En 2013 salió a la venta en PlayStation 3 un título que revolucionaría por años lo que muchas personas definieron como “obra maestra de los videojuegos” y que ayudaría a marcar aún más un creciente interés de los estudios AAA en hacer títulos que se sintieran “serios”. Hablamos de The Last of Us y, en medio de un momento donde las historias de zombies explotaron en popularidad en el ambiente de la cultura pop, logró llevar una narrativa muy madura, envuelta en un paquete bastante distinto a lo que el público tradicional estaba acostumbrado.
Ahora, una década, dos juegos, un remaster y una remake de por medio esta obra de Naughty Dog y Sony desembarcó a PC en un momento que debería ser una celebración, pero que se transformó en un suplicio tras un lanzamiento que pone una mancha en lo que venía siendo un récord impoluto de las versiones para Steam y Epic Games a manos de la empresa japonesa y sus diversos estudios globales.
De frames y optimizaciones
La única forma para describir el funcionamiento de The Last of Us parte 1 en PC es sencillamente “vergonzoso”, solamente en los primeros 10 minutos tenés que atravesar una escena donde pareciera ser prácticamente un powerpoint que se esfuerza en arañar los 20 frames por segundo, con unos tirones que te hacen preguntarte si lo que vivís es real o solo es una pesadilla de la que cuesta despertarse.
Para iniciar lo mejor es tener a tu lado el celular o un buen libro, porque hasta que termine de cargar van a pasar fácil 5 minutos, y eso sin hablar de los gráficos, que si bien tiene puntos donde se ven “lindos”, sobre todo si no hay mucho movimiento, en el momento donde las cosas empiezan a “funcionar”, este colapsa en sí mismo y aberraciones salidas de Decentraland aparecen en frente tuyo, solo para demostrarte que si hay un infierno, y que en él habitan NPCs que andan a 10 frames por segundo.
La gente que leyó mis otras reviews en Press Over sabe que yo soy una persona que metió una cantidad poco sana de horas en Pokémon Scarlet y en Pokémon Legends: Arceus, dos títulos que son, indudablemente, paupérrimos en su funcionamiento y su apartado gráfico. No obstante, con todos los problemas que ellos traen a la mesa, sus caídas situacionales de FPS o sus texturas feas, aún así son jugables, algo que no se puede decir de este remake en PC de una de las franquicias más queridas de Sony, no solo entre los fans, sino puertas adentro.
Pero esta situación es inentendible, no solo en el sentido de que The Last of Us es del más alto perfil que existe sobre la faz de la tierra, sino porque no es la primera vez que títulos de la compañía japonesa llegan a PC. Pero mientras God of War, Horizon Zero Down y Returnal son demostraciones de que existe un mercado y que las cosas se pueden hacer bien, esta obra inserta una duda en la cabeza de los consumidores, que se van a pensar cinco veces antes de gastar ese dinero en un título que ya no tiene un sello de calidad indiscutida.
Según comentan en internet, la razón detrás de este mal funcionamiento viene de la mano de una versión corrompida de un programa que utilizaron quienes llevaron esta versión a PC, y con descargarte un archivo que se pone en la carpeta de instalación, algunos (muy pocos) de los problemas se solucionan. Pero aún con este arreglo tiene tirones de frames atroces, no logra alcanzar los 60 de manera fluida, aunque es cierto que por lo menos se logra ver un poco mejor, las cargas mejoran tangencialmente y es mínimamente jugable.
Más que un remaster, menos que una remake
Antes del lanzamiento de este remake en PC, mi único acercamiento a The Last of Us había sido lo que otros, en especial mi hermano, me comentaron sobre “el mejor juego de todos los tiempos”. Cuando anunciaron esta nueva versión me emocioné, principalmente porque no quería regresar a jugar una obra que tenía casi diez años, no sólo en relación a los gráficos, que en cierto punto son lo de menos, sino principalmente en lo que respecta a la jugabilidad.
Es por eso que me sorprendí, luego de pasar varias horas intentando que este funcione, al darme cuenta que, en su corazón, la jugabilidad de esta obra no se modernizó, sino que está mucho más cerca de un remaster con mucho trabajo de fondo en relación al apartado visual pero no en lo que se relaciona al gameplay.
Su sistema de stealth, si bien revolucionario para la época donde salió originalmente, se siente anticuado y tosco, así como una inteligencia artificial cuyo funcionamiento no termina de cuajar con patrones extraños, en especial a la poca agencia que te dan en caso de ser descubierto para escapar en algo que no sea: “corré muy rápido y esperá que no te maten”.
Otro de los problemas que tiene este remake de The Last of Us es el apuntado, ya que las funciones de teclado y ratón se sienten medio raras e intentar usar las armas con el joystick es muy incómodo, algo que no tiene sentido en la narrativa que quiere plantear la obra sobre Joel como contrabandista experimentado y curtido por años de apocalipsis.
¿Es esto algo malo? no. Simplemente es, y estoy seguro que hay miles de personas encantadas de volver a vivir la experiencia pero con mayor calidad, así como otros miles que están felices de poder probarlo en su forma más tradicional. No obstante, de manera personal dificultó mi experiencia y es algo que se debe remarcar.
Conclusiones
Estoy seguro que The Last of Us, sobre todo si lo jugaste en su momento como todo el resto del planeta tierra, es un titulazo de pe a pa, con una historia digna de que HBO page 90 millones de dólares por 9 episodios y con un desarrollo y timing para cambiar las reglas de qué significa ser un AAA.
Pero el tiempo es, cuanto menos, tirano y muy pocas cosas pueden mantenerse impolutas para toda la vida. 10 años en el mundo de los videojuegos son una eternidad con avances que no solo son tecnológicos, sino que también jugables, y por eso esta obra, que es más que un remaster pero menos que una remake, sirve como una ventana para ver lo mucho que avanzó el mundillo en una década.
Además de esto, su horrible funcionamiento en PC embarra aún más la experiencia para las personas que, como yo, no lo jugaron en su momento, por lo cual es también difícil poder sentarse a criticar cuestiones más metafísicas de una obra que se esfuerza por funcionar de una manera decente, lo que hace que por más críticas subjetivas que se puedan hacer sobre su jugabilidad o su narrativa, que es lo que por lejos mejor envejeció de todo el conjunto, la realidad es que no es recomendable, al menos de momento.
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