siempre un millón de cosas coloridas sucediendo, pero con una cierta armonía que permite prestar atención a lo que hay que mirar.
Diría que en realidad, los momentos que nos hacen acercarnos al monitor para prestar atención no son referidos a la acción, sino a la reflexión. Los diálogos están muy bien escritos, y aún dentro de la psicodelia con la que estamos lidiando, tratan temas que nos tocan muy de cerca. La identidad, lo que queremos de la vida, el viaje de ser un artista, el precio de la fama… Y aunque nuestras elecciones no ramifican la historia, los personajes sí van a responder diferente a nuestros planteos y se van a acordar de lo que dijimos antes.
Ahora que ya les conté de qué va, me puedo detener de nuevo en esa pequeña secuencia del principio y por qué es tan significativa. Es claramente un guiño al lenguaje de los videojuegos, “Apretá F para rendir homenaje”. Esa alienación, despersonalización que proponen algunos títulos. Y también ese autoritarismo de quien decide sobre el personaje. Varias veces le vamos a pedir que «toque una balada sobre…” pero Francis siempre va a fallar. Hasta que se nos habilita la opción de “apretar X para tocar un riff de rock” y ahí sí, Francis va a tocar.
Esta secuencia representa todo eso que la sociedad pretende de Francis, las expectativas desmesuradas que tienen de él, y la despersonalización a la que lo sometieron. No dejándole ser sí mismo, sino forzándolo a ser la reencarnación de su tío. Es un guiño muy gracioso al idioma gamer, pero también un foreshadowing (presagio) de toda la historia que vendrá.

Si están buscando una obra rítmica o de acción, lamento contarles que The Artful Escape no es para ustedes, porque “como juego” (grandes, grandes comillas ahí) es aburrido. Las partes de runner no buscan ser un runner realmente, sino sólo sentirse bien y sobrecargarnos los sentidos. Es un punto medio entre el gameplay limitado pero muy sensorial de Sayonara Wild Hearts, mezclado con la ironía y reflexión de historias como la de Night In The Woods (juego al que referencia en más de una oportunidad).
Invita a relajarse, mirar, escuchar, y reírse y pensar con los diálogos, que por suerte están en un montón de idiomas, con voces todo el tiempo. Antes de irme, quiero dedicar una pequeña oración a Calvagio, personaje que tiene unas tres líneas de diálogo en toda la historia, pero me hizo reír durante un rato, con un humor muy a lo Charlie The Unicorn. Larga vida a Calvagio.
Pueden pasar a buscar The Artful Escape por Steam, o jugarlo en Gamepass, dura unas tres horas y algo, y es ideal para hacerlo mientras tomás algo/disfutás un chocolate, y ya que está te comés un viaje psicodélico y super artístico.
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