A esta altura, si lees o escuchas la palabra metroidvania, probablemente la acompañes con un resoplido de cansancio y no le des ni bola al videojuego que te están por mencionar. A no ser, claro, que se trate de un Metroid o un Castlevania. Entonces, en este caso, voy a tener que hacer un esfuerzo adicional para mencionar porque Turbo Kid, a pesar de pertenecer a este género tan TAN sobreexplotado, realmente vale la pena.
Primero hagamos un poco de historia. En 2015 se estrena una película llamada justamente Turbo Kid, una historia situada en un futuro postapocalíptico protagonizada por una suerte de justiciero juvenil, quien recorre los páramos desolados y destruidos de este mundo en ruinas defendiendo a los inocentes de los malosos de turno.
El principal diferencial de esa película, además de su tono retro, radicaba en que el protagonista contaba con una bicicleta típica de BMX, los que hacen piruetas bah, y un guante especial que le daba habilidades de combate. Pero lo cierto es que la cosa se quedaba en la idea, porque en la ejecución terminó siendo más de lo mismo, y solo es digna de mención porque la trama daba perfecto para un juego.
Eso mismo pensó el estudio canadiense Outerminds, cuando lanzó un Kickstarter para financiar un metroidvania pixelart que adaptara Turbo Kid. ¿El resultado? Algo muchísimo mejor que la obra original en la que se basa.
Estamos ante un metroidvania puro y duro, en que tendremos que ir recorriendo un mapa bastante amplio de forma no lineal, mientras combatimos contra enemigos y jefes de nivel. Y a lo largo de este recorrido, encontraremos habilidades especiales que nos permitirán acceder a zonas que, en un primer momento, no podíamos acceder.
Si, ya se que leíste esto mil veces y te estarás preguntando ¿por qué debería jugar este metroidvania y no a los 300 otros que salen por mes? Bueno, porque Turbo Kid es jodidamente divertido.
Desde que arrancamos el juego y nos interiorizamos en su argumento, la aventura del protagonista a través del páramo desolado luchando contra distintos enemigos, vamos a estar pasando de sección de disparos a otra de plataformas, a combates con jefes espectaculares. Todo a un ritmo frenético, desafiante pero no frustrante, que lo hace super entretenido.
Como diferencial,Turbo Kid incluye la posibilidad de recorrer los niveles, y secuencias especiales de saltos, con la bicicleta del protagonista, lo que genera un ritmo particular y secuencias acrobáticas muy bien llevadas que le suman un montón. Lo mismo podemos decir de su apartado a lo Mega-Man, con secuencias de disparos y plataformas variadas llenas de ritmo.
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Lo que hace que todo esto funcione es un argumento que tiene su profundidad, con detalles que no contaré para evitar spoilers, y un apartado visual muy en la onda retro. Parece un juego de PC de los noventa, sumado que es un título que cualquier computadora corre sin mayores inconvenientes.
Turbo Kid es, en definitiva, un subidón de adrenalina que combina la acción de los juegos clásicos 2D con una estructura metroidvania que, si bien es de manual, se combina muy bien con su jugabilidad para ofrecer una aventura no muy extensa. De hecho, se lo puede terminar en 10 horas. Y lo consiguen en Switch y PC desde el pasado 9 de abril.