Jurame que todo lo que dijiste de las Luciérnagas era verdad, le dijo Ellie. Lo juro, contestó Joel. Pantalla a negro, créditos. Así terminó una de las mayores historias de la pasada generación, así cerraba un ciclo. Hoy, siete años después, The Last of Us: Parte II viene a hacer lo mismo, a concluir la carrera de PlayStation 4 por todo lo alto. Estamos ante una obra maestra, y les voy a contar porqué.
¿Hacía falta una secuela? La posta es que siempre creí que la respuesta era no. El relato terminaba medio abierto, es verdad, pero esa última escena me había parecido majestuosa, no hacía falta nada más. En una historia insoportablemente humana, desgarradora, había primado el egoísmo que nos caracteriza como especie. Ellie era la voz de la inocencia, esa que se entrega por un bien mayor. Y Joel la del instinto de supervivencia, esa sensación que tantas calamidades y satisfacciones nos trajo.
Jugar The Last of Us: Parte II en un contexto de pandemia y encierro hace pensar, de verdad. ¿Hasta qué punto puede llegar una persona por el solo hecho de seguir respirando? ¿De qué somos capaces para mantenernos con vida y ver salir el sol un día más? ¿En qué nos podemos transformar? ¿Hay supervivencia después de la supervivencia? ¿Y de la venganza?
Si un videojuego nos hace plantearnos todos esos interrogantes, nos hace poner pausa para respirar, para agarrarnos la cabeza y hasta para derramar algunas lágrimas, ese videojuego ya ganó. Ya lo logró. Y les puedo asegurar que la nueva obra de Naughty Dog es todo eso y mucho más.
El nuevo exclusivo de PlayStation 4, tal vez uno de los últimos de la consola, llega para romper todo. Hay un dicho que afirma que las segundas partes nunca fueron buenas, pero eso muchas veces no se aplica a este medio que tan felices nos hace. Assassin’s Creed 2, Mass Effect 2, Tenchu 2, Mario Galaxy 2, o incluso los propios juegos de este estudio: Crash Bandicoot 2 y Uncharted 2. Todos ellos son grandes ejemplos, pero creo que la nueva aventura de Ellie y Joel los va a embanderar a todos.
Tal vez no por una renovación en su gameplay, sino más bien por su historia. Por encontrar la manera de llevarnos de nuevo a su mundo y de ponernos un propósito adelante, esa zanahoria que correremos durante 30 horas de violencia, venganza, amor, miedo y desesperación.
The Last of Us: Parte II es todo eso, pero también un viaje sobre la diversidad. Un relato moderno desde lo más profundo de las tripas. Pero no sólo porque su protagonista sea gay y por cómo está tratada su relación con Dina, sino también por la presencia de una gran cantidad de personajes femeninos importantes e, incluso, de un chico trans excelentemente descripto. Cada uno con sus matices, con sus estilos, pero brutalmente reales.
El contexto en el que se vive en el mundo que el argentino Gustavo Santaolalla acaricia con sus acordes, no es apto para débiles ni para historias de princesas que necesitan ser rescatadas. Acá la mujer está completamente empoderada, es una actriz más de la historia y nada tiene que envidiarle a ningún grandulón musculoso. Ni nada tiene que pedirle. Ellie, Dina, Abby y otras que no me gustaría mencionar para no arruinar la experiencia, son completamente capaces de sobrevivir al infierno en el que viven y, sin dudas, son una gran noticia para las millones de jugadoras mujeres que tiene nuestra industria. Chicas y grandes.
Ellie ya tiene 17 años, pasaron cuatro desde el final del juego original y, si bien las cosas están más tranquilas, la relación con Joel está prácticamente rota. Tanto ella, como él y su hermano, Tommy, están asentados en Jackson, una comunidad que funciona como un pueblo organizado y feliz. Pero un día el pasado toca a la puerta, y nos sirve como puntapié inicial para darle sentido al relato.
The Last of Us: Parte II es el título que le siguió a Uncharted 4, obra de las mismas mentes. Y eso se nota por todos los rincones, aunque especialmente en la sensación de libertad. Ya no estamos ante ese gran pasillo que fue el uno, o por lo menos no está tan a la vista. Ahora, incluso superando a la última aventura de Drake, nos encontramos con escenarios mucho más grandes, y hasta con momentos que podrían denominarse de mundo abierto.
Seattle, la única ciudad grande que visitaremos, se nos presenta como una gigante dormida, y la tendremos que recorrer con un mapa en mano. Es verdad que la narrativa nos lleva muchas veces de las orejas, pero la zona nos da libertad de entrar donde se nos antoje la gana, tanto para recolectar recursos y coleccionables, como para sólo tomarnos el gusto de investigar las historias que el viejo mundo dejó atrás. Algo que se logra congeniando cartas abandonadas que nunca llegaron a destino, con los propios escenarios, que manejan un nivel tan grande de detalles que se transforman en otros relatores de su universo.
Pero la exploración logra también una profundidad gigante gracias a la brutalidad de los gráficos y animaciones que logró Naughty Dog para este final de generación. Cada gesto, cada mirada, cada enfrentamiento, cada infiltración es elevada a la máxima expresión por un apartado audiovisual escandaloso. A tal punto que me animo a prometerles que no vieron nada igual, pero nada de verdad eh.
Las actuaciones son realmente magníficas, y la dirección a cargo de Neil Druckmann es apabullante. Los niveles de tensión, terror, amor y dramatismo a los que llega esta aventura de una treintena de horas sólo se vieron una vez en el pasado, y fue en el The Last of Us original. El estudio de Sony logra conjugar de manera excelente las virtudes del cine y de los videojuegos en una sola obra, sin llegar a productos guiados y hasta aburridos como es el caso de los de Quantic Dream (Heavy Rain, Beyond Two Souls). Acá hay gameplay a lo loco, pero también apesta a lenguaje cinematográfico. ¡Para vos, Kojima!
Estar en los zapatos de Ellie, gracias a las mejoras que mencionamos y a los años que pasaron en el medio, se siente mucho mejor que en 2013. Todo es más fluído y natural, pero la verdad es que no tienen grandes diferencias conceptuales entre ellos.
Equipo que gana no se toca, habrán pensado en el estudio, y dejaron una interfaz casi calcada. Aunque sumaron algunas opciones de mejoras y personalización del inventario, que consta en armas de fuego, arcos, bombas, ballestas, objetos contundentes con posibilidad de modificaciones y alguna que otra cosa más por ahí. Pero, en esencia, estamos ante las mismas mecánicas.
Sumaron saltos, no a lo Uncharted sino más bien realistas, y el movimiento de arrastrarnos por el suelo. Algo vital para pasar desapercibidos y hasta para disparar desde el anonimato. De nuevo, con unas animaciones escandalosas. No me voy a cansar de mencionarlo.
Además, la inteligencia artificial de los enemigos, y en especial la de nuestros compañeros, mejoró notablemente. Lo que decanta en enfrentamientos que nos obligan a estar siempre en movimiento o, en su defecto, armados hasta los dientes para no morir en el intento. Ya no hay escenas casi cómicas como en el original, cuando Ellie paseaba entre los enemigos sin que nadie la descubría y rompiendo la inmersión de una cachetada en la nuca. Ahora si ven a tu acompañante, la cosa se pudre y hay que salir a los tiros. O escaparnos para volver a escondernos.
The Last of Us: Parte II no es apto para impresionables (ni para machirulos). En este capítulo se llevó la violencia a una escala mucho mayor, sin duda ayudada por los gráficos, pero también se nota una intención en la dirección. Esta vez, más que nunca, nos vamos a sentir incómodos de matar. Tanto en el caso de las personas como de los perros que se suman en esta ocasión, los asesinatos son muy crudos, con primeros planos de asfixia y puñaladas. Más escenas de explosiones que dejan cuerpos desmembrados por el escenario y sangre hiperrealista que se pega a las paredes y te pone los pelos de punta.
Pero la escalada de violencia no pasa sólo por lo estrictamente físico, sino también por lo psicológico. Los personajes están rotos, pero ¿cómo no estarlo? Viven en un contexto de supervivencia continua, de bandos que se matan por territorios o por eternas venganzas. Con infectados por todos los rincones y, lo que es peor, con humanos desesperados o desalmados.
El nuevo exclusivo de PlayStation 4 nos llevará a toparnos con crueldades a las que nuestra especie, lamentablemente, llegó en infinidades de ocasiones. A religiones sectarias y enloquecidas, a organizaciones criminales y a pérdidas irreparables. The Last of Us: Parte II es todo lo que les conté y mucho más. Una obra maestra que va a quedar en la historia de los videojuegos y, principalmente, una segunda parte a la altura de las circunstancias. Corran a comprarlo, porque vale cada centavo.
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Desarrollador: Naughty Dog
Lanzamiento: 19 de junio de 2020
Plataformas: PlayStation 4
¿En Español?: Si
Fuente: Copia provista por PlayStation Argentina