Es posible que Final Fantasy Tactics haya sido uno de los títulos a los que más horas de mi vida le dediqué. Nuestra Playstation 1 ya estaba en esa época fatídica donde no se bancaba nada con gráficos demasiado exigentes y había que darla vuelta para hacerla arrancar. Entonces, una alternativa simple de gráficos sencillos y horas de estrategia fueron perfectos para ese contexto. Hoy, cuando este juegazo impresionante cumple 25 años, además de hacerme sentir vieja, reflexiono cuáles son las cualidades que tuvo para ser tan bueno, memorable e icónico.
Único dentro de su propia saga
Ya de por sí, Final Fantasy Tactics fue el primer juego táctico dentro de la franquicia, por eso, de algún modo, siempre parece que hiciéramos trampa cuando decimos que este es nuestro Final Fantasy favorito… la experiencia no se siente realmente como uno de ellos, sino más bien como un título que lleva su nombre por la estética y locaciones, pero ofrece otras mecánicas muy distintas que nada tienen que ver con los JRPGs.
Ya en su salida vendió nada menos que 1.4 millones en Japón y 2.4 millones mundialmente con su lanzamiento al año siguiente. Si embargo, no deja de ser un clásico de culto más valorado como una joya de nicho: no es raro encontrar fans de Final Fantasy que nunca tuvieron la oportunidad de probarlo.
Gameplay roto pero eficaz
Una de las cosas que nunca va a dejar de sorprenderme de este juego es que su carisma y magia residen justamente en lo roto que está. Es fácil escalar el poder de nuestros personajes y llevarlos al límite.
Básicamente el sistema de jobs nos permite entrenar habilidades que luego podemos equiparnos para combinar… en castellano, significaría que podemos ser magos que tiran patadas ninja y curan a sus aliados… hermosa sopa. Para quienes ya conocen del tema, también saben que hay ciertas clases legendarias, tener un matemático con Holy era lo que en Argentina llamamos “un afano”.
Los personajes no se quedaban atrás en este proceso, luego de un determinado punto de la historia, jugar con Orlandu también era una decisión que favorecía más la comodidad que el desafío.
¿Entonces cómo es que con todo esto siguió funcionando? Justamente porque Final Fantasy Tactics premia la paciencia; llegar a ese momento “overpowered” significa parirlo (y acá solo voy a mencionar la batalla de Wiegraf, habrá quienes lo entiendan). Todo se construye lentamente y ninguna estrategia se parece a la anterior, esto hace que tenga un tremendo valor de rejugabilidad de acuerdo a las herramientas que pongamos en marcha para armar un equipo.
La posibilidad de encuentros espontáneos, análisis de terreno, control del azar mediante los signos zodiacales y la enorme variedad de personajes secundarios y principales, convierte a Final Fantasy Tactics en una obra maestra de la diversión, porque la mejor parte no sucede exclusivamente durante las batallas, sino en el tiempo que dedicamos a profundizar en la estrategia detrás de bambalinas, usando nuestra inteligencia para obtener el mejor resultado.
Game of Thrones sin saberlo
Personalmente creo que esta es la característica que más enamora del título. Más allá de que la trama está buenísima y eso es algo que se entiende por descontado, la saga Final Fantasy en general no acostumbraba mostrar este nivel de conflicto político.
La lucha de clases y la crudeza con la que acontecen asesinatos, conspiraciones y secuestros son el pan de cada día en Tactics; que irónicamente contrasta con su colorido pastel y unos diseños de personaje chibi que, naturalmente, asociaríamos con temáticas infantiles o tiernas.
Si tuviéramos que simplificarlo muchísimo, estamos frente a la historia de dos amigos que son separados por la lucha social. El que termina convirtiéndose en villano tiene más razón de la que nos gustaría admitir y el maquiavelismo en el que se ve envuelto (a causa de las injusticias) es lo que traza la línea divisoria entre ellos. A la larga, Final Fantasy Tactics te deja pensando muchísimo, porque no hay una respuesta correcta o una mejor solución para el conflicto que se desenvuelve en Ivalice.
Además… es un juego anti iglesia (aguante).
Una fiesta estética
Todo este gameplay de larga data combinado con una historia apasionante, convergen en la cuna de una musicalización simple pero hermosa, maridando con un look and feel dignos de ejemplo para diseño ux/ui. Es que Final Fantasy Tactics provee del ambiente perfecto para poder jugarlo por horas y no cansarse nunca ni de su música, sus colores, sus personajes y su estilo incomparable.
Solo falta la remake
A esta altura del partido, todavía me pregunto cómo puede ser que volver a jugar Final Fantasy Tactics sea tan difícil y vedado a muy pocas plataformas.
Muchos han tratado de imitarlo en el proceso, como Fell Seal y Triangle Strategy; y no digo que no los haya disfrutado, pero ninguno logra calmar la sed de volver a Ivalice con Ramza y Delita.
Dale… ¿Qué les cuesta sacar una remake después de 25 años?
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Todavia me canto las canciones de memoria en momentos random, y encima estando en Spotify peor jajajaj