The Division 2 salió hace exactamente dos semanas. Desde ese mismo momento lo estamos jugando. Y hoy, tras algunas decenas de horas encima, te contamos cómo fue mudarnos de Nueva York a Washington.
Ya pasaron siete meses desde que comenzó la pandemia causada por un ataque terrorista. El presidente de Estados Unidos está desaparecido y nosotros, como integrantes de The Division, tendremos que encontrarlo mientras liberamos la ciudad capital de los criminales que la acechan.
Después de tres años de la primera entrega de la saga, Ubisoft Massive vuelve a meternos en un mundo apocalíptico que le sienta bastante bien. El estudio detrás de Assassin’s Creed Revelations y Far Cry 3, con polémicas de downgrade en el medio, logró sorprender en 2016 con un gran planteamiento jugable y un más que interesante End Game.
El título venía a ser un serio exponente de los loot shooters, haciéndole frente a juegos como Destiny, con una campaña hasta para cuatro jugadores, inteligencia artificial avanzada y un online que sorprendió por su integración orgánica con el mapa: la famosa Dark Zone.
Y The Division 2 logró profundizar todas esas virtudes, aunque apostando por un mapa más abierto y variado que puede no generar esa sensación de urbe que inspiraba Nueva York en su momento.
De arranque nos tenemos que armar un personaje, que puede ser hombre o mujer, pero que tiene una sorprendente falta de variedad de rostros. Aunque eso no nos importa, porque acá vinimos a tirar tiros a todo lo que se mueva. Cuando terminamos salimos por la puerta de la habitación que hace de pantalla de creación y, sin dejarnos respirar, aparece una mujer que nos llama para que la ayudemos a disipar un conflicto.
Ese, por supuesto, va a ser el tutorial en el que aprenderemos lo básico. Cubrirnos, disparar, pegar y tirar bombas.
Pero la escena no dura mucho, ya que enseguida la comandante que vimos al principio se inventa una excusa para mandarnos a Washington y quedarse ella solita. ¿Cómo fuimos? No tenemos ni idea. Pero al toque aparecemos en la capital destruida y con el cuartel general de la resistencia en el horizonte: La Casa Blanca. Si, obvio, todo re pro-yanqui.
Tras charlar con la gente de adentro, que agradecen la llegada de un soldado de The Division, ejército secreto creado post Torres Gemelas por Estados Unidos, empieza el verdadero juego. Básicamente, ir de lugar en lugar matando criminales organizados que se hacen llamar Pirañas.
Porque si, el sistema de disparos es impecable (similar a Mass Effect), la inteligencia artificial enemiga es para saltar de felicidad y la ambientación la rompe. Pero «variedad de misiones» se la llevan a marzo.
Si bien se cae de maduro por el estilo de juego, está bueno aclarar que The Division 2 es para jugarlo acompañado, gritar con amigos y movernos tácticamente. Porque si andamos en solitario, no solo se nos va a complicar un montón, sino que al cabo de algunas horas nos vamos a empezar a aburrir.
¿El motivo? Las misiones son todas parecidas. «Hay un lugar con recursos que pueden servirnos que está lleno de pirañas. Tendrías que ir a recuperarlo», nos dicen. Entonces ahí vamos nosotros, fieles serviles de la comunidad. Entramos, nos cubrimos, tiramos tiros. Pasamos a otro sector… nos cubrimos, tiramos tiros y bombas, encontramos lo que buscábamos o tomamos el lugar, matamos a una última oleada de enemigos y se termina la misión.
Un loop infinito de situaciones similares que, por suerte, nunca llegamos a odiar por todo eso bueno que les nombraba antes.
Los enemigos son duros e inteligentes de verdad. No se conforman con cubrirse y repartir plomo con cierto patrón. Nos empiezan a rodear mientras otros los cubren a tiros limpios. Y usan cuanto artilugio tecnológico tengan encima. Bombas, robots, drones… Básicamente, nos tiran con de todo.
Además, otra de las características que dejan que aguantemos solos varias horas, es la exploración, las mejoras de nuestro arsenal y la evolución de los asentamientos.
A medida que ganemos experiencia y subamos de nivel, como corresponde, iremos desbloqueando nuevas habilidades, conseguiremos mejores armas y equipos, y podremos ir ayudando a las diferentes bases repartidas por la ciudad con sus proyectos.
Todo lo que encontremos por las calles sirve para algo. Por lo que son una invitación para los fanáticos de la exploración (como yo) para abrir cuanta mochila o caja haya dando vueltas. La cantidad de tiempo que tardo entre misión y misión está muy mal. No lo hagan en sus casas.
Párrafo aparte para el End Game, que suma un montón de riqueza a la experiencia y mete en la cuestión a un nuevo grupo de criminales que seguramente serán parte de futuros contenidos.
¡Pero pará Juan, no nos hablaste de la Dark Zone! Bueno, es que no hay tanto para decir. Es básicamente lo mismo de la primera entrega. Cuando nos adentramos arranca el multijugador, el lugar más hostil de todos. Lleno de aves de rapiña armados hasta los dientes y con un único objetivo a la vista, hacerte la vida imposible y llevarse el botín para casa. Botín que, a diferencia de los de Nueva York, no son la gran cosa.
Por último, me gustaría remarcar la variedad de juguetes tecnológicos que se pueden desbloquear. Desde drones y torretas hasta bombas redondas que ruedan hacia el objetivo y explotan con una efectividad brutal. Hay todo un mundo de oportunidades en ese apartado. Y ni hablar del menú, que en un principio puede parecer caótico pero que, luego de algunas horas, es más que satisfactorio.
En fin. The Division 2, en su jurisdicción, es casi perfecto. Sin duda alguna el mejor loot shooter que vas a encontrar por ahí para disfrutar con amigos. Pero un título muy diferente y, tal vez, el equivocado, si tu idea es andar solito repartiendo tiros o buscas una buena historia apocalíptica.
Acá la cosa es tener una excusa para matar criminales que aprovecharon el quilombo para hacer de las suyas, conseguir armas nuevas y ropita linda. Lo demás no le importa a nadie.
[rwp-review id=»0″]
Desarrollador: Ubisoft Massive
Lanzamiento: 15 de marzo de 2019.
Plataformas: PS4 – Xbox One – PC
¿En Español?: Si.
Fuente: Copia provista de Ubisoft Latam (PS4).