Según Microsoft, 35 millones de personas juegan mensualmente al solitario incluido en Windows. El mismo que durante en 2020 cumplió 30 años de quemar tiempo en varias oficinas alrededor del mundo.
Entiendo que este debe haber sido uno de los muchos factores que hizo que el diseñador británico Mike Bithell (Thomas Was Alone, Volume, John Wick Hex) base su nuevo “juego corto” alrededor de un juego de cartas que al día de hoy no tiene un historia de origen bien definida y, simplemente, se lo asocia como efecto colateral a la creación de la baraja de naipes.
Este “Bithell short” es el tercero en la línea de juegos cortos (Subsurface Circular, Quarantine Circular) que intentan entregar una experiencia bien pulida para audiencias modernas, que tengan en consideración el tiempo disponible de los usuarios.
Con The Solitaire Conspiracy, Bithell se encarga de enmarcar algo familiar y sencillo como es el solitario, dentro de una historia de espías utilizando FMVs (full-motion video) y texto. Centrar los juegos modernos en actividades más bien sencillas y con pocas complejidades de interacción parece ser algo que está de moda últimamente (Fall Guys, Among Us), seguramente por el aluvión de gente que comenzó a meterse en la dimensión de los videojuegos a raíz de la situación de pandemia que atraviesa el mundo entero.
La premisa es simple: en un mundo futurista, la agencia de espías Protego ha sido destruida en casi su totalidad y su último analista nos contacta alegando que somos la última esperanza para restaurar el orden y detener al culpable de esta debacle: Solitaire. Y para ello utilizaremos las C.A.R.D.S, un sistema avanzado que nos permitirá guiar diferentes equipos de espías en operaciones para recuperar lentamente el control del sistema y así recomponer Protego.
La campaña principal, que no dura más de dos horas, gira alrededor de una entretenida historia en donde no podemos confiar en nadie salvo en nuestra propia habilidad para llevar a cabo las operaciones. Operaciones que toman la forma de mesas de solitario que involucran hasta cuatro “palos” diferentes a resolver, cada uno de ellos representando un grupo de espías diferente que varían desde conductores de escape hasta inteligencias artificiales sin forma corpórea.
Diferentes operaciones requerirán jugar con diferentes grupos de espías. Vimos muchas películas de Bond para saber que no es lo mismo hackear una instalación secreta de Solitaire que coartar una red de carreras ilegales utilizada para financiar operaciones de contraespionaje.
Cada grupo de espías posee una habilidad en particular que nos ayudará a resolver situaciones no muy favorables. Para poder utilizarlas, basta con haber ubicado el as de ese palo en el centro de la mesa y tener una de las tres figuras (J, Q o K) disponibles para mover de una pila hacia otra. ¿No tenemos más movimientos posibles? No hay problema, el grupo Mantis y su fuerza bruta denotan una pila de cartas a elección, haciendo que las cartas caigan en otras pilas en orden aleatorio. ¿Necesitamos una carta que está enterrada en lo profundo de una pila? Los conductores de Drive Team Six son los mejores para llevarte de un punto a otro y se encargaran de sacar esa carta para vos.
Cabe destacar que tenemos tres usos del poder de una facción (un uso por cada figura) por partida, con lo cual el juego sigue siendo solitario en esencia, solo que con pequeñas modificaciones que les dan una bocanada de aire fresco.
A diferencia de los anteriores Bithell shorts, The Solitaire Conspiracy cuenta con dos modos además de la campaña: Countdown, para los que nos gusta competir en leaderboards online; y Skirmish, donde podremos jugar una mesa con los grupos que queramos y descubrir interacciones que tal vez en el modo historia no se den.
Honestamente, nunca pensé que me podía enganchar con un juego que literalmente es el solitario con una vuelta de tuerca, pero cuando quise acordar ya iba por la mitad de la historia y no podía dejar de jugarlo. Los FMVs le dan ese toque de película de espías, con una actuación destacada de Greg Miller (si, el ex-IGN!) como Jim Ratio. El arte es soberbio por donde se lo mire, con paletas de colores intercambiables para las interfaces y unas ilustraciones 2D/3D de los diferentes espías exquisitas. Y la música es perfecta para el tono que propone este corto, utilizando temas dinámicos que se van dramatizando a medida que nos acercamos a completar la misión (limpiar la mesa).
Bithell nunca decepciona y esta no es la excepción. No puedo dejar de recomendarles esta joyita, más que nada porque imagino que todes alguna vez en la vida disfrutamos de una buena partida de solitario, ya sea para matar el tiempo en una sala de espera o durante una estancia en el baño ante la ausencia de novedades en el scrolleo de alguna red social.
Es un muy buen punto de partida para la gente +50 que usualmente escapa a los juegos modernos por la complejidad de los mismos, dado que les va a resultar familiar pero a la vez novedoso, y de paso se están llevando una buena ficción de engaños e intriga. Esta pequeña gemita demuestra que no siempre hay que inventar algo nuevo, sino que a veces es cuestión de barajar y dar de nuevo para cumplir el objetivo de entretener y pasar un rato agradable.