Si Call of Duty 4: Modern Warfare pudiera votar, el año pasado podría haber ejercido su derecho cívico por primera vez (en Argentina). Si, ya más de 16 años nos separan del lanzamiento de uno de los títulos más icónicos del siglo XXI. Uno que está presente en más de una decena de listas de mejores juegos de la historia. Uno cuyas secuelas suelen liderar rankings de ventas anuales, y que suelen estar en el podio de los más jugados en todas las plataformas.
¿Cómo se me pasó un título así? Mi idea original era echarle la culpa a la plataforma: a principios de 2008 me compré una Wii, y la moda de los shooters marrones la asocio mucho más a las consolas “grandes” de esa generación. Sin embargo, CoD 4 tuvo su versión para Wii, así que no tengo excusa.
Digamos que estaba muy ocupada en jugar los first party de Nintendo. Si bien me gustan los FPS, también es cierto que no son necesariamente mi género favorito. De hecho, nunca había jugado ningún Call of Duty hasta ahora, porque la temática militar me atrae poco y nada. Pero ahora justo andaba necesitando algo medianamente corto e inspirador para escribir, así que un juego cuya campaña dura cerca de 5 horas (!) y tiene gran relevancia histórica, me pareció un planazo.
Las mecánicas de la maquina de guerra
Mi primera impresión es… ¿Qué le vieron? Porque CoD 4 no fue un fenómeno sólo de los dudebros más básicos. Como dije más arriba, Modern Warfare está en muchísimas listas de los mejores juegos de la historia. En Metacritic tiene más de 90 puntos y sello de “Must play” en todas las plataformas principales en las que se lanzó (PC, PS3 y X360).
Si, es cierto que en su momento fue innovador el cambio a una ambientación moderna, y que eso definió una de las corrientes estéticas más importantes de la séptima generación de consolas. Pero salvo eso… ¿Qué trajo de nuevo?
A nivel mecánicas, es un shooter post-Halo (loadout de dos armas, salud que se autoregenera, etc) bien ejecutado. No hay ninguna novedad. Tampoco está MAL, pero es raro que un juego que fue una bisagra en la industria sea tan parecido a lo que vino antes.
En todo caso, algo que llama la atención en la campaña single player es el grado de ilusionismo: el juego nos quiere hacer creer que estamos tomando decisiones, pero en realidad es todo un montaje.
Para dar un ejemplo muy obvio: en la medida que no avancemos, los enemigos respawnean infinitamente. Si encontramos un lugar seguro donde apostarnos a disparar, nunca dejarán de aparecer nuevas víctimas con vocación suicida. Sin embargo, si avanzamos a toda velocidad, nuestro equipo se encargará de limpiar todo enemigo que haya quedado rezagado. ¡Incluso sucede con vehículos blindados en el penúltimo nivel del juego! Sos el único soldado con la capacidad de reventar un carro de asalto, pero si corrés y lo dejás atrás alguien más descubrirá la manera de hacerlo. Y bueh.
Este grado de ilusionismo hace que se note que todo es una fachada. Escenarios que parecerían bastante naturalistas terminan revelándose como cartón pintado. Si, es cierto que todo mapa de videojuego es así, pero el objetivo debe ser mantener la ilusión. Si a mi me siguen llegando enemigos como si salieran del auto de los payasos, dejo de creer en la ficción.
Merece un párrafo aparte el multiplayer. Y digo un párrafo porque más que eso no puedo decir, no soy muy fan del formato. Lo probé un rato, llegué a mi primer ascenso, y supongo que habrá sido excelente en su momento. Hoy celebro que siga existiendo (no es poca cosa en esta época de cierre de servidores), y a la vez no es algo en lo que pueda pasar demasiado tiempo. No es lo mío, y si decidiera entrar a un shooter multijugador hay opciones modernas más interesantes.
Teatro de Operaciones
Pero tal vez el éxito de Modern Warfare se deba a algo que no tiene nada que ver con las mecánicas, sino con su ambientación. Es cierto que en 2007 fue innovador: por raro que nos resulte hoy, la guerra contemporánea no era un tema sobreexplotado en shooters en esa época. Tampoco era el primero, pero la mayoría eran del subgénero táctico, simulaciones más realistas como Rainbow Six o SWAT.
Modern Warfare eligió ir a un universo muy cercano: el de los noticieros. Parece increíble pero este título fue lanzado durante la presidencia de George W. Bush, en medio de la ocupación militar de Irak y Afganistán. Los videojuegos llegaron a ese universo antes que el cine, y por eso algunas secuencias (como la del bombardeo desde el AC-130) nos remiten primero a los informes de noticias y no a otras ficciones.
Tal vez por eso el juego fracase totalmente al crear personajes. Los dos protagonistas principales de Modern Warfare, “Soap” McTavish y Paul Jackson (tuve que googlear para recordar su nombre) son hojas totalmente en blanco. No sabemos nada de ellos. Nada de nada. ¿Tienen familia? ¿Dónde crecieron? ¿Paul se hizo soldado por vocación patriótica, o para juntar plata para pagar la universidad? ¿”Soap” es hincha de algún club de fútbol?
No, son una incógnita total. El juego parece mucho más interesado en contarnos estadísticas de las armas y vehículos que en sus propios protagonistas. Por eso me sorprende que en reseñas retrospectivas del juego se destaque el giro que representó la muerte de Jackson por la explosión nuclear. ¿Importa que muera un personaje así de vacío? A mi, al menos, no.
Y algo similar me pasa con el otro gran giro de la historia, la ejecución del presidente Al-Fulani al principio del juego. ¿Sorprendente? Tal vez. ¿Movilizante? Honestamente no, nunca supe ni quién es, ni qué piensa, ni qué hizo por su pueblo. Pero bueno, acá estamos teniendo que hablar de…
Esa cosa que empieza con P
“La guerra es la continuación de la política por otros medios”
Mariscal Karl von Clausewitz
Como dice el gran teórico prusiano de la guerra, no podemos hablar de ésta sin hablar de política. Necesariamente todo juego de guerra es político. Y acá obviamente hace agua.
En primer lugar, ¿por qué son tan malos los malos? ¿Qué motivación tienen como para enfrentarse al mismo tiempo a la Federación Rusa y a las fuerzas de la OTAN? Tenés que tener convicciones fuertísimas para jugártela así, y sin embargo ellos lo hacen. ¿En qué creen?
No lo sabemos. El dictador Al-Asad parece ser una versión ficcionalizada de Saddam Hussein. Sin embargo, no sabemos por qué hace lo que hace. ¿Saddam Hussein hubiera detonado una bomba nuclear en su capital? Jamás. Y estamos hablando de un tipo que usó armas químicas contra su propio pueblo.
¿Es Al-Asad un nacionalista árabe como Saddam, o como su homónimo presidente de Siria en la vida real? No lo sabemos. Parece improbable, porque al exiliarse después de la destrucción de su país se refugia en Azerbaiyán, un país de mayoría islámica pero no árabe. ¿Es un islamista radical como Osama Bin Laden, el otro cuco de esa época? No parecería, no parece haber simbología religiosa ni en sus discursos ni en sus fuerzas armadas.
Y a todo esto, ¿en qué país transcurre la acción? A diferencia de otras locaciones como Rusia o Azerbaiyán, el país que toma Al-Asad no tiene nombre. Sólo se habla de “Medio Oriente”, una región que sabemos que es perfectamente monolítica y no contiene diferencias nacionales, étnicas o religiosas en su seno.
(Por cierto, estoy siendo sarcástica)
En el lado ruso: ¿Por qué los “ultranacionalistas” usan insignias soviéticas? ¿Son nacionalistas rusos o comunistas? ¿Si son nacionalistas rusos, no es medio raro que hagan causa común con musulmanes en medio de su propia guerra contra insurgentes chechenos (que se extendió hasta dos años después del lanzamiento de Modern Warfare)?
La única respuesta que podría dar cuenta de todo esto es que no hay ninguna motivación real detrás de sus acciones. Los enemigos son simplemente MALOS. Porque son MALOS es que pueden reventar una bomba nuclear en medio de sus compatriotas, algo que ni el terrorista más desquiciado haya hecho jamás en la historia (hasta la fecha, las únicas bombas nucleares detonadas sobre población civil fueron obra de EEUU).
Sé que no estoy descubriendo la pólvora. Sabía en lo que me metía, el propio juego en sus créditos le agradece a numerosas unidades militares por su asesoramiento. Nunca ignoré que se trataba de una obra de propaganda, sólo que no esperaba que fuera tan torpe.
Esperaba, al menos, alguna defensa de por qué es importante la victoria de EEUU y sus aliados. Esperaba ver a sus fuerzas como agentes virtuosos, no cometiendo crímenes de guerra. Algo que, dicho sea de paso, ni siquiera recibe mención en el juego. Y ya que estamos… ¿saben los guionistas que usar uniformes enemigos y ejecutar prisioneros indefensos es un crimen de guerra?.
A casi 17 años de su lanzamiento, Modern Warfare no tiene amenazado su lugar en la historia. Sin lugar a dudas definió a su generación, y llevó a que hasta hoy en día Call Of Duty siga teniendo una relevancia inusitada. Sorprende, sin embargo, que permanezca siendo parte del canon. No es un mal juego, pero este tanque está lleno de agujeros de bala.