Pokémon arrancó su primera generación de sobremesa en un juego que se sintió sacado de horno antes de tiempo. La primera parte de su DLC, The Isle of Armor, nos mostró que aún había jugo que exprimir y The Crown Tundra resulta ser, en pocas horas, todo lo que Sword y Shield debió haber sido desde el principio.
Si hubo un Pokémon que venía con una vara muy alta fue Sword & Shield. Venía a ser el primer titulo grande de una consola que tenía a Breath of the Wild y Super Mario Odyssey, de los mejores juegos de sus respectivas franquicias que no paraban de demostrar que Switch no era moco de pavo (llámese moco de pavo a Nintendo Wii U).
Pero recibió miles de criticas. Las más infundadas por su dificultad (si jugaste Pokémon Red cuando tenías 7 años, ¿¡cómo no te va a parecer fácil ahora!?) y otras más objetivas relacionadas al tema de la Pokedex Nacional, ya que era la primera vez en la franquicia que no podías conseguir a todos los Pokémon. Esta vez tenías menos de la mitad, apenas 400 que no representan ni el 50% de las especies de este mundo.
La octava generación de Pokémon presentó ideas muy buenas, pero al mismo tiempo muy verdes. La Wild Area era un atisbo de un mundo abierto de Pokémon, pero se limitaba a un espacio entre dos ciudades. Las nuevas mecánicas dinamax realmente le agregan sabor y frescura. Ahora, la pregunta es: ¿van a sacar cada mecánica que agreguen al siguiente juego? Realmente Sword y Shield dejaron la sensación de que podría haberse desarrollado mucho más.
Ese desarrollo que le faltaba fue algo de lo que The Isle of Armor, la primera parte del DLC que salió en junio, nos mostró. Toda la isla era una gran Wild Area, diferentes alturas en algunas partes del mapa, la adición de una sidequest de Diglets que no tenía premios muy esperanzadores pero sumaba mucho tiempo de exploración y horas de juego, y la llegada de Pokémon Home con todas sus características. Entre ellas, la vuelta del GTS.
No obstante, The Crown Tundra es todo lo que Sword y Shield debería haber sido desde el principio. ¿Es todo lo que Pokémon debe ser? No, Pokémon puede dar mucho más. Pero sin dudas esta generación hubiera tenido muchos más halagos si hubiera sido como The Crown Tundra desde el principio.
Para empezar, el DLC representa casi tantas horas de juego como la historia de base. En este nuevo lugar conocemos a Peony, quien nos cuenta sobre tres grandes leyendas que azotan al pueblo desde hace tiempo. Esto es, a mi gusto, lo mejor de todo el juego, casi como si fuera una beta zeldiana, tenemos la libertad de explorar un símil mundo abierto y conocer los tres relatos en el orden que queramos y cuando queramos. Una sensación de libertad y mundo abierto que Pokémon, no sólo puede hacer, si no que lo amerita.
La historia principal transita por Calyrex, un nuevo Pokémon legendario que era como un dios para el pueblo en tiempos anteriores y ahora perdió su poder porque fue olvidado. Esta parte del DLC es quizás la continuación narrativa del juego principal y realmente se siente muy bien.
Por otro lado, trajeron al trío de Regis (Regice, Regirock y Registeel) y añadieron dos nuevos originales para esta ocasión: Regieleki y Regidrago. Los Regis están en templos y para entrar tendremos que resolver un acertijo. Debo decir que alguno me costó bastante y me entretuvo un montón encontrar la forma de hacerlo.
Por otro lado, y ya exprimiendo la idea del mundo casi abierto, Pokémon nos da otro golpe de nostalgia y nos trae por primera vez la forma regional de legendarios: Articuno, Zapdos y Moltres de Galar. Que no sólo tiene la mejor cinemática del DLC (¿y de la franquicia?) cuando los encontramos, sino que cuando hay que atraparlos desarrollan una mecánica de persecución que demuestra todo lo que se puede hacer con Pokémon en Nintendo Switch.
Lo mejor de este DLC, sin embargo, transita en las Aventuras Dinamax. Un modo nuevo orientado al multiplayer, dónde se da una seguidilla de cuatro raids gigamax en las cuales tendremos que seguir con los Pokémon con misma vida y PP, a menos que atrapemos uno en el camino y podamos cambiarlo. El último Pokémon será uno legendario, y si lo vencemos lo podemos atrapar. Hay más de 47, y calculando que cada raid te lleva como mínimo 20 minutos, sólo este modo le agrega casi 16 horas al juego. Una locura hermosa.
Realmente The Crown Tundra tiene un nivel muy alto y revalorizó completamente Pokemon Sword y Shield. ¿Hay cosas flojas? Para mi, un montón, pero vienen del juego base y no tiene sentido remarcalas en un análisis del DLC. Algo que sí es muy criticable es el modo de conexión online: la interfaz es pésima, cuesta un montón encontrarse con amigos y muchas veces perdés más de 10 o 15 minutos en encontrarte con alguien que tenés agregado en Switch. Muy acorde al pésimo servicio que Nintendo ofrece a sus usuarios en cuanto al online.
Si bien no fue la mejor entrega de Pokémon, debo admitir que antes de jugar los DLC no recomendaba comprar Sword y Shield a menos que haya que usar la respuesta tibia de “y sí te gusta mucho Pokémon, jugalo”. Realmente este DLC, y sobre todo esta segunda parte, revalorizó mucho el juego. Es un gran título para la consola y buen arranque para la franquicia en el medio de una adaptación a nuevas tecnologías que no le correspondían a este mainline. Hay muchas cosas a mejorar, sí. Pero se nota la intención de hacerlo (NdE: mientras tanto a pasar por caja). El año que viene posiblemente la generación siga con el remake de Diamond y Pearl y sea muy similar a lo que vimos en este DLC, pero ojalá sea mejor.
Pokémon arrancó en Switch con un millón de dudas y poco a poco las empezó a responder. Esperemos que a futuro nos den ese Pokémon a nivel Breath of the Wild o Super Mario Odyssey que todos estamos esperando.