Alicia sigue cayendo por la madriguera del conejo. Desde los libros originales hasta el día de hoy, más de un siglo de caída libre para una niña que sólo quiere saber qué hay en el fondo.
A través de varias adaptaciones, en múltiples medios, se han tomado muchas decisiones con respecto a qué conservar en cada versión. Personajes que desaparecen, criaturas que se transforman y eventos que se inventan. Pero todas, películas, cómics, animaciones e incluso videojuegos, conservan esa caída inicial. Hay algo muy interesante en tener que sumergirse para ingresar a un nuevo espacio.
La historia original surge como invento para entretener a una niña inquieta. Alicia en el País de las Maravillas relata la historia de una muchacha que se le parece mucho, insatisfecha con el mundo real, con muchas sugerencias sobre cómo mejorarlo. Cuando se queda dormida (o tal vez no), encuentra un reino que coincide mucho con sus fantasías, pero que, progresivamente, se vuelve hostil hacia ella.
Como en muchos viajes introspectivos, sólo se encuentra con lo que ella misma lleva consigo. Todas sus ideas se ponen en su contra, llevando a que deba emprender un regreso a casa, de vuelta al mundo real, que ahora no parece tan malo como en un principio.
American Mcgee’s Alice continúa con esta línea. Años después de sus viajes, Alicia (ahora pelirroja) es una adolescente internada en un hospital siquiátrico. Sus padres murieron en un incendio y eso la quebró por completo, la llevó a la locura.. Es entonces que sus viejos amigos la reclaman, el País de las Maravillas vuelve a llamarla, y se encuentra con que todo ha cambiado de maneras monstruosas.
Un nuevo gobierno ha llevado a que todo se vea diferente, alterado, y los lugares que recorrió en su momento dejaron de existir como tales. Pero ya no es una niña. Esta vez no huye, sino que lucha para restaurarlo. Enfrenta al mismo tiempo las amenazas de este reino y su propia culpa por el fuego.
Vuelve a presentarse, una vez más, la figura constante de la caída. En su primer instancia puede haber sido un salto desde el aburrimiento hacia las profundidades de la fantasía y de la imaginación, una aventura que lleva a explorar a partir de la insatisfacción. Por otro lado, en este caso, Alicia es llamada de vuelta a este mundo que ya no le resulta familiar.
Existe un crecimiento. Su viaje inicial estaba impulsado por la exploración egoísta, mientras que su regreso involucra ayudar a sus amigos. De manera voluntaria, ella salta desde la seguridad de un hospital hacia los peligros de la locura para poder mirarlos cara a cara. Después de todo, sabe que hay un vínculo entre su mente y este reino.
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Este cruce de espacios fantásticos con reflejos íntimos brinda la perfecta oportunidad para implementar estéticas aterradoras. Sus fobias personales se mezclan con las costumbres culturales del período, y es por eso que aparecen espacios verdes invadidos por maquinarias industriales de fin de Siglo XIX. Choques de estilos que ponen evidencia el caos que rige.
El Sombrerero Loco, por ejemplo, pasa a estar mecanizado, compuesto por enormes engranajes que fuerzan su comportamiento. Además de ser una fantasía steampunk, implica viejas amistades cuyas posturas cambian ante un nuevo régimen, una tragedia tradicionalmente europea.
Pero Alicia se sumerge, se enfrenta a las fuerzas opresivas, pierde amigos en el camino, no se rinde. Logra vencer a la nueva Reina Roja, restaurando el País de las Maravillas a su condición original y le ofrece una nueva oportunidad de florecer. Después de eso, es liberada del hospital. Vuelve a sonreír. Ese, tal vez, sea el punto más fiel de esta adaptación: aparecen dos interpretaciones igual de válidas acerca de lo sucedido.
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El Conejo Blanco y el Gato de Cheshire que acuden a ella en el hospital pueden ser manifestaciones mentales de su angustia ante la tragedia de su familia, y puede que su lucha represente la superación que debe atravesar para salir de la locura. Pero también es posible que se trate de un genuino viaje maravilloso.
Con animales mágicos que destrozan paredes para llevar a su amiga a un sitio en ruinas. Donde debe librar batallas con un cuchillo en la mano. De la misma manera, nunca sabremos cuánto de Alicia en el País de las Maravillas es realmente un sueño.
Más de diez años tras el juego original, se desarrolló una secuela. Alice: Madness Returns. A través de la hipnosis, logra reexaminar la muerte de sus padres, por lo que vuelve a este espacio mágico a pelear contra teteras y a ponerse vestidos coloridos.
Pero, a pesar de los intentos de justificar la narración y la insistencia de un nuevo terapeuta, esta historia termina siendo una experiencia inferior. Opta por visitar ubicaciones conocidas una vez más en lugar de explorar mundos nuevos, desperdiciando una oportunidad hermosa para crecer.
Pretende centrarse en la belleza de los paisajes, cuando la emoción debería estar en volver a encontrar nuestra protagonista y ver cómo ha cambiado.
Y se convierte en una tragedia porque, lamentablemente, esta secuela abre traumas que ya habían sido solucionados.
Y Alicia vuelve a caer.
Eso es algo que no cambia.
Alicia sigue cayendo por la madriguera del conejo.